Así es el ala joven del AfD: ¿Alternativa para...todo?
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Belén Burgos HernándezEl partido euroescéptico Alternativa para Alemania, junto a su ala más joven, se abre camino tanto entre votantes de derecha como de izquierda, ahora también en Berlín, una ciudad de tradición izquierdista.
Un colorido grupo de unos 60 jóvenes se reúne con megáfonos alrededor de una vieja furgoneta Volkswagen en la Alexanderplatz, en el centro de Berlín. Ondean grandes banderas mientras piden al Gobierno alemán que dé por zanjado con Turquía el acuerdo relativo a los refugiados y se decida a aceptar una mayor cuota.
El ambiente casi podría parecer festivo si cuatro furgones policiales, dos delante y dos detrás, no escoltasen la manifestacion alrededor del ayuntamiento. "Nunca se sabe si las cosas se pondrán feas," dice Moussa*, un solicitante de asilo maliense miembro de una asociación local de refugiados. Lleva una pancarta en la que se puede leer: "Por un mundo con inmigración".
Le pregunto si él o sus amigos han sido alguna vez víctimas de la violencia, pero lo niega con la boca pequeña. Una de sus amigas, Lisa*, nos dice que la violencia explícita es algo raro en Berlín pero que, a pesar de todo, hay que tener cuidado. No es extraño que a manifestaciones de este tipo le sigan contramanifestaciones, por lo que si la policía no acordonase la zona no se sabe hasta donde podría llegar esto.
Un aumento progresivo del racismo
Hace exactamente 20 años, durante el proceso de reunificación alemana, tanto el este como el oeste sufrieron matanzas de inmigrantes y crímenes fruto del odio. Cuando la crisis de los refugiados llegó a Alemania después del llamamiento que hizo Angela Merkel de abrir las fronteras en el otoño del 2015, el aumento en contra de la inmigración por parte de la derecha se ha vuelto una norma.
Este modo de pensar ya no es ajeno a la mayoría de la sociedad, sino que se está colando lentamente en los principales partidos políticos. "Tengo tanto miedo de los matones como de los políticos," dice Moussa. Si hay un movimiento político que ilustra la peligrosa tendencia del radicalismo político, ese es 'Alternativa para Alemania' (AfD, por sus siglas en alemán) y su ala más reciente, la 'Alternativa Joven' (JA, en alemán).
El AfD, en sus orígenes un partido dirigido por economistas contrarios al "rescate" griego, ha pasado realmente a tener relevancia una vez que puso de patitas en la calle a su primer líder y cofundador del partido Bernd Lucke –bajo la dirección de Frauke Petry– y volvió a posicionarse en contra de los solicitantes de asilo el año pasado.
"En un principio, el AfD era un partido de derechas y liberal, centrado principalmente en la salida de Alemania de la zona euro," explica el profesor Dieter Rucht, miembro del Centro de Investigación en Ciencias Sociales de Berlín. "Hoy es un partido populista de derechas, que comparte muchos puntos comunes con una ideología de extrema derecha, aunque con cierta distancia de los grupos nazis".
"No estamos obligados a ser puritanos"
Prácticamente de un día para otro, el partido se convirtió en el defensor de una mezcla compleja de políticas conservadoras y liberales. Se opone a la entrada de los refugiados en territorio alemán y a que las mujeres lleven el hijab en lugares públicos. Asimismo, sostiene la idea de abolir el salario mínimo y defiende, como los conservadores, el papel tradicional de la mujer en el hogar. (Un miembro de Alternativa Joven en Sajonia escribió en una pancarta: "No soy feminista, pues ser ama de casa es una verdadera profesión".)
El partido se opone también a la legalización del cannabis, otra postura conservadora; así como al TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones), algo que es, sin embargo, prioridad absoluta en los programas de la izquierda. Esto conduce a un buen número de curiosidades como, por ejemplo, un tuit del JA en Berlín en relación a una manifestación en contra del tratado comercial organizada por el partido de extrema izquierda Die Linke: "Si nos hubiéseis preguntado, podríais haber tenido 2000 seguidores".
Los dos extremos del arco político están cada vez más cerca en una serie de cuestiones (y también en el nivel de retórica política), lo que hizo que el diario conservador Die Welt lanzase un popular concurso en el que los lectores tenían que atribuir una serie de declaraciones políticas a uno u otro partido: el AfD o el Die Linke.
¿Pero qué es lo que atrae a los jóvenes de una mezcla ideológica tan extraña? La respuesta es sencilla: el desencanto con la política convencional. "Parte de la juventud se siente completamente alejada de la política convencional. Están desorientados y les preocupa su futuro," dice el profesor Rucht. A lo que añade que esos mismos jóvenes buscan soluciones simples y claras a sus problemas.
