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Elena Maslova: "No lucho solo en la mina"

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Elena Maslova, 45 años, ha pasado la mayor parte de su vida adulta manejando un cabrestante en una mina de hierro subterránea en Kryviy Ryh, en el centro de Ucrania. Como miembro activo del sindicato de mineros, es una firme defensora de sus derechos.

¿Por qué decidiste trabajar en la mina?

Elena Maslova: No fue realmente una elección, sobre todo teniendo en cuenta lo difícil que era encontrar un trabajo en los años 90. Mi madre enfermó cuando yo tenía 17 años y tuvimos que dedicar todos los ahorros familiares para cubrir su tratamiento. Me sentía responsable. Poco después me casé y mi marido y yo acordamos que yo continuara mis estudios. Al poco tiempo, me dijo que ganaba dinero suficiente y que ya no necesitaba seguir estudiando.

Tras la muerte de mi madre, la familia de mi marido empezó a tratarme de forma diferente. Empezaron a considerarme, a su nuera, como mano de obra. Aguanté esa situación durante cuatro años y medio, hasta que finalmente decidí irme. Me convencí a mí misma de que era una persona adulta y que podía vivir sola. Había crecido en una casa llena de libros, con unos padres que habían sido ingeniero y profesora. Así que, después de haber tomado mi decisión, trabajé en diferentes sitios, incluso de vendedora.

Me quedé embarazada de mi hijo con 24 años, lo que me trajo una felicidad enorme. Fue un milagro, pues me habían diagnosticado una infertilidad secundaria. Decidí seguir con el embarazo a pesar de tener un trabajo temporal y muy pocos recursos económicos. Mi hermana pequeña ya era una persona adulta, y me había imaginado que lo criaríamos juntas. Pero a medida que mi hijo crecía, más me daba cuenta de que, como vendedora, no tenía ninguna garantía de nada ni ninguna ayuda social. Fue la única vez que le pedí un favor a mi padre.

[El padre de Elena también fue minero, durante 50 años. Participó en el desarrollo del sistema Radouga ('arcoíris' en ruso), un instrumento de comunicación sin cables instalado en las minas y que todavía se utiliza hoy en día].

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© Alexander Chekmenev

¿Cómo es la mina?

A la mina no le gustan los débiles, los exprime. Si una persona es débil, se marchará por lo general al cabo de dos años y, si no, otros la harán irse. Si eres una persona histérica, la gente no te soportará. Tienes que poder tomar decisiones claras y, en caso de urgencia, tienes que saber qué hacer. Nos hacen pasar test para saber si somos capaces de cumplir nuestro trabajo.

Pero tú te has quedado.

Y trabajo [en la mina] desde hace casi 20 años.

Cuando te acostumbras a tener que llegar a fin de mes con unos ingresos inestables, empiezas a ansiar una estabilidad. Es algo que se convierte en importante. Y eso es lo que me aporta la industria minera. Gracias a ese trabajo he podido pagar comodidades, la guardería de mi hijo, la comida… Hace un tiempo, el gobierno no pagaba casi nada a las madres solteras. Esa situación, más el hecho de que en 1999 no podías tener un trabajo en la industria pesada sin tener contactos, fue la razón por la que le pedí un favor a mi padre. Me ayudó a estudiar para el puesto de operador de cabrestante. Desde el principio, quería trabajar bajo tierra.

"A la mina no le gustan los débiles, los escupe"

¿Cuáles eran tus expectativas respecto a este trabajo y con qué te encontraste cuando empezaste?

Cuando empecé a trabajar allí, me quedé sorprendida. Enseguida obtuve un puesto fijo, sin tener que hacer un curso de formación como la mayoría de los principiantes. Los que ya trabajaban allí abajo se preguntaban quién me había conseguido el puesto, con quién me había acostado para conseguirlo. Mis amigos me decían en las minas solo trabajaban las "prostitutas". El primer día, mi jefe me gritó delante de todos mis futuros compañeros. Al final, entablamos una buena relación laboral pero, en aquel momento, sabía que lo que él hizo estuvo mal.

Cada día transporto mineros, el equipo y los materiales a lo largo de un pozo de 1.575 metros de profundidad. Las condiciones de trabajo son duras. Soy una pequeña pieza en una gran máquina, pero soy útil. Sé que no es un trabajo muy importante, pero cuando envías material o transportas a un minero a tiempo para que los obreros puedan hacer su trabajo y cobrar sus salarios… no concibo en qué otro trabajo podría ver al momento el fruto de mis esfuerzos como en este.


MOMENTOS CLAVES DE LA VIDA DE ELENA MASLOVA:

1973: año de su nacimiento.

1999: Empieza a trabajar en la mina de hierro de Kryviy Ryh.

Principios de los años 2000: Elena se une al sindicato minero. Las mujeres mineras en Ucrania sufren todavía una mayor discriminación. Su trabajo es invisible, sus salarios son bajos y sus condiciones laborales son a menudo peligrosas. A veces, las mujeres se las ven y se las desean para tener acceso a servicios básicos como los aseos.

