Uno de los últimos nazis se sienta en el banquillo
Published on
Translation by:
Mar CamónEl juicio de John Demjanjuk, un ex guardia del campo nazi de Sobibor, en Polonia, empezó en Múnich el pasado 2 de diciembre. Cincuenta años después de que la justicia alemana empezara a pedir responsabilidades por el holocausto, ¿qué sentido dan los jóvenes a este proceso?
Lo que en este momento ocurre en el Tribunal de Apelación de Múnich es, sin lugar a dudas, uno de los últimos actos de la historia de la ‘desnazificación’. La apertura del juicio contra John Demjanjuk (actualmente suspendido por el estado de salud de este hombre, de 89 años, pero que va a reanudarse el 21 de diciembre), acusado de ser uno de los verdugos del campo de Sobibor, está siendo seguida con gran interés por los medios internacionales.
Ucraniano de origen y reclutado por las SS como ‘Trawniki’, término genérico utilizado para nombrar a los guardas reclutados por los nazis en la Europa del Este, el hombre que hoy es un apátrida, después de que le fuera retirada la nacionalidad americana que le fue concedida tras la guerra, debe responder por su participación en el asesinato de 27.900 judíos. Este es, en efecto, el número de prisioneros ejecutados durante los únicos seis meses que estuvo en el campo en 1943, acreditados por su carta de identidad de entonces y, también, por los testimonios que deberán presentarse en la vista.
¿Un proceso útil?
El suceso es importante teniendo en cuenta que el anciano es uno de los últimos responsables nazis que aún siguen con vida; por tanto, este juicio podría ser el último de la larga y dolorosa historia de la ‘desnazificación’ en Alemania. Además, es la primera vez que la justicia germana incauta el caso de un nazi extranjero: hasta ahora, todos los procesos relacionados con el período nazi implicaban a compatriotas. Pero 50 años después de que empezara un examen de conciencia, que no ha transcurrido sin crisis, ¿tiene sentido confrontar a un anciano con sus crímenes?
"Fue un responsable importante y tiene sangre en sus manos", explica Christiane, una estudiante de 26 años. "La cuestión ni se plantea: debe ser juzgado. Hay que castigar sus actos, cualquiera que fuese el tiempo transcurrido", añade. Entre los jóvenes, esta opinión es ampliamente compartida y no suscita mucha controversia. Pero cuando se plantea el interés pedagógico que pueda tener un proceso como este, como una lección de cara a las generaciones venideras, las opiniones son más matizadas. "Por supuesto, hay que discutirlo", afirma France, de 23 años, "pero jamás quedará todo totalmente claro. Los más altos responsables, los alemanes, jamás han sido juzgados".
Este sentimiento de que el proceso no está completo suele ir acompañado de un cierto fatalismo, perfectamente resumido por Max, profesor de alemán de unos treinta años: "Mientras algunos líderes nazis sigan todavía vivos, el nazismo no desaparecerá de nuestra historia ni de nuestra actualidad". Más allá del trabajo de reflexión e investigación de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, para muchos jóvenes alemanes es el tiempo lo que reconciliará definitivamente a su país con su pasado.
Fotos: John Demjanju/Oficina de prensa del gobierno de Israel- Sobidor/Jacques Lahitte CC/Wikimedia
Translated from L’un des derniers nazis sur le banc des accusés en Allemagne