Una sociedad enlazada
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La Vía Catalana, una cadena humana de 400 quilómetros, cruzó el 11 de septiembre el litoral de Cataluña desde la frontera con Francia, al norte, hasta la Comunidad Valenciana, al sur, pasando por 83 municipios. Según el gobierno catalán, acudieron a la cita 1,6 millones de personas.
Marta Roqueta. Barcelona
“Al principio, éramos un poco escépticos con la propuesta de una cadena humana. Requería mucha organización y el compromiso de mucha gente”. Jordi Martínez Solé, secretario de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), cuenta cuál fue su reacción al escuchar por primera vez, en diciembre del año pasado, la propuesta de realizar una cadena humana el 11 de septiembre de 2013, día nacional catalán, para reivindicar la independencia de Catalunya.
Con el paso de los meses, la idea fue tomando forma: “era una opción muy buena porque implicaba a todo el territorio”, destaca Martínez. Su inspiración era la Vía Báltica, que el 23 de agosto de 1989 enlazó Estonia, Letonia y Lituania. Dos años después, se independizaron de la URSS. La Assemblea Nacional Catalana ha llevado todo el peso de la organización. Es una entidad independentista formada por gente tanto de derechas como de izquierdas, y no vinculada a ningún partido político. Agrupa más de 460 asambleas territoriales y más de 50 asambleas sectoriales. Según Martínez, la ANC se financia de las donaciones de los socios “de tres o cuatro euros al mes”, y no acepta ni donativos anónimos ni subvenciones. Su repercusión en los medios catalanes y las muestras de apoyo de partidos políticos le han valido acusaciones de ser una entidad subvencionada y promovida por el gobierno. Martínez lo niega: “Los participantes a la Vía Catalana se pagan de su bolsillo el