2003: Elena tiene un accidente laboral. Una lámina de metal le cae encima y le parte la columna vertebral. Sobrevive al accidente y cobra una indemnización para la que tiene que pelear en los tribunales.


¿Cómo llegaste a ser una activista sindical?

Ocurrió unos años después de empezar a trabajar en la mina. Un trabajador tiene que conocer sus derechos y sentirse suficientemente respaldado a la hora de hacer una petición al jefe. Para mí, las minas ucranianas representan la lucha de clases. Les digo a mis compañeros: "¿Has pensado en el hecho de que desde hace más de 20 años tenemos una clase de oligarcas, una clase pobre y una clase media, pero nadie parece recordar que también hay una clase obrera? No existimos, hemos desaparecido".

Nada ha cambiado para los trabajadores desde que Ucrania se independizó. Lo que ha cambiado es la profundidad de la mina. Estamos en un callejón sin salida y no tendremos futuro mientras la clase obrera no reaccione. Después de la revuelta de Maidan, empezamos a discutir con otros mineros de nuestro sindicato. La mitad de ellos trabajan en las minas de carbón y dicen: "Cuando venga Putin, restablecerá el orden". Le dije que me recordaba a los siervos [en el sistema feudal]. Solo esperan al "amo" para que venga a juzgarnos.

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© Alexander Chekmenev

¿Por qué no pueden deshacerse de esa mentalidad?

Es una costumbre de muchos años. Muchos ucranianos han sido asesinados y han interrogado ese trauma. La resistencia es natural, pero hay que resistir de una forma diferente. El comunismo no va a volver, y tenemos que aprender a defendernos. Si no lo hacemos, nos explotarán y se aprovecharán de nosotros.

Hace año y medio, fui a los tribunales, sin abogado, para reclamar una indemnización por un accidente laboral y gané. Para mí, luchar es un estimulante. Lo veo como una especie de competición.

Sé que tengo que protegerme, y no tengo ningún miedo.

Cuando subimos mineros con heridas mortales, todas las operaciones se detienen. Esperamos y pedimos ayuda médica. Es en ese preciso momento es cuando quieres coger a tus compañeros en brazos, llorar y prometerles que sobrevivirán. He tenido que lidiar con muchas muertes en la mina y, sin embargo, no recuerdo haber perdido el sentimiento de miedo. Nuestra mina llevaba el nombre de Lenin. Un día, los obreros estaban riéndose y dijeron: "¿De quién es esta mina? Es la mina de Lena".

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© Alexander Chekmenev

¿De qué cambios ha sido testigo en el país después de la revuelta de Maidan?

En cierta medida, la vida se ha vuelto más fácil. Hubo reformas.

Pero en Ucrania, el sistema no está a favor de los trabajadores. Yo, por ejemplo, gano un salario ridículamente bajo: 4.200 grivnas ucranias [unos 135 euros] al mes. Los propietarios de la mina continúan comprando nuevo equipamiento general, pero nunca renuevan cosas como las vigas, los cabrestantes u otros equipos adicionales con los que trabajo a diario. Se aprovechan de nosotros todo lo que pueden. Aunque yo había tenido que poder jubilarme a los 45 años, ahora no podré hacerlo hasta los 50. El Estado ha violado mis derechos.

¿No hay, entonces, políticos que te representen?

– No.

"¿Cuál es el mensaje de las mujeres que forman parte de FEMEN, esas mujeres que corren desnudas y protestan?"


CRONOLOGÍA DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES EN UCRANIA:

1991: Ucrania obtiene la independencia.

1996: La Constitución recoge la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en el ámbito económico, político, cultural y social, así como en el ámbito familiar.

2013: Revuelta Maidan.

2017: El Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea entra en vigor y da un nuevo aliento a los debates sobre la igualdad de género.

2017: El ministerio ucraniano de Salud anula una lista de 450 profesiones prohibidas hasta entonces a las mujeres. Una de esas profesiones es la de minera.


¿Tienes modelos femeninos? ¿Quién podría ser tu guía? ¿A quién admiras?

Realmente no. ¿Cómo puedo concentrarme en los valores de otra persona cuando tengo los míos propios? Si tomamos como ejemplo a las políticas, Angela Merkel es una mujer sorprendente e inteligente. Margaret Thatcher, pese a ser criticada, fue una mujer estupenda. Ya nunca tendremos ese tipo de políticas. Para empezar, hay que tener rasgos de carácter destacados: una voluntad fuerte y estar preparado para sacrificarse. En nuestro pueblo es innato robar y cualquiera que entre en política acabará robando. ¡Ah, y la Madre Teresa, desde luego! Una mujer pequeña, pero tan fuerte…

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© Alexander Chekmenev

Entonces eres una feminista.

Nunca he sido una mujer sumisa o dependiente. Estoy en contra del domostroi (una visión tradicional de la familia recogida en el libro del mismo título escrito en el siglo XVI) y de la separación de roles por sexo. Si dos personas trabajan, se aman y se respetan, encontrarán la manera de simplificarse la vida mutuamente. Si tienes un esclavo trabajando por tu salario, entonces eso no es una unión. Me niego a que alguien pague por mí, es la forma en la que me educaron. Mi madre era así, mi abuela también y mi bisabuela, lo mismo.

Es lo que se llama una "vida consciente". Las personas que viven conscientemente son hombres y mujeres, no son feministas. Es a eso a lo que se parece un adulto normal. No creo que sea correcto etiquetar la personalidad de un adulto. Se puede participar en diversas actividades, pero dentro de los límites de lo razonable. Las mujeres que forman parte de FEMEN, que corren desnudas y protestan, por ejemplo, lo único que hacen es hacer reír a la gente. ¿Cuál es su mensaje?

¿Qué piensas del movimiento #MeToo y de la campaña #I’mNotAfraidToSay (No tengo miedo a decirlo) en Ucrania?

Yo no he participado, pero algunos de mis amigos sí lo han hecho. En Europa y en Estados Unidos, los sistemas y los marcos legislativos son diferentes. Nuestras mujeres no acuden a las fuerzas del orden para pedir ayuda porque saben que no ocurrirá nada.

Antes de empezar a trabajar en la mina, me hacían preguntas tales como: "¿Tienes la intención de tener hijos?" o "¿Quieres casarte?" Me hacían esas preguntas en tono de broma, pero me sorprendía. No obstante, llevo trabajando mucho tiempo y nunca he oído hablar de una mujer soltera que haya sido acosada en la mina. Nuestros hombres son estupendos. No faltan al respeto a las mujeres y en raras ocasiones son groseros. Sí, [alguna vez] hacen bromas, pero es algo normal. Las condiciones de trabajo son duras y se ponen nerviosos. En la mayoría de los casos, he aprendido cómo responderles y cómo relajar la situación.

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© Alexander Chekmenev

Según tú, ¿cuál es el cambio más importante que debería producirse a nivel europeo para mejorar las condiciones de las mujeres?

En el plano legislativo, ya no hay nada que hacer. La conciencia y los verdaderos cambios solo llegarán con el tiempo. Cuando la justicia está corrompida, es un hecho deplorable para hombres y mujeres en el mundo entero. Me refiero a los tribunales donde las sentencias tardan décadas, donde faltan jueces especializados en derecho laboral, etc. Y lo mismo para los casos de discriminación apoyados en pruebas… Los tribunales tendrían que tener fácil acceso a los ciudadanos de a pie, y por el momento no es el caso.

Muchos van a Europa en busca de trabajo, incluidos tus compañeros…

El lugar en el que has nacido es el que más te necesita. Yo no puedo dejar a mi familia, a mi hijo. No puedo ir a trabajar, aunque sea legalmente, a miles de kilómetros sabiendo que mi carne y mi sangre están en algún lugar del frente.

Allí no nos quieren. Cuando Ucrania abrió sus fronteras, un montón de trabajadores hambrientos y bien formados entraron en el mercado laboral europeo, dispuestos a trabajar por salarios bajos y sin ninguna ayuda social. ¿Es eso realmente lo que quieren los trabajadores europeos?


Brecha salarial entre hombres y mujeres en Ucrania: 24% (Consejo de la ONU).

Representación política: 12,3 % de los parlamentarios son mujeres (Banco Mundial, 2018).


¿Qué piensas de la perspectiva europea sobre Ucrania?

Hace mucho tiempo que digo que nunca podremos ser Europa. Tenemos una mentalidad diferente. La corrupción está profundamente arraigada…

¿Tienes medios para viajar?

No, no dispongo de suficiente dinero para hacer eso. De hecho, nunca he viajado y ni siquiera tengo pasaporte. Me gustaría mucho ir al extranjero, pero no es mi objetivo. Aunque si pudiera ver el Louvre, me moriría feliz.

¿Tu vida, entonces, está aquí?

Mi vida es mi vida. Si mañana cambio de opinión, créeme, encontraré los recursos y los medios necesarios para ver el mundo. Nada es imposible, lo que hace falta es que yo quiera. Me encantaría estar tumbada en una hamaca, trabajar en el jardín y plantar flores. Como las amas de casa norteamericanas, sería miembro de una asociación de padres del barrio para estar ocupada y hablar con mis amigos. Y tener a un hombre o a una mujer a mi lado. No sé, quizá me enamoraría de una mujer…

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Autora: Tatiana Kozak

Fotos: © Alexander Chekmenev

Esta entrevista es el resultado de nuestra colaboración con el proyecto Sisters of Europe, que recoge las entrevistas de 17 mujeres ejemplares de 17 países europeos diferentes. Ya os hemos hablado de ello en dos artículos: (https://cafebabel.com/es/article/translation/5bf08f64f723b33cc6e27fa0/) y (https://cafebabel.com/es/article/sisters-of-europe-17-talentos-femeninos-5c7039a0f723b38ae0071885/). El artículo original está en inglés (https://sistersofeurope.com/im-restless-and-not-only-fighting-at-the-mine/) y podéis encontrarlo en el sitio de Sisters of Europe.

Story by

Translated from Elena Maslova : « Je ne me bats pas qu’à la mine »