Bratislava: Fiesta sin fronteras
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Sara Fuertes LópezBratislava se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares más queridos para salir de fiesta. Eslovacos y austríacos bailan juntos en la multitud de bares y pubs de la ciudad. ¿Podría llegar a convertirse este turismo de fiesta sin fronteras en una moda permanente?
Nos adentramos en el subsuelo, en el sentido más literal de la palabra. Incluso si el bar está custodiado por una estatua de Buda, el ambiente se aleja mucho de ser ascético. Casi todos los clientes del local disfrutan de un cóctel o de una cerveza. La música ensordecedora casi no deja mucho lugar a la meditación. Sin embargo, no está tan alta como para no darse cuenta de que muchos de los que están allí hablan inglés o español, no sólo eslovaco.
Billetes baratos y asequibles precios en las bebidas han hecho que Bratislava haya recibido el apodo de 'Partyslava'. Hace mucho, esta ciudad era, sobre todo, uno de los destinos turísticos más queridos por los británicos, que celebraban allí sus despedidas de soltero. Sin embargo, últimamente viajan cada vez más jóvenes de Viena, y Austria en general, para salir de fiesta en la capital eslovaca.
Quedamos con Richard y Bernadette, dos jóvenes austríacos de Hainburg, una pequeña ciudad justo en la frontera con Eslovaquia. Ambos entienden mucho de ir de pubs traspasando las fronteras. Richard, que trabaja para un teatro vienés, ha ido muchas veces a Bratislava, la primera vez con 17 años: “Por aquel entonces me aburría bastante porque todos los bares en Hainburg eran iguales. Por eso crucé la frontera con mis amigos”, nos cuenta. “En Bratislava hay mucha gente joven, abierta y cosmopolita. Así que simplemente fuimos allí, aún sin conocer ni un solo bar”.
¿Las mejores fiestas vienesas?: En Bratislava
Si eres de Hainburg, entonces Bratislava te queda muy cerca. Con el autobús 901 del transporte público, el trayecto dura alrededor de 22 minutos y, si eres menor de 26, pagas sólo 75 céntimos. Las bebidas son mucho más baratas en Bratislava que en Austria, por eso parece lógico que en la región fronteriza se tenga predilección por ir a Bratislava antes que a Viena. ¿Cuáles son los mejores bares y pubs? Richard y sus amigos van a menudo al Sky Bar, en las inmediaciones de la embajada americana. “Allí hay una terraza en el tejado y la selección de bebidas es también buena”.
Irena es de origen serbio pero ha vivido durante algún tiempo en Viena antes de mudarse a Bélgica, el año pasado, como estudiante Erasmus. También ella defiende el cruzar la frontera para ir de fiesta. Apenas había llegado a Viena cuando Irena le preguntó a un chico de Bosnia por sitios para salir. ¿Su respuesta? “Para ser sincero, las mejores fiestas de mi vida en Viena las he tenido en Bratislava”. Irena rió y él la invitó a su próximo viaje para salir de fiesta. Al final se convirtieron en 5 ó 6 viajes por año. El grupo iba sobre todo al Cirkus Barok, al Nu Spirit Bar o al RIO. “Quizás estos pubs no tienen súper buena pinta, pero el ambiente es mucho más espontáneo, sin lugar a dudas”, dice Irena. “Además, los hombres piensan que las chicas son más guapas en Bratislava que en Viena”, añade riendo.
También Bernadette estuvo hace poco en Bratislava para celebrar con Richard el cumpleaños de un amigo. Para ella, ésta era su primera fiesta cruzando la frontera. “Los bares allí son distintos, pero justo eso es lo que busca la mayoría”, nos explica. “Simplemente ver algo distinto”. Aunque era la primera vez que Bernadette iba de fiesta a Bratislava, conoce bien de oídas el panorama en la capital eslovaca. Su hermano es batería y toca en dos grupos de jazz internacionales –en jEzzSPRIT y Gabo Jonas Trio– y actúan a menudo en Bratislava. “He oído hablar de conciertos geniales en Bratislava por parte de miembros de grupos austríacos, por lo que me gustaría verlo alguna vez”, nos cuenta Bernadette.
Incluso habiendo estado Austria y Eslovaquia separadas por el Telón de Acero durante cuatro décadas, ni Bernadette ni Richard encuentran diferencias entre ambas capitales. “Bratislava se parece a Viena, con muchos grafitis chulos”, dice Bernadette. “Es una ciudad que está cambiando, por eso no puede ser tan distinta”.
Menos posar y más salir de fiesta
Sin embargo, la primera impresión de Bratislava no es siempre tan bonita. Si se llega a la ciudad desde Austria, las vistas no son demasiado espectaculares: la contrucción Petržalka (típica de la época de influencia soviética), donde viven casi 150.000 personas en bloques de pisos, es uno de los pecados arquitectónicos más grandes de Bratislava. “También la estación de autobuses y el puente son extraños”, dice Irena, “pero las estatuas de la ciudad son realmente graciosas y dan mucho pie a hacerse fotos”.
¿Y qué pasa con los habitantes de Bratislava? Richard está convencido de que “la gente de allí ríe más a menudo y de que son, básicamente, más abiertos. En Viena, todo el mundo está estresado”, dice. Bernadette ve este asunto con algún que otro matiz: “Creo que tú eres más abierto en Bratislava hacia lo que te rodea. Por eso, quizás la primera impresión es errónea”. ¿Qué opina Irena al respecto? Históricamente, las conexiones entre Serbia y Eslovaquia han sido muy buenas, por eso no nos sorprende su respuesta: “la gente es más simpática, más abierta a nuevos contactos y a los extranjeros. Hacen más ruido y no son tan formales o arrogantes. Se trata más bien de salir de fiesta y no de posar”.
Aún pasarán algunos años hasta que estas diferencias vayan desapareciendo poco a poco. No obstante, hoy en día, la frontera entre ambos países se reduce a una línea en un mapa, aunque el conocido tranvía que unió Viena y Bratislava de 1919 hasta 1945 ya no exista. En su lugar, la gente que quiere salir de fiesta en ambos lados cogen el autobús 901. La próxima vez que Bernadette y Richard salgan por Bratislava, nos uniremos a ellos sin dudarlo. Y, por supuesto, cuando Irena vuelva de Bélgica, ¡ella tampoco podrá faltar! ¡Fiesteros de todo el mundo, uníos!
Este reportaje ha sido publicado originariamente en la revista online Beyond the Curtain. Puedes leer la revista completa aquí.
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Translated from Bratislava: Party without Borders