Alemania: últimos coletazos del servicio militar
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Argemino BarroKarl-Theodor von un zu Guttenberg (ministro alemán de Defensa) habla en serio cuando pide al Bundestag que anule el servicio militar obligatorio. Si se aprueba esta medida, terminará una tradición que se remonta a 1956. Llamados por la patria, los jóvenes alemanes de sexo masculino pueden elegir entre el servicio militar y el civil, ¡pero esa elección es obligatoria!
¿Qué ocurre si alguien no acepta ni lo uno ni lo otro?
Este caso no está previsto por la ley. El servicio concierne (salvo algunas excepciones) a todos los hombres que hayan cumplido 18 años. Así pues, la actitud de Jen Rügenhagen, joven de 26 que se ha negado a realizar alguno de los dos servicios, no existe en sentido jurídico: “Militar o civil, yo concibo el reclutamiento como un intento de transformar por cualquier medio a cada persona de sexo masculino en un soldado”. Es su forma de ver las cosas: “Ni servicio militar, ¡ni tampoco servicio civil! En Alemania el trabajo forzado es anticonstitucional, salvo si se justifica como servicio de defensa”. Esto obliga a los objetores de conciencia a participar en la defensa de su país. El Observatorio para la Paz y el Desarme (Asfrab) pone de relieve el eminente carácter militar del servicio obligatorio. Es contra lo que lucha Jens. La objeción de conciencia integral a la guerra es punible en Alemania, pero como la noción de objeción integral no está en la realidad jurídica, todo aquel que la reclame no será culpable de delito.
Las dobleces de la objeción de conciencia, “al descubierto”
Es considerado un desertor todo aquel convocado que, apto para el servicio y sin razón aparente, no acude al cuartel. Fue la vía que eligió Jonas Grote en 2006. ¿Resultado? Fue enviado directamente al trullo, donde estuvo 42 horas como castigo disciplinario. Como él escribe en su página de internet: “El servicio, incluso en su forma civil, sigue siendo militar…”. En su página, Jens, él también, describe al detalle su completa negativa a incorporarse y las consecuencias que eso acarrea: “Durante mi proceso, acusé al juez de cerrarse en banda y declaré que los hombres reclutados parecían no tener conciencia; intentaba así liberar mi frustración”. Al contrario que Jonas, él rechazó cumplir el servicio militar y no se presentó al civil. Fue acusado de deserción y condenado en 2008 a una pena de seis meses de prisión con aplazamiento y a 250 horas de trabajo comunitario. Jonas recibió una pena algo más ligera: 120 horas de trabajo comunitario y el deber de pagar el coste de todo el proceso. A ojos de Asfrab, los objetores integrales quedan, por principios, “al descubierto”, y eso los distingue de los objetores oportunistas.
Cómo escapar al reclutamiento
A los oportunistas que tampoco quieren participar en el servicio, Peter Zickenrott no tiene nada que objetar, al contrario: sus consejos sabios y caros ayudan a los jóvenes alemanes a eludir las garras del servicio. En 1979, él se dio cuenta por sí mismo: “Aquel año, los rusos invadieron Afganistán, así que de repente vi cómo la tercera guerra mundial llamaba a mi puerta”. Después de zafarse, se preguntó: “¿Cómo puedo ayudar a quienes tengan el mismo dilema?”. Sus investigaciones y reflexiones desembocaron en su Anti-Wehrdienst Report (Método para escapar del reclutamiento). El pack vale 397 euros, consulta incluida, y garantiza un éxito al 100%. Según dice, el precio se justifica: “Podréís comenzar los estudios un año antes por el equivalente a un salario medio semanal”. Incluso si roza los límites de la legalidad, Peter Z. define su actividad como pacifista. ¿Qué es un soldado? Para él, algo muy sencillo de describir : "¡Aquel cuyo deber es matar sin reflexionar !".
Jonas comprende que quienes no quieren entrar en el Ejército acudan a este tipo de expertos: “Es una manera como cualquier otra de sensibilizar al público sobre los problemas del reclutamiento y la injusticia que sigue imponiendo el aparato estatal. Y si alguien encuentra la forma de hacer dinero consiguiendo resultados… ¿Por qué no?”.
Reformar el servicio militar "no es un avance social"
Jens prefiere pelear por una reforma política: “Cuando veo cómo la gente intenta evitar el servicio militar, creo que a sus motivaciones les falta profundidad”. Pese a que se alegra de su suspensión, opina que, “al contrario que la simple abolición, la suspensión significa sólo que ya no hay más reclutamientos que hacer, y la postura puede volver a cambiar. ¡No encontramos ni siquiera una pequeña intención de rechazar la guerra!”. Suspender el servicio militar no es una conquista social. Peter Zickenrott, que debe su salario al servicio obligatorio, comparte esta opinión; está orgulloso de enterrar el servicio y se siente preparado para un nuevo proyecto: ayudar a la gente a preparar la prejubilación. En este campo todavía hay muchas reformas que hacer… ¡Obligatoriamente!
Fotos: Principal (cc) John-Morgan/flickr; Soldado de Star Wars (cc) Stéfan/flickr; Peter Zickenrott (cc) Peter Zickenrott; Vídeo: ©AusmusternZickenrott/YouTube
Translated from Totalverweigerer in Deutschland: Eine Frage des Gewissens?