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Berlín: Familias arcoíris brillando a través de las nubes

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Story by

Joel Lewin

Translation by:

Sara Pintado Paredes

SociedadEU-topia: Time to voteEUTOPÍA: Berlín

Aunque Berlín se considera un paraíso hedonista gay, también es un gran lugar para que las familias homoparentales críen a sus hijos. Con el único alcalde gay declarado en Europa es ideal para las familias arcoíris. Pero Alemania cuenta con algunas de las leyes anti-LGBTI más atrasadas de Europa Occidental. Cafébabel observa cómo estas familias en Berlín lidian con el gobierno conservador alemán.

En el festival callejero anual de gays y lesbianas, las carreteras se inundan de cuerpos de todas las formas y tamaños, zigzagueando, girando, perreando, brillando por la cerveza derramada bajo el sol de verano. Familias de madres y madres, padres y padres, y madres y padres deambulan por allí comiendo perritos calientes o llevando a sus hijos sobre los hombros. La música tecno palpita alegremente. Parte de la multitud está embutida en complicados artilugios de cuero. Hay carpas que defienden los derechos y la conciencia de todas las sexualidades alternativas imaginables. Casi todos los principales partidos políticos alemanes están presentes, haciendo campaña para que la igualdad de derechos se consagre en las leyes. Un tipo rueda como Harry Houdini, intentando retorcerse para liberarse de un mecanismo de tortura medieval. Pero todavía está sonriendo. Todo el mundo está sonriendo. Hasta Angela Merkel está sonriendo, contemplando desde un cartel en medio del júbilo.

Parece que Alemania está en la cumbre de la igualdad LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales), pero esta escena es engañosa. Mientras que la sociedad de Berlín continúa su marcha incansable hacia la igualdad sexual, los políticos alemanes se mantienen en sus trece y se están asegurando de que los derechos LGBTI en Alemania permanezcan entre los más atrasados de Europa Occidental.  Y todo gracias a la sonriente señora.

Las parejas gays son peores que la crisis del euro

A pesar de que el 75% de los alemanes apoya el matrimonio gay, ni siquiera es una baza política en la actualidad. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), con Merkel a la cabeza, se mantiene firme en el camino de cualquier progreso, y solo deja paso a leyes a favor de la igualdad cuando está obligada por sentencias del tribunal constitucional que derogan leyes actuales por ser anticonstitucionales. La vicepresidenta del partido Katharina Reiche provocó indignación cuando atacó a las uniones civiles: "Nuestro futuro reside en las manos de la familia, no en uniones civiles del mismo sexo... Junto a la crisis del euro, el cambio demográfico es la mayor amenaza contra nuestra prosperidad". A las parejas de gays y lesbianas también se les niega el derecho a la adopción conjunta y a la reproducción asistida como los bancos de semen o las madres de alquiler. Me encuentro con algunas de las familias arcoíris berlinesas para ver cómo una sociedad tan liberal trata con unas leyes tan conservadoras, y cómo es criar a un hijo en una familia no tradicional en una ciudad claramente no tradicional.

Visito el Regenbogenfamilienzentrum (Centro familiar arcoíris) cerca de la estación de Südkreuz, el primer centro familiar arcoíris de Alemania. Cuando llego, los niños están correteando por allí, zarandeando juguetes y riendo emocionados mientras las madres vigilan. Las paredes están cubiertas con brillantes murales. Las sobras de lo que una vez fue una tarta están desparramadas por la mesa. Me encuentro con Constanze Koerner, quien estableció el centro hace diez años. Según Constanze, ciudades como Colonia y Berlín son islas de liberalismo, pero otras partes de Alemania siguen dominadas por la "historia muy conservadora de formar una familia, del matrimonio" del país.

"No sois una familia"

Sin embargo, al rechazar el reconocimiento de las familias arcoíris como familias reales, la ley establece un precedente que impregna hasta la sociedad liberal de Berlín. El verano pasado, una piscina se negaba a vender tiques familiares a padres del mismo sexo diciendo  "no sois una familia, sois dos mujeres"El centro proporciona una red donde los padres pueden conocer a otros padres del mismo sexo, compartir sus historias y sentir que en realidad no son tan diferentes. Sus hijos juegan juntos y ven que no son los únicos con dos mamis o dos papis. Van a dar paseos por la ciudad; mostrar a la sociedad que existen es importante, porque la conciencia conduce a la aceptación.

