Cenas secretas: 'Supper clubs’ entre Londres y París
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Diana Irene ArancibiaCon todo lo que se habla del pesimismo causado por la recesión, los recortes y los impuestos, puede ser fácil olvidar cómo ver el lado positivo de las cosas. Si la necesidad es la madre del invento, dejemos que la depresión económica produzca la inspiración. Y de paso, disfrutemos de una comilona.
Los impuestos suben y suben en Gran Bretaña y los precios siguen el mismo camino: el simple placer de compartir una buena comida con amigos y amigos de amigos se ha convertido en un lujo para muchos. Si, como una de cada cinco personas que viven en Londres, estás alquilando una habitación en una casa compartida con poco espacio comunitario, la opción de una cena casera tampoco parece muy buena idea. Sin embargo, en el problema mismo está la solución (una fórmula al estilo de Ouroboros, que podría aplicarse a más problemas de la recesión que vivimos): consigue que extraños te inviten a su casa, déjales que te cocinen una buena comida, abundante pero delicada al mismo tiempo, en un ambiente encantandor y paga solo lo que realmente cuesta.
Desde Brixton al distrito 14 de París
'Había estado buscando algo así como ‘cenas secretas’ sin saber si quiera que existían; en ese tipo de eventos, la calidad es mucho más importante que la cantidad tanto en cuestiones de comida como de atmósfera y de la propia experiencia", dice Nicholas Horton, un francés que vive en Londres. Secret supper clubs (clubes secretos de cena) , underground dining (cenas underground) y guerrilla restaurants (restaurantes guerilleros) son algunos de los términos que se usan para calificar el fenómeno, pero cada noche es única. Uno de esos supper clubs, regentado por un curioso personaje de bigotes que bien podrían ser de otra época y al que solo le falta una bici para completar el cuadro, ofrece un paraíso que ningún restaurante tradicional podría imaginar: una extravagante decoración, entre desaliñada y cool, comida local y un ambiente acogedor en el corazón de la multicultural Brixton, al sudeste de Londres.
Las reglas del 'Saltoun Supper Club' son simples y lógicas: Si vas a cenar allí, tiene que ser tu primera vez, o al menos estar acompañado por alguien que no haya estado antes. Así, se aseguran la expansión de la filosofía del negocio. A la hora de pagar, todos los comensales tienen que dejar su aportación encima de la mesa. También se sugiere llevar una botella que vaya bien con su comida (la ley permite a las personas donar dinero para comer en una residencia privada, pero se pone un poco más quisquillosa cuando se trata de alcohol): lin la alta tarifa que imponen los restaurantes por descorchar las botellas o su margen de beneficio, se puede disfrutar de un vino de mucha más calidad, aunque venga directo del supermercado. En unos tiempos en los que la comunicación tiende a depender cada vez más de la pantalla de un ordenador, es reconfortante romper las barreras que nos limitan y hablar directamente los unos con los otros.
La idea, aunque es no estrictamente nueva, está todavía en pañales. En distrito 14 de París, Jim Haynes lleva celebrando cenas similares más de treinta años. "Me enteré de la cena gracias a un link en la web de una librería inglesa (Shakespeare & co English bookshop) mientras buscaba ofertas de trabajo", dice Shakira Jones, periodista inglesa de 26 años que vive en Roma. "Había leído que esto ha estado sucediendo todos los domingos durante 25 años, así que me parecía algo histórico. También sabía que el hombre que lo organiza dirige una pequeña editorial, por lo que el ingrediente literario hacía el evento mucho más apetecible. Me gusta la idea de que muchos extraños se reúnan en casa de alguien y de cenar con personas de todo el mundo. Y no de cualquier manera: es una cena con mayúsculas, en lugar del tradicional encuentro en un bar. Es como si fuera un ritual y las conversaciones siempre son mejores con algo de comida por medio".
Supper clubs en Dublín y, quizás, en Roma
El supper club que, según dicen, lo inició todo, sigue funcionando con éxito en Londres: Horton Jupiter está al cargo de 'The Secret Ingredient' (con quien puedes contactar en su correo electrónico: [email protected]). Allí, las reglas formales de las cenas tradicionales se desdibujan y se olvidan rápidamente: es lo que pasa cuando una docena de personas se unen a la conversación de la mesa del vecino, suben a la primera planta para compartir historias en torno a un cigarrillo o, en el peor de los casos, entrablan una educada conversación sobre el local. Dublín también entiende de cenas secretas. Uno de sus locales ofrece copiosas cenas por una donación de solo 31 libras (unos 35 euros), que solo se acaban cuando no hay más que migas en los platos y se ha agotado la última gota de alcohol (nada de limitaciones horarias). "Alguien ha llevado también la idea a Roma, pero ha copiado palabra por palabra la publicidad de las de París", explica Shakira. "Eso no es que sea muy original y además, los italianos no son de esos que invitan a extraños a cenar a sus casas. Roma no parece tener una comunidad internacional tan fuerte como la de París, ni ese ambiente bohemio de la capital francesa, por lo que no creo que aquí el sistema funcione".
En definitiva, no se necesitan cocineros con muchas estrellas Michelín para satisfacer nuestros deseos culinarios, ni grandes escenarios para crear un ambiente alternativo. "Me gustaría que los supper clubs evolucionasen utilizando ideas antiguas como el trueque y desterrando el dinero definitivamente", cuenta Nicholas. "Además, deberían incluir otras actividades, no solo el hecho de cenar juntos". En el fondo de todo el asunto, una pregunta: ¿Qué otras cosas positivas nos dejará la recesión?
Y para comer... Comparación entre un supperclub de Londres y otro de Dublín
Entrantes: Jamón ahumado con puré de higos, Velouté de Apio con Trufa tostada y un vaso de ProseccoVS entrantes como chorizo; ensalada de pimiento asado o sopa de tomate, cilantro y coco (vegetariana). Todas con ensalada de corazón de apio, manzana y piñón ( vegetariana)
Primer plato: Pato asado y verduras de temporada VS trucha ahumada picante (de www.goatsbridgetrout.ie) con ensalada, patatas y espárragos o berenjenas, sésamo, tomate y pasta horneada (vegetariana).
Postre: Bandeja de chocolate VS mousse de chocolate o ensalada de frutas (vegetariana)
Foto portada y texto 2: © 2007, Arno Rupert Maasdorp para eatwithyoureyes.net para Saltoun Supper club; Foto texto 1: © cortesía de The Secret Ingredient
Translated from Supper clubs between London and Paris