Analiza Bosnia frente a un café: Psicólogos y sanadores de Sarajevo
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Diana Irene ArancibiaLa capital bosnia viste con honestidad las heridas causadas por la guerra que libró con Serbia entre 1992 y 1995. Pero, junto a las señales horadadas en edificios y aceras, ¿cómo esán las cicatrices mentales quince años más tarde?
En medio de un derroche de iniciativas extranjeras, pocos psicólogos privados y un ciber como encarnación del furor que generan las redes sociales, esta es una sociedad que, globalizada como está, busca "resolver sus problemas frente a un café."
Una enorme pegatina con forma de cabina telefónica londinense trastorna la identidad visual de Ciglane, el distrito de la era comunista. Estamos en el primer cibercafé que pone el acento específicamente en el uso de redes sociales en Bosnia, según su propietario Tarek Kapetanovic. En el piso superior y envueltos en humo, un grupo de adolescentes crecidos en la igualdad de género domina los ordenadores. Debajo, las dos cabinas para llamadas Skype permanecen momentáneamente vacías en esta tarde invernal. "Aquí nadie inventó nada", dice afablemente Tarek mientras nos sentamos en su colorido café, un antiguo edificio en desuso que pertenece a su padre. Bajo el nombre de ka5an, también el seudónimo de Tarek desde hace 12 años, este bien puede ser el primer café de la región surgido de la personalidad de un bloguero. 'Todo el mundo está buscando trabajo, todos están navegando en Internet", dice Tarek en un guiño al 60% de desempleo bosnio, donde el 31.2% de la población navega en Internet. Ahora este chico de 31 años presiona para que Bosnia siga abierta al mundo y conectada con todos.
La psicología en un país pequeño
Los bosnios están encerrados en microsociedades. Es un mal necesario gracias a la compleja estructura política del país. Traten de reunir esto en una oración: 14 administraciones para 4 millones de personas gobernadas por una institución compartida, con presidencia rotativa entre un croata, un serbio y un bosnio cada ocho meses. El quince aniversario de los acuerdos de Dayton, celebrado el 14 de diciembre de 2010, marca el recuerdo de la guerra. El protocolo de paz firmado en París derivó en una cuasi partición de Bosnia: hoy, el 51% pertenece a la Federación de Bosnia (musulmanes y croatas) y el 49% a la República Srpska. Temas como la política exterior o el presupuesto se manejan como en cualquier otro país. Pero asuntos como la educación y las telecomunicaciones se definen de acuerdo a estas micro-administraciones. Para el negocio de Tarek, esto significa que no hay un órgano regulatorio independiente. El principal operador, BH Telecom (en la Federación; la República Srpska tiene su propia compañía), "se lleva el dinero de la gente. Tenemos ADSL, por lo tanto la gente puede comunicarse con sus hijos y le resulta más barato." A nuestro lado, grupos de hombres piden su café. No tienen intención de conectarse a Internet, lo que hace de este cibercafé una cafetería normal. ¿Por qué Tarek abandonó Florida para volver a Sarajevo? "En esta sociedad la gente tiene amigos. ¡No necesitamos un loquero!", se ríe. Acaba de usar la palabra prohibida, es que empieza por "ps".
"Bosnia es una tierra prometida de la psicología", admite Dzenana Husremovic, una psicóloga especializada en metodología; nuestra conversación genera eco en un hall de conferencias vacío de la Universidad de Sarajevo. La psicología fue establecida aquí como departamento en 1989. "En Bosnia la gente está traumatizada. La gente nacida durante la guerra. Es una característica específica de un país multicultural que nos llevó a la guerra. Estamos intentando restaurar este paradigma multicultural." La historia del país atrae a varias disciplinas terapéuticas. En The Art Therapy Sourcebook ("El libro de consulta de la terapia artística"), Cathy A. Malchiodi trata sobre cómo cuando fueron privados de las necesidades básicas durante el sitio de Sarajevo (1992-1995), los conciertos de orquestas y coros fueron "una historia especial de la gente de Sarajevo." Extranjeros como la alemana residente en Eslovenia, Claudia Knoll, quien dirigió el "proyecto de terapia musical Sarajevo" durante seis meses en 2010, todavía disfrutan explorando la psique de la capital.
