Cibercafés chinos en Prato: ¿Integración o aislamiento?
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Concha HierroDe los 35 millones de chinos que viven fuera de China, 180.000 están en Italia. Una investigación explora si el uso de los cibercafés por los inmigrantes en esta provincia toscana les integra en la comunidad italiana.
La provincia de Prato, en Toscana, tiene la mayor comunidad de inmigrantes chinos en Italia, y es la tercera en Europa, tras París y Milán. Se estima que 14.000 de los habitantes de la región (un 8%) son chinos, pero la cifra podría ascender a 30.000. Alrededor de 2.400 pequeños negocios les dan trabajo como obreros, llegando a componer un cuarto de la industria textil local, enraizada en Prato desde el siglo XI. En el año 2000, esta misma industria textil empleaba a 45.000 personas, el 14% de los residentes del distrito.
Estos migrantes chinos han sido estereotipados en los medios europeos. Los medios británicos retratan los alborotos en pro de la protección social, sucesivas crisis económicas y trabajos forzados de esclavo. El semanario alemán Der Spiegel informó en 2006: “A los no-chinos se les niega el uso de los cibercafés, donde además las ventanas están cubiertas con cintas de una película negra”. Los relojes en las paredes son una evocación constante a que China está siete horas atrás. Mientras que el gobierno y grupos de comunidades adoptan una imagen de calma y de sociedad civil humanitaria, este estudio de octubre de 2007 explora el peso social de los trabajadores chinos del textil tomando como referencia los cibercafés de Prato.
Internet feliz
Seis de cada 16 cibercafés en Prato son de propiedad china
Seis de cada 16 cibercafés en Prato son de propiedad china, abren de día y de noche, tienen más de cien ordenadores y no ofrecen casi ningún otro servicio, excepto descuentos a los usuarios más asiduos. Los chinos jóvenes chatean y juegan con videojuegos en línea. Los cibercafés ayudan al aprendizaje de lengua italiana, fortalecen las relaciones de los migrantes con la ciudad de Wenzhou (de donde son originariamente un 80% de ellos) y facilita el acceso a la cultura china, la música o las noticias. También ayudan a que los recién llegados puedan encontrar un empleo, gracias a los tablones de anuncios expuestos en estos establecimientos.
Estos establecimientos, cuyos usuarios son en su mayoría hombres, funcionan como una primera plataforma de inserción para los inmigrantes chinos y un lugar donde socializar: un 81% de los visitantes vienen con amigos y un 20% de los usuarios “que vienen solos pronto hacen amigos”, añade el dueño de uno de estos cibercafés. Además, el acceso a Internet se usa para contactar con amigos en China.
La diáspora china en Europa, ‘el tablero de ajedrez’
“Hay italianos que vienen de vez en cuando”, menciona el gerente de un ciber. Por ejemplo, una chica china trae a su novio italiano para usar las cámaras web y presumir de él ante sus antiguos novios en China. La censura en Italia es mucho menos restrictiva que en China. La diáspora china en Europa está muy bien interconectada, aunque la necesidad de compartir las experiencias de la cultural tradicional local puede no ser tan fuerte. “Hay una pequeña intención inicial de echar raíces”, asegura un propietario de un ciber. “Sé de gente que va a otras ciudades de Italia, Francia, Alemania o España. Para nosotros los chinos, no importa qué trabajo o cuántas horas, solo importa trabajar. Ellos tienen puntos de referencia en sus ciudades. Los inmigrantes chinos ven Europa como un tablero de ajedrez donde poder moverse libremente, yendo de país en país buscando oportunidades”.
Los inmigrantes chinos perciben Europa como un tablero de ajedrez donde moverse con libertad
“Los chinos que vienen a Prato tiene un nivel bajo de educación”, añade un negociante chino, y recomienda hacer hincapié en el aprendizaje de la lengua y tecnología de ordenadores. “La gente no piensa en un futuro a largo plazo, no lo planean”. Él tenía once años en 1989 cuando su madre se mudó con toda la familia de China a Prato para reencontrarse con un pariente. Mientras su madre y hermana pasaban sus días cosiendo, él pudo completar su educación primaria y secundaria.
La brecha italo-china
El contraste con los ciber no chinos es fuerte si estos son regentados por italianos o surasiáticos. Las horas de apertura rondan aproximadamente las de la mayoría de negocios y casi todos ofrecen entre ocho y veinte ordenadores, además de una variedad de servicios que incluye llamadas internacionales, fax, fotocopias y servicio de correos. Gran parte de los usuarios vienen solos y permanecen periodos de entre 20 y 30 minutos. El correo electrónico y el chat son muy comunes, pero la búsqueda de información se lleva la palma. En cambio, el uso de videojuegos es mínimo.
Así, los ciber chinos son una evidente muestra de los diferentes antecedentes socio-económicos, tipos de empleo y hábitos de ocio. Pero, ¿son estos lugares una herramienta de integración en la sociedad de Prato? Son muy importantes para los trabajadores en Prato, pero parecen funcionar como islas en una corriente. El uso público de Internet es común e importante para ambas comunidades, pero sirve a diferentes propósitos a chinos e italianos.
Los autores son investigadores del Centro de investigaciones sobre comunidades en la red, de la facultad de Información y Tecnología de la Universidad de Monash.
Translated from Chinese textile workers use internet points in Prato