ALTHEA, la Unión Europea gestiona la paz
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Con razón se criticó la actuación -o mejor dicho, la inacción- de la UE cuando estalló la Guerra de los Balcanes. Ahora, la Unión Europea tiene la oportunidad de reparar su ausencia gracias a ALTHEA, la operación militar más grande llevada nunca a cabo por la UE.
Miles de víctimas muertas en nuestras narices. Eso es lo que representó la Guerra de los Balcanes. Europa dio la espalda al conflicto arrastrada por los intereses particulares de los "pacíficos" Estados Miembros y el caos mortal en el que se había convertido la Federación Yugoslava de Tito continuó hasta que las tropas de la OTAN bombardearon al ejercito serbio que cercaba una Sarajevo en la que sobrevivían, a duras penas, 30.000 personas.
Una historia atormentada
La Bosnia medieval cristiana, que vivió durante 4 siglos bajo el Imperio Otomano, para pasar a manos austriacas en 1908. La Bosnia donde empezó la Primera Guerra Mundial y que sufrió la persecución nazi, acabó siendo parte de la Yugoslavia Comunista (Bosnia-Herzegovina, Serbia, Croacia, Montenegro, Macedonia y Eslovenia) bajo el puño de hierro de Tito. La tradicional convivencia religiosa - entre musulmanes, católicos y ortodoxos - que durante siglos había perfilado el carácter de sus gentes, sufriría la opresión de un régimen que limitó la práctica de la religión y proscribió los nacionalismos del siglo anterior. Nacionalismo que resurgió tras la muerte de Tito, con el sueño de Milosevich de crear la "Gran Serbia". Eslovenia fue la primera en escapar, prácticamente ilesa, de esa entelequia nacionalista serbia. Para el nacionalismo de Milosevich la independencia de Eslovenia fue un mal menor (era la única república que carecía de minoría serbia) en su aspiración de controlar bajo la batuta del "gran pueblo serbio" -supuestamente desfavorecido bajo el régimen de Tito- el resto de las repúblicas yugoslavas. La independencia es el sueño de Bosnia-Herzegovina, que ve como el delirio del gobierno serbio esta causando estragos entre las minorías de la federación (sobre todo en Kosovo, cuna de la cultura serbia y habitada por un 90% de yugoslavos de etnia albanesa). El 5 de Abril de 1992, y justo después del plebiscito en el que el 70% de la población de Bosnia-Herzegovina diera su sí a la independencia, empieza en Sarajevo una guerra que llevará a miles de personas a la desesperación y el sufrimiento continuado que supone la guerra.
La UE coge el relevo
El Consejo de Ministros de la Unión Europea acordó en forma de Acción Común que a partir del 31 de Diciembre de 2004, siete mil soldados de ejércitos europeos sustituyan a las tropas de la OTAN que hasta entonces se han encargado de asegurar el cumplimiento del Acuerdo Marco General de Paz. Será la misión de Política de Seguridad y Defensa (PESD) más vasta que jamás ha llevado a cabo la Unión bajo mando único. La falta de reflejos y de voluntad política de las instituciones europeas a la hora de ponerse de acuerdo en una acción conjunta contra la barbarie y los abusos que se estaban cometiendo en Bosnia-Herzegovina por parte del ejército serbio, incluso después de que la UE y los EE.UU. la hubiesen reconocido como Estado independiente, ha sido sustituida por un verdadero propósito de enmienda.
Un gran proyecto
ALTHEA no es solo la misión militar más grande jamás llevada a cabo por la UE, es además la culminación de una estrategia de sustitución en la que la Unión coge las riendas para hacer cumplir los acuerdos de paz y seguir por el camino de un Proceso de Asociación y Estabilización (ya había sustituido a las fuerzas de policía de la ONU). La estrategia de la UE para la zona pretende la estabilización de la región a través de tres principios: el primero, la promesa de adhesión a la UE como principal motivador de reformas políticas y económicas; el segundo, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ellos; el tercero, la flexibilidad del proceso que permitirá a cada uno seguir a su propio ritmo. Pero además significa un paso importante en la integración política de la Unión. Lo que quedó desunido por la guerra de Irak, donde no se pudo llegar a ninguna posición europea en el seno de las instituciones parece recomponerse con esta Acción Común.
Más allá de la importancia política de ALTHEA, merece comentario el entrenamiento que va a suponer la gestión de la operación y coordinación dado el gran número de efectivos que van a participar y a las, a veces, complicadas estructuras de toma de decisiones por parte de las instancias que se encargan de llevar a cabo las actuaciones de mantenimiento de paz. Es una pena, sin embargo, que no se haya dejado participar al órgano que de manera directa representa a los ciudadanos de la Unión. No se ha dado ningún paso en este sentido, aunque el Parlamento Europeo ha reclamado su derecho a ser informado en un proyecto de resolución que aún no ha pasado por el pleno, pero todo apunta a que la "queja" se hará formal en breve.
En un mundo en conflicto, es de primera importancia que ese "enano político" que es la UE vaya dando, lo que son en palabras de la comisaria Loyola de Palacio, "pequeños pero sólidos pasos" hacia una integración mayor en la que sea una voz rotunda en la arena internacional.