Pero aunque la sociedad berlinesa acoge cada vez más a las familias alternativas, lo que enfada a Constanze es la doble cara de los políticos: "Hablo con los políticos y con la gente de fuera de nuestro mundo de familias arcoíris. Vienen y beben prosecco y todas estas cosas con nosotros, pero si tienen que decidir por una ley buena para nosotros, es un 'No.' Y lo odio". Pensar sobre la ley y la intransigencia del CDU la enfurece: "Anhelaba un hijo y corté el cordón umbilical y vivimos juntos. No duermo por la noche y hago todo igual que la madre biológica, ¡¿y me quieres decir que no soy lo suficientemente buena?!".

Tres padres

Una tarde ya avanzada visito a Sadie Lune, una trabajadora sexual y artista que vive en Berlín. Hace un año dio a luz a su primera hija, que tiene tres padres; Sadie, Kate -una mujer-, y Kay -un hombre transexual-. Mientras converso con Sadie, su hija vacía el contenido de mi bolso, balbuceando alegremente. Un sistema legal estructurado alrededor del núcleo familiar de dos padres no reconoce legalmente a sus otros dos padres, y esto crea un cierto sentido de inseguridad en Sadie: "Si hubiera algún problema médico, ¿quién tendría el derecho a verla o a encargarse de las cosas? Tiene otras dos personas que actúan como sus padres que no están conectados legal o biológicamente a ella... nunca sabes cuándo hay una ley que te está prohibiendo, podría aparecer y darte una patada en cualquier momento."

Pero los problemas creados por las leyes alemanas se equilibran con las comodidades de la sociedad de Berlín. Hoy Sadie ha estado rodando "una divertida película porno" en un wagonplatz (una propiedad okupa homosexual donde los okupas viven en caravanas). Cuando el director la seleccionó, Sadie dijo que necesitaba cuidado infantil. Organizó que uno de los okupas, que también era un niño, cuidara del bebé de Sadie. "Lo encuentro muy especial" dice ella, "puedes encontrar gays, punks, gente con vidas muy alternativas cuyas familias no están excluidas de sus abanicos de experiencias... aquí tantos tipos de personas diferentes tienen niños y casi cualquier identidad o modo de vida y tener una familia no se excluyen mutuamente, siempre y cuando tu estilo de vida se interese un poco en la salud y en la capacidad de amar".

Prometo lealtad a la bandera

Constanze está orgullosa de contarme que la Ministra de Familia Manuela Schwesig alzará la bandera arcoíris sobre el Ministerio de Familia por primera vez en la historia. Dice que es un día histórico para las familias arcoíris en Alemania, un importante símbolo de progreso y cambio. Llego al ministerio para encontrar el edificio rodeado por una multitud emocionada. Las madres se cogen de las manos y los niños corretean por allí, ondeando felizmente banderas arcoíris de papel. Todos desde el ministerio se esparcen por las calles, acrecentando la multitud y bloqueando el tráfico. Miran orgullosos cómo su jefa, la Ministra de Familia Manuela Schwesig, le dice a la multitud que no importa si son dos madres, dos padres o un padre y una madre; que lo único importante es que el niño sea querido.

Después tira de una cuerda y ríe encantada mientras una bandera arcoíris sale disparada hacia la cima de un asta, donde ondea alegremente junto a la bandera azul de la Unión Europea y la bandera roja, negra y amarilla del Estado Federal de Alemania. Una semana más tarde: la acción de Schwesig ha sido condenada por la CDU y las banderas arcoíris han sido prohibidas en los ministerios del gobierno. La sociedad alemana y el gobierno alemán están tirando de los dos extremos opuestos de la cuerda de la igualdad. Aunque el gobierno puede que disfrute de pequeñas victorias de aquí para allá, como esta prohibición de las banderas, con el tiempo, la sociedad siempre tira más fuerte.

Este artículo forma parte de una serie especial dedicada a Berlín. Forma parte de "EUtopia: time to vote", un proyecto dirigido por CaféBabel en colaboración con a Hippocrène foundation, la Comisión Europea, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la fundación EVENS. La serie completa estará disponible pronto en la página de inicio.

Story by

Translated from Berlin: Rainbow Families Shining Through the Clouds