‘Curando’ Sarajevo
En mis cuatro días escasos en Sarajevo me perdí por poco el fenómeno del sanador marroquí Mekijem Torabi, quien estableció su campamento en el campo de deportes de Zetra. Desde las 10.30 de la mañana hasta las cuatro de la tarde, todos los días excepto los viernes, durante octubre y noviembre, los ciudadanos de Bosnia y también de las vecinas Croacia y Serbia esperaron en colas paralelas: una ante la comisaría para obtener los pasaportes biométricos; y la otra, muy cerca, para ver al famoso sanador. 2.000 personas diarias, tanto jóvenes como viejos, acudían a observar al místico marroquí "sanar" el agua embotellada de Sarajevo Brewery con solo tocarla. El evento espiritual era gratis, aunque se cobraba 1 KM (0,5 euros) por el aparcamiento y otro KM por las botellas. Dejando a un lado las reflexiones sobre las prácticas comerciales de este exitoso personaje (algunos foros de internet lo tildan de farsante), parece llenar el vacío de una región necesitada de optimismo y esperanza.
Entonces, ¿están los bosnios atados a las muletas de posguerra del sofá del terapeuta? Cuatro días de evitar el cliché en Sarajevo y reunirme con personas que perdieron a sus padres, que son parte de una nación que se siente literalmente "sin padre", fueron señalados por Tarek, que lo mencionó casi innecesariamente. "Hoy en día la patología social es muy cercana a una patología general. Caímos en la trampa de la globalización", asegura Aneta Sandic, psicóloga particular, en el grandioso Becka Kafana ("Café Vienés" de Sarajevo).
El problema con la psicoterapia en Bosnia, argumenta cambiando de tema, es la falta de teoría, de educadores, de expertos. "Se trabaja con el dolor y el sufrimiento profundo," dice. "Se necesita conocimiento, supervisión y práctica. En los últimos 5 a 10 años, los serbios y croatas han estado viniendo a recibir terapia. Usualmente lo hacemos a través de llamadas Skype." Antes, la gente tenía que ir a Zagreb o Belgrado ("que tiene su propia historia de psicólogos") para ser analizado. Uno de los más famosos psiquiatras balcánicos es el antiguo líder serbio-bosnio Radovan Karadžic, acusado de ser el arquitecto de la limpieza étnica en Kosovo y Serbia. En 2008 fue descubierto trabajando como sanador New Age en Belgrado. "Le ayudaron", cree Sandic. "La gente desea olvidar. Los humanos hacen la guerra, eso dice mucho acerca de nosotros. Como las hormigas, o las ratas. No tengo palabras para la gente que mata por matar."
Globalicación y liberalización de visas
"La psicología en Bosnia cuenta con esa maldición de que las personas pueden ser el mejor psicólogo para sí mismas," se ríe Dzenana. "Los bosnios son muy buenos en el uso de las redes sociales. Resolvemos nuestros problemas en el café", discrepa Aneta Sandic. "Éramos así, pero ahora hay mucha envidia y competencia. Es la globalización." Ella tiene razón, en cierto modo. Los jóvenes bosnios que encuentro salen corriendo de los cafés abarrotados para ver Avatar en el cine. Me dicen que sueñan con estudiar en el extranjero. Pero también están enojados por el asesinato que tuvo lugar sobre el puente que cruzaron el otro día, causado por un joven "chico de la guerra." El trabajo de Sandic define el alma como algo muy espeso, algo para ser abordado desde diferentes ángulos. Es un poco como Bosnia. "Durante la Segunda Guerra Mundial tuvimos tradición y divisiones como tenemos ahora", explica. "Luego en Yugoslavia todo era igual. Y pasó lo que pasó, cuatro años de caos. Ahora hablamos de tolerancia, la que no existía entre los 50 y los 80. La estructura de nuestra propia realidad cambió. Tuvimos un tremendo trauma social."
Dzenana cree que la liberalización de la visa traerá más de una consecuencia; desde hace tres meses los bosnios han podido viajar con libertad a los 25 países de la zona Schengen. "Eso nos ayudará a romper la imagen romántica de que es fácil encontrar un trabajo y demás", concluye. "La gente se va a ver expuesta a diferentes culturas. Ello fortalecerá su identidad, ayudará a entender ‘quien soy’." El horizonte europeo de Sarajevo podría estar salpicado de nuevos pasaportes azules, pero eso no llevará a nadie tan lejos como la cabina telefónica londinense, la cual no está en la zona Schengen.
Gracias aSladjana Perkovic
Este artículo forma parte del programa Orient Express Reporter 2010-2011, una serie de reportajes realizados por cafebabel.com en los Balcanes. Para saber más sobre Orient Express Reporter.
Fotos: Portada: (cc) Semih Hazar/ Flickr; fachada del ka5an ©ka5an.ba/ka5an-cafe/; cafetería Zlatna Ribica ©Boris Svartzman/ svartzman.com/ vídeo (cc) / Youtube
Translated from Social networking in Sarajevo: analyse this (over Bosnian coffee)