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Vintage, la moda nostálgica pega fuerte en Europa oriental

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En Europa está en pleno auge la moda vintage, es decir, la compra de prendas usadas de marcas prestigiosas y de modelos antiguos y exclusivos de diseñadores famosos.

La palabra "vintage" procede del ámbito de la enología y designa un Oporto de gran añada. Sin embargo, por moda vintage se entiende un estilo que llegó a Europa desde los Estados Unidos, donde triunfó en los años noventa. “En Nueva York, las tiendas de ropa de segunda mano estaban de moda en la década de los ochenta. A nosotros, europeos siempre a la última, estas tiendas nos abrían las puertas a un fenómeno social nuevo pero, ante todo, a un estilo con precios más que económicos. Se podía comprar un traje de crespón por veinte dólares; y por diez una lámpara de los años cincuenta”, escribía en 1999 la pintora y escritora Hanna Bakua en el suplemento De segunda mano de la revista Playboy.

El segundo renacimiento de los “trapos viejos”

En Polonia, las tiendas de ropa de segunda mano viven una segunda ola de popularidad. La primera se remonta a los años noventa y estuvo motivada por los bajos precios de las prendas y no por su calidad. Hoy en día, en Polonia uno se topa prácticamente en cada esquina con una tienda de ropa usada, siempre repleta de gente a la caza de gangas. Por supuesto, la clientela es ante todo femenina, pero tampoco faltan hombres de todas las edades rebuscando entre la ropa.

“Compro porque las prendas son más baratas y más bonitas. Toda mi familia y todas las generaciones van a los comercios de ropa usada”, explica Barbara, de 75 años. “Estas tiendas no sólo tienen ropa estrafalaria, sino también prendas con encanto propio y de primera clase”, añade Ania, estudiante de bellas artes, vestida con gran originalidad.

A pesar del gran éxito de los comercios de ropa de segunda mano, muchas personas miran estas tiendas con cierta distancia e incluso aversión. “No voy a tiendas de ropa usada, porque las asocio a un olor raro y a trapos viejos. Yo nunca compraría nada en ellas, pero llevo ropa de segunda mano que me ha comprado mi mujer y la verdad es que es de buen género y sienta bien”, afirma Radek, profesor de inglés.

Grandes contra pequeños

El comercio de ropa de segunda mano es rentable siempre y cuando el propietario haya escogido una buena ubicación o posea varias tiendas de este tipo. “Por desgracia, mi negocio se fue a pique, ya que el alquiler era elevado y el lugar no muy atractivo. Las tiendas grandes lo tienen mucho más fácil, porque compran la ropa en grandes cantidades y cambian de colección con mayor frecuencia”, se queja Urszula, de 50 años.

Las tiendas se proveen de mayoristas de ropa usada, donde se venden las prendas por kilogramo o por unidad y los precios oscilan entre 5 szlotis (alrededor de 1 euro) y 100 szlotis, en función de la calidad, el estado, la marca e incluso el país de producción. Muchos mayoristas cuentan además con tiendas propias, lo que les permite ir pasando la ropa de una tienda a otra y ofrecer de continuo nuevos artículos. Este tipo de prácticas acaba con los pequeños negocios.

No todo el mundo puede exportar a Polonia ropa usada desde los Estados Unidos y Europa occidental. Los importadores de este tipo de producto necesitan un permiso especial para la introducción de ropa usada en el país, así como un certificado que acredite la previa desinfección de las prendas. El miedo a grandes sanciones por incumplimiento de las normas sanitarias lleva a muchos vendedores a colgar en su local un letrero enorme con el aviso “nuestros artículos han sido desinfectados”.

De buena calidad y con estilo propio

El singular boom de la ropa usada se vive también en otros países poscomunistas. “Me gustan mucho las tiendas de ropa de segunda mano, no sólo porque son económicas, sino también porque tienen personalidad. En ellas, se encuentran cosas de buena calidad que no se ven en ninguna tienda de moda. Y, con una máquina de coser, se pueden retocar las prendas compradas y confeccionar ropa de lo más novedoso y con estilo propio”, escribe Judit Járadi, corresponsal de cafebabel.com en Budapest.

La situación en Rumania y Bulgaria es distinta, pues la ropa de segunda mano no está tan de moda como hace cinco años. Esto se debe a los bajos precios de las prendas importadas de Asia y Turquía. Además, Rumania es uno de los productores textiles europeos de mayor relevancia.

Vintage 2.0

A los que no les vuelve locos tener que desplazarse para comprar ropa de segunda mano, se les ofrece ahora la posibilidad de comprar desde su casa en tiendas virtuales como glam.pl. La precursora de esta idea, Joanna Draus, explica: “Llevo muchos años comprando ropa de segunda mano en Polonia y en el extranjero. Para mí, es la manera ideal de llevar prendas originales sin gastarme una fortuna”. La tienda virtual es además la solución perfecta para aquéllos que buscan originalidad, pero no tienen tiempo de ir de tiendas. “Mi clientela está formada sobre todo por mujeres que trabajan mucho o tienen que ocuparse de los hijos y no tienen tiempo de comprar en otro sitio que no sea Internet”, afirma Joanna Draus.

Translated from Vintage: moda nostalgiczna