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Visita a las cárceles

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Masificación, edificios deteriorados, promiscuidad, problemas sanitarios, falta de ayuda para la reinserción… Los problemas de las prisiones europeas son muchos.

Francia: “un trato inhumano y degradante”

Ésta es la constatación realizada por los emisarios del Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) tras haber visitado diversas cárceles francesas en 2003. Numerosos informes parlamentarios han puesto de relieve también en las condiciones catastróficas en que viven los presos, lo que ha contribuido a movilizar a la opinión pública. A la superpoblación y la insalubridad se suman la falta de personal, las pésimas condiciones de higiene (lo que indiscutiblemente conlleva un riesgo sanitario) y la inseguridad (el problema de las agresiones sexuales sigue siendo un tabú). Según una encuesta realizada en 2004 por el Consejo de Europa, la tasa de suicidios en las prisiones francesas es muy elevado: 20,9 suicidios por cada 10.000 detenidos, lo que sitúa a Francia en el grupo de cabeza de los países europeos, sólo detrás de Eslovenia, Reino Unido y Noruega.

Grecia: “inaceptable”

Un informe del Consejo de Europa publicado en diciembre de 2006 ha referido malos tratos y una higiene deplorable en los centros penitenciarios griegos. A pesar de las mejoras, la situación sigue siendo “inaceptable”, según los inspectores. Los principales problemas son la masificación y la higiene deplorable. Grecia cuenta con 177,3 presos por cada 100 plazas. Las 30 prisiones del país no son suficientes para acoger a un número de presos en constante aumento, pasando de 6,252 presos en 1992 a alrededor de 9.990 en 2007. El gobierno griego, en respuesta a las inquietudes que esto despierta, ha intentado reducir los problemas asociados a la superpoblación carcelaria, afirmando que las condiciones eran “malas sólo en ciertas prisiones, en especial en Atenas y alrededores”.

Rusia: lenta disminución de la densidad carcelaria

Según el Centro Internacional de Estudios Penitenciarios, Rusia cuenta con la tasa más alta de presos por habitante de Europa, con 623 detenidos por cada 10.000 habitantes. Los 10 primeros países de esta clasificación de “criminalidad” provienen todos de antiguas repúblicas de la URSS, como Bielorrusia (426 detenidos por 10.000 habitantes), Ucrania (345), Estonia (333), Letonia (292), Georgia (276), Moldavia (247), Lituania (235), Azerbaiyán (202), o Polonia (239). No obstante, se observa una tendencia a la baja en la gran mayoría de estos países desde finales de los años noventa.

La alternativa finlandesa

Desde los años ochenta, la población carcelaria se ha mantenido más o menos estable y las autoridades finlandesas se preguntan sobre el papel de la prisión y el sentido de las condenas. El debate hace especial énfasis en la posibilidad de destinar menos recursos a la encarcelación y el interés de administrar penas sustitutivas, como trabajos de interés general, un brazalete electrónico, la puesta a prueba… Según la asociación de detenidos Ban Public, más del 35% de los detenidos finlandeses cumplen una pena inferior a un año y las penas superiores a 10 años de reclusión no alcanzan el 8%.

Fotos: Francia (hiyori13/flickr); Grecia, la prisión de Sócrates (robw/flickr); la prisión de Lubyanka en Rusia (phdstudent/flickr); la prisión de Turku en Finlandia (O6S82/flickr)

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Translated from Revue de geôles