Colombia actúa, Sarkozy sonríe
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Pedro PicónLa liberación de Íngrid Betancourt despierta el entusiasmo en la sociedad francesa. ¿Se apuntará Nicolas Sarkozy los beneficios políticos de este éxito de la armada colombiana?
La clase política francesa no disimula su alegría ante la liberación de Íngrid Betancourt. Secuestrada durante seis años por las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), una de las guerrillas más antiguas de América latina, la ex rehén franco-colombiana se reencontró el jueves con su familia en el aeropuerto de Bogotá, la capital colombiana.
Aunque sus primeras palabras de agradecimiento las dirigiera al presidente francés, Nicolas Sarkozy, el papel de Francia en este conflicto parece haber sido insignificante dado los últimos acontecimientos. En efecto, la liberación de Íngrid Betancourt es el resultado de una operación de infiltración llevaba a cabo por el ejército nacional colombiano.
Fuerza contra diplomacia
Si hoy parece estar en mejor estado de salud que cuando la veíamos en los vídeos enviados el invierno pasado, es sobre todo porque las FARC se dieron cuenta de que las imágenes de esta mujer debilitada no beneficiaban a su reputación. Por tanto, decidieron tratarla un poco mejor tras la difusión del vídeo en navidad y han tratado su hepatitis B. Nada que ver entonces con el discurso televisado de Nicolas Sarkozy a favor de su liberación.
Más bien al contrario: la actitud de Francia habría perjudicado a la operación, razón por la que no fue avisada de antemano. Ha sido mantenida al margen, a diferencia de los estadounidenses, ya que la postura gala rechazaba las operaciones militares, consideradas demasiado peligrosas, por lo que habría seguramente vuelto a recomendar recurrir a medios diplomáticos.
Al contrario que Colombia y sus aliados en la lucha contra el terrorismo, Francia ha rechazado siempre toda operación militar, privilegiando la vía diplomática y el envío de emisarios secretos.
La nueva Marianne
Sin embargo, es Sarkozy el que más se aprovecha. Recordad si no, al principio de su presidencia, cuando Nicolas Sarkozy afirmaba que “estaba dispuesto a ir a buscar” a Íngrid Betancourt a lo más profundo de la selva colombiana en persona si fuera necesario. Incluso si el alcalde de París y candidato al secretariado general del Partido Socialista, Bertrand Delanoë, pedía el jueves por la mañana que no se hiciera “ningún aprovechamiento político” de este feliz acontecimiento, Sarkozy no desperdiciará ninguna oportunidad para recordar que fue durante su presidencia, y no en la del ex presidente Jacques Chirac (que sin embargo se había ocupado del caso durante los días menos favorables), que se produjo la liberación.
Este hecho viene que ni pintado para subir la moral a los franceses, en el momento en que el poder adquisitivo débil y el encarecimiento del petróleo los tenían de capa caída. No hay más que observar la manera en que los principales medios franceses celebraban la liberación de Betancourt, casi convertida en heroína nacional, la referencia francesa que ha luchado por su libertar y que nunca ha dudado poner su vida en peligro para conseguir una verdadera democracia en Colombia. Era la nueva Marianne (imagen alegórica de la República francesa), el símbolo de una sociedad que sufre pero que es fuerte. Un buen golpe de suerte publicitario para el equipo de Sarkozy, sin duda.
Translated from La Colombie agit, Sarkozy sourit