Sin embargo, el vicepresidente del JA, John-Lukas Langkamp, no ve las cosas del mismo modo: "Los políticos convencionales tratan de solucionar problemas que no pueden solucionar –como la crisis del euro– proponiendo soluciones simples para evitar la derrota electoral. Es nuestro futuro lo que están poniendo en peligro en lugar de intentar atajar los problemas de raíz".
En este contexto, la simplicidad tiene un papel esencial en lo que a la organización se refiere. "El JA es una organización juvenil nueva y diferente. A diferencia de otros movimientos políticos como el Junge Union, la organización juvenil del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán), no estamos obligados a ser puritanos. Nuestros miembros disfrutan de libertad de participación," dice Langkamp.
Entrar en las filas de los grandes partidos puede resultar agobiante y escalar posiciones no se le da bien a todo el mundo. En la sede berlinesa de la JA, con alrededor de 40 miembros activos, es mucho más fácil brillar. "El prototipo de miembro del JA responde a las características de ser varón, tener entre 20 y 26 años, y estar graduado", señala Langkamp. Es algo que queda patente en el sitio web de la organización; en todas las fotos aparecen chicos jóvenes sonrientes, blancos, y trajeados. Nada que ver con la imagen habitual de los nacionalistas de extrema derecha.
"Confiamos en un proceso muy riguroso y detallado a la hora de aceptar nuevos miembros," dice Langkamp, y añade que si encuentran elementos de naturaleza radical o extremista en una solicitud de adhesión a sus filas, o si el solicitante deja entrever su apoyo al NPD, Partido Nacionaldemócrata de Alemania [partido cercano al neonazismo, al neofascismo y a la extrema derecha], rechazan inmediatamente su petición.
Un lavado de cara
Esto no siempre fue así. Eliminar los elementos de extrema derecha de las filas del JA y conseguir el reconocimiento por parte de la AfD como un movimiento juvenil oficial duró casi dos años. Los comentarios particularmente xenófobos de simpatizantes del JA indignaron al ministro de Finanzas Wolfgang Schäeuble, quien los calificó de "desgracia para Alemania". Fue el JA de Colonia el que invitó al líder del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido), Nigel Farage, en 2014, en un momento en el que la dirección del AfD estaba tratando de distanciarse de su imagen antiimmigración habitual. Desde entonces, el partido ha adoptado nueva imagen.
Aunque el AfD no es demasiado popular en la capital alemana -Berlín es tradicionalmente de izquierdas-, los útimos sondeos realizados por la agencia Infratest muestran un fuerte aumento del apoyo al partido protesta en la capital: del 5% de los votos favorables en septiembre se ha pasado a un asombroso 20% en los barrios del este de la capital, lo que le convierte en el segundo partido favorito en abril.
Mientras tanto, el apoyo a los partidos tradicionales, incluido el Die Linke, desciende. Aunque no es explícito, el apoyo de la opinión pública al AfD en la parte occidental de la ciudad también está aumentando. El AfD está ganando simpatizantes tanto de la derecha como de la izquierda, y no únicamente de posibles votantes. Entre los líderes del partido en Berlín se encuentra un antiguo miembro del Die Linke así como de la Union Social Cristiana (CSU) y de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel. Entre los líderes juveniles, algunos tienen vínculos con los movimientos "Identidad" y "Libertad".
Puede parecer extraño que tal variedad de electores tengan algo en común, pero hay razones concretas para ello. Un reciente estudio del Open Society Institute ha sacado a la luz que la gente está descontenta con la forma en que la administración local ignora sus voces cuando se lleva a cabo la construcción de viviendas para refugiados. Aunque esto ocurra en los barrios más desfavorecidos como es Marzahn-Hellersdorf (distrito donde el AfD obtuvo el 11.7% de los votos en las elecciones al Parlamento europeo del 2014) y en los barrios de las afueras de clase media como Biesdorf, el problema es el mismo: un terreno vacío a la espera de que se le dé utilidad, pero las autoridades, sin consultar a la población local, levantaron una vivienda temporal para refugiados. Esta forma de tomar decisiones parece haber creado un vacío entre la gente y los políticos, y estos huecos son los que espera llenar el AfD.
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*Algunos nombres han sido cambiados.
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Este artículo forma parte de nuestra serie de reportajes EUtoo, un proyecto que trata de dar voz a los jóvenes desencantados de Europa. Está financiado por la Comisión Europea.
Translated from Inside the AfD youth wing: Alternative to... everything?