Yannick Haenel: Berlín es el ombligo de hormigón de Europa
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raquel guerra pérezTras trabajar quince años como profesor de francés en la enseñanza pública, Yannick Haenel ha decidido dejarlo todo para consagrarse a la literatura. Su séptima y última novela, Círculo, es una road-movie de París a Berlín, viaje iniciático a la Europa de principios del siglo XXI.
(Fotos: C. H-lie/ Gallimard)
Supe de la existencia de Yannick Haenel cuando publicó su última obra. El libro había sido seleccionado por la Academia Goncourt. De inmediato, se comentaba como el “best seller de la temporada” de la editorial Gallimard “una obra esencial, un libro de cabecera, absoluto”. Tantos calificativos despertaron mi curiosidad y mi desconfianza. Así que, pasada ya la fiebre mediática, lo saqué de mi biblioteca y reanudé la lectura de este ladrillo (casi 900 páginas).
Y de repente, ¡sorpresa! Me conmovió y maravilló su prosa que aunaba lirismo, erotismo y rigor, sin recurrir a lo fácil, amanerado o engreído. Un hombre decide no tomar el cercanías de París de las ocho y siete minutos de la mañana que le lleva cada día al trabajo. Con este acto de renuncia, original y fundador, se desliza hacia otra dimensión donde la literatura, la danza y el erotismo serán las llaves que le harán entender el mundo. La trama desarrolla un viaje de París a Berlín donde la odisea y la pesadilla se intercalan en la búsqueda de sentido. Las páginas se encadenan a una velocidad frenética. ¿Cuándo y dónde podré encontrarme con el autor?
Berlín entre las páginas: polémica
Antes de Círculo, Yannick Haenel publicó Introducción a la muerte francesa, donde denunciaba el ombliguismo de Cartas francesas y su complejo de superioridad. En 1997, creó junto a François Meyronnis la revista Línea de riesgo al igual que ha dirigido otros dos volúmenes junto a Philippe Sollers.
La cita tiene lugar en el café Justine de la calle Oberkampf. Vestido con una fina camisa gris y el pelo desgreñado, Yannick Haenel me espera. Tiene cuarenta años y parece aún un estudiante: sumergido en la lectura, un cuaderno moleskine y una pluma de repuestos sobre la mesa, al lado de una botella de San Pellegrino.
Círculo ha sido galardonada con el premio Diciembre, el anti-premio Goncourt. “Al principio, consideraba las entrevistas como una pérdida de tiempo, sufría porque quería continuar escribiendo sobre mi próxima novela, y soy alguien bastante solitario”, admite este hijo de militar. ¿Una reminiscencia de sus años en el instituto Prytanée national de La Flèche? “Fue una época dolorosa, estaba muy solo.” Y mientras va naciendo la confianza, se sorprende: “En algunos encuentros, me he quedado durante horas hablando con el público”.
La co-soledad alemana
Círculo es una novela que crea debate y no deja al lector indiferente. Cuando el narrador llega a Berlín Este, está enfermo, los dolores y la fiebre le producen alucinaciones en las que se presentan los fantasmas de la Shoah, las figuras deformes estilo Bacon, los cuerpos ejecutados, los verdugos de la Historia y sus propios demonios. “Para mí, el capítulo sobre Berlín no es polémico. El viaje a esta ciudad era muy práctico para el desarrollo de la novela”, explica el escritor. “Es una bajada a los infiernos, aunque describo el Berlín del siglo XX y no el de hoy. Es una ciudad-símbolo que encarna todo el horror del siglo precedente. Berlín es un poco el ombligo de hormigón de Europa: el Este y el Oeste que se acoplan en el centro.”
Para escribir este libro, Yannick Haenel fue de veras a perderse a Berlín, sin dirección ni dinero. “Esto me colocó en situaciones límite. Yo quería escuchar la ciudad, dejarla venir a mí”. Para contener el frío, pasó sus días y la mitad de sus noches en los cafés, sobre todo en el Zapata (que aparece como Gastr ! en la novela), punto neurálgico para el Kunsthaus Tacheles en el que descubre la vida bohemia. Junto al barrio judío el antiguo almacén de la Belle époque, el Kunsthaus Tacheles que fue primero una casa okupa antes de convertirse en un centro de arte reconocido por el Gobierno como un símbolo de la reunificación. Allí, los yonquis se codean con los artistas y con los padres de familia cuando salen de sus trabajos. “En esta ocasión, la ciudad me pareció muy apacible, al mismo tiempo frenética y tranquila”, imagen perfecta de “la co-soledad alemana”.
Italia: laboratorio para todas las pulsiones
Berlín, ¿ciudad de pesadilla o encarnación del sueño libertario? “Es la capital de la cultura, y también encierra lo peor; en ella el narrador toma consciencia de que Europa es la heredera de un crimen común”, me responde Yannick Haenel. Sin desvelar la trama, el narrador continuará su epopeya por Varsovia y Praga, de la mano de la sagrada visión de una bailarina de la compañía de Pina Bausch. ¿Le dará ella las respuestas que él busca?
Yannick Haenel reconoce su Estado de búsqueda permanente. Ulises del siglo XXI que quiere sondear su época, hacerle la autopsia y descubrir su sentido, a pesar de las apariencias. Buscando nuevos retos, piensa en Italia y comenta que “los ciudadanos están menos despolitizados que en Francia”. Sobre todo, no se encierran en la visión franco-francesa o en la de un turista. A él le gustaría vivir en Florencia bastante tiempo para “romper moldes”: “Italia no se compone sólo de museos y delicadeza, es un laboratorio para todas las pulsiones, y esto incluye las más salvajes. El vínculo social es muy duro. El capitalismo ha calado hondo y lo ha radicalizado todo, incluso las relaciones humanas”. Yannick Haenel, es un bicho raro en el panorama literario francés. Capta la belleza, dónde está el botín, lo puro y lo impuro…, donde quiera que aniden.
Yannick Haenel conversa sobre su novela Círculo (Francés)
(Foto portada: C. H-lie/ Gallimard)
Translated from Yannick Haenel : « Berlin est le nombril en béton de l'Europe »