Vida perra
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laura feal sánchezTener un animal de compañía se ha convertido en un fenómeno social. El mercado de los cuidados y servicios para perros y gatos y la mascotamanía arrasa en Europa.
“¡Nuestra familia vive entre perros desde hace 30 años!” Luciendo una camiseta a juego con las paredes rosas de su tienda, Jacques Palombo tiene de qué sentirse orgulloso, ya que Chez Toutou, en Bruselas, no es sólo un simple salón de aseo para perros, sino toda una institución en el mundo animal. Un negocio familiar puesto en marcha por su padre y que está a punto, a día de hoy, de convertirse en una cadena internacional, con la apertura de una segunda “Toutou” en Alicante, en España, y muy pronto con otro local en la capital belga, dedicado a artículos de lujo.
Niñeras para perros y zoosiquiatras
Después de arrasar en Estados Unidos o Japón, la mascotamania hace ahora furor en el Viejo Continente. Pasando de ser una simple compañía, los animales se han convertido en elementos de unión social y sustitutos de carencias afectivas. Gatos y perros son utilizados para devolver el lado humano a esta sociedad individualista y urbana. Aunque con sus exageraciones, como la bestia de la moda exhibida como un signo exterior de esnobismo.
Según un estudio reciente del mensual Business Week, el mercado del perro en Estados Unidos sobrepasa al de bienes culturales, aproximándose a los 29.000 millones de dólares al año, de los cuales el 60% lo genera el sector servicios. Todo indica que esta manía que reproduce las técnicas de marketing de los humanos se está extendiendo a gran velocidad en Europa.
Una encuesta del INSEE en 2001 [el instituto nacional de estadística de Francia] situaba a dicho país en cabeza de los países de la Unión Europea en cuanto al número de animales de compañía. Su comercio anual estaba valorado por entonces en 733 millones de euros al año. Más de la mitad de los hogares franceses tiene hoy al menos una mascota.
El fenómeno se ha convertido en un mercado suculento, sobre todo en el ámbito del lujo. Televisión web para perros o portales de Internet dedicados a los animales como mifielamigo.com, zoosiquiátras o servicios de dog sitting [como el baby sitting, pero para animales], nada es demasiado para las criaturas peludas. Palacios para animales, packs completos de “relajación y spa”, guardaespaldas o herencias sorprendentes: el animal de compañía es el rey. Los fabricantes de alimentos para animales como Royal Canin o Felix rivalizan en creatividad: productos como extracto de uvas, vitamina C o patés para luchar contra la obesidad canina o problemas cardíacos, inundarán pronto los estantes de los supermercados. El abnegado dueño puede también hacerse con galletas especiales sin azúcar ni conservantes en la pastelería parisina Mi Buen Perro. ¿Absurdo?
Desperate Housedog
En la tienda de Jacques Palombo, toda clase de juguetes posibles e imaginables se acumula en los estantes. “Cuando Paris Hilton empezó a vestir a su chihuahua, la tienda se inundó de gente pidiendo la misma camiseta”, explica Palombo.
Según el catálogo, la moda del pequeño abrigo enguatado está completamente desfasada. Ahora se llevan las pequeñas faldas con volantes, los vaqueros negros con cinturones dorados, vestidos de flores para los domingos en el campo o las seductoras túnicas de leopardo para derretir a los pretendientes en celo. “En esta temporada, el camuflaje militar está muy de moda”, comenta el vendedor de la tienda. Las gorras, gafas y diademas son para ellos artículos básicos. El éxito del verano pasado fue la camiseta Desperate Housedogs. ¿Una señal?
La moda bruselense se enfrenta sin embargo con la de las grandes metrópolis europeas donde los querubines, pese a todo lo mimados que sean, se arriesgan a pasar por perfectos idiotas ante sus homólogos de Milán o del barrio parisino del Marais. En estas ciudades el cuello Burberry es algo indispensable, sobretodo si va a juego con el de su dueño. “En París, la última tendencia es la de poner al perro un collar con una correa importada de una sociedad sueca que informa a los iniciados de que el amo es un soltero”, explica Alicia Valegjanin, redactora-jefa de la revista Fashion pets.
A pesar de los cuencos con perlas incrustadas, en Chez Toutou los productos de belleza y el estante de alimentación bio son los más visitados. La tienda bruselense ha renunciado a los pequeños armarios y a las pequeñas camas con doseles, perfectas para remplazar al vulgar nicho del Señor Perro. Sin embargo, los carritos del escaparate “¡se venden como rosquillas! Hay incluso un bolsito para meter el pasaporte.” La neurosis es otra de las opciones.
Translated from Une vie de chien