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Alan Sked, un eurófilo cabreado

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Europropaganda ¿no?: esto es lo primero que comenta Alan Sked, doctor en Historia Internacional y fundador del partido británico UKIP, al hablarle de Café Babel. Su intención: provocar un debate ardiente sobre el Reino Unido y la cooperación europea.

El lugar elegido para la agitada discusión es, muy oportunamente, "The Debate", un gran restaurante situado en la zona londinense de Houses of Parliament: uno de los escasos lugares al que el UKIP, Partido por la Independencia del Reino Unido y antiguo partido de Sked, no ha logrado acceder.

Amante de la cultura europea

Mientras ordeno una jacked potato típica inglesa, me sorprendo al descubrir que Sked se decide por una sopa y pan francés. Puede que este alegre euroescéptico no sea precisamente un incondicional de la política europea, pero su postura a favor de los lazos culturales queda clara. "Hablo varios idiomas, entre ellos el francés y el alemán. Además, me entusiasma la cultura europea y me encanta viajar por el continente."

No obstante, el hecho de encontrarme en tan tradicional institución parlamentaria indica que la conversación no va a estancarse en cultura durante mucho más tiempo. Al preguntarle sobre sus ideas políticas, Sked me responde: "Yo soy un liberal: permita que los demás hagan lo que quieran y procure no hacerme daño. Por supuesto que el resto de Europa puede ampliarse, pero déjenos mantenernos al margen." Sin embargo, la tendencia al aislamiento no siempre ha sido la fórmula de la política europea para Sked. "Cuando tenía su edad (19 años), también yo era un ferviente partidario de Europa. Fui un activista del entonces Partido Liberal, actualmente conocido como 'los Liberales Demócratas' y todavía hoy uno de los partidos de tendencia más europeísta. Más tarde dirigí el Centro de Estudios Europeos en la London School of Economics (LSE) y fue entonces cuando me di cuenta de lo desorganizada que realmente está la Unión Europea."

¿SuperEstado?

Este mero comentario señala el inicio de un violento ataque a los "burócratas trastornados con sus interminables trámites", calificativos que no tendré más remedio que escuchar durante la hora siguiente. Para Sked, el "Superestado europeo" es el culpable de muchas cosas. "Ha acabado con nuestra industria pesquera, nos ha arrebatado la soberanía sobre multitud de asuntos y nos ha costado mucho dinero." -¿Está seguro de ello? ¿Y qué me dice del crecimiento económico que ha experimentado Gran Bretaña gracias a la integración económica europea?- "Eso puede ser cierto, pero el resultado sigue siendo negativo. Los recursos que hemos perdido por culpa de Europa se podrían haber invertido de forma mucho más provechosa."

-Cuesta pasar por alto semejante espeto: con toda seguridad, doctor Sked, conferenciante versado en Historia Internacional, se da cuenta de que la Unión Europea ha dado pie a un período de paz, estabilidad y seguridad sin precedentes, respondo—. Pero mi compañero de almuerzo devuelve el golpe entre risas: "Eso es precisamente lo mismo que dijo el Imperio de Habsburgo en el siglo XIX". El Imperio de los Habsburgo, la Iglesia católica medieval, la Rusia estalinista y la Alemania nazi son sólo algunas de las instituciones que Sked compara con la Unión Europea. Sin embargo, por muy inverosímiles que parezcan tales paralelismos, intentar rebatir a un reconocido académico es ardua tarea.

Gran Bretaña y la Unión Europea

Con semejante mentalidad, no es de extrañar que Sked desee ver su país fuera de la UE lo antes posible. "El 75% de los británicos se manifiestan indiferentes o neutros frente a la Unión Europea. No obstante, los elitistas del Gobierno y de Bruselas continúan haciendo fuerza para conseguir una unión más estrecha. ¿Cuándo se han dirigido al pueblo?"

—¿No se tratará entonces de que muchos británicos simplemente no son conscientes de las grandes ventajas que la UE les ofrece?- "Otra vez el discurso elitista: directo desde Bruselas", replica. —¿Y qué hay de los estrechos lazos políticos, culturales y económicos que unen Gran Bretaña con Europa?- "Yo me siento más parecido a un australiano o a un norteamericano que a un húngaro. Además, ¿cómo puede comparar las democracias corruptas y centralistas de Francia y Alemania, por ejemplo, con las instituciones políticas británicas?"

Es evidente que cambiar la opinión de una persona con ideas tan tajantes no es precisamente lo que voy a sacar de nuestra conversación, así que me decido por enfocar el debate hacia otro lado: -Si no está satisfecho con la máquina burocrática de Bruselas, debería apuntar hacia reformas internas eficaces, ¿no le parece?- "Todo el mundo dice lo mismo, pero nadie propone nada. ¿Blair? No, él no tiene ni la menor idea.

UKIP

Con esta frase se acaba el tema de conversación. Nuestra charla se desvía ahora hacia la carrera política de Sked; en 1993 funda el UKIP, Partido para la Liberación del Reino Unido, cuyo principal objetivo es retirar Gran Bretaña de la Unión Europea. "Hubiera sido demasiado trabajo tratar de dirigir al Partido Conservador hacia una política euroescéptica y yo creía que no se estaba avanzando lo suficientemente rápido, así que fundé el UKIP. Si un partido ve cómo el número de sus votantes disminuye, entonces adapta su política con mayor rapidez."

Sked cree haber triunfado en su causa: "Los tres partidos mayoritarios de Gran Bretaña (Partido Laborista, Partido Liberal Demócrata y Partido Conservador) siempre han sido europeístas; hoy en día tan sólo lo son dos". No obstante, la relación entre el UKIP y su fundador se ha deteriorado durante los últimos años: "Ahora me odian incluso más de lo que odian Bruselas —bromea—. El partido ha tendido demasiado hacia la derecha y ha cambiado su política completamente. Nosotros nunca quisimos tener miembros de nuestro partido en el Parlamento Europeo y por ello deberíamos haber dejado los escaños vacíos."

Esto, sin embargo, no significa que la carrera de Sked haya terminado. Si el partido conservador se atreve a elegir a un líder europeísta, el académico asegura que posiblemente fundará otro partido al que llamará Partido Internacional, ya que ese es el motivo por el que está aquí.

Me he visto obligado a escuchar y absorber muchas opiniones negativas acerca del proyecto europeo. Me pregunto si, para variar un poco, el célebre historiador es capaz de imaginar un futuro más positivo para la cooperación de la Unión Europea. "Una Europa popular es posible sólo si tenemos un enemigo común, como el Islam, por ejemplo. Francamente espero que esto no suceda."

Translated from Alan Sked, a Europhile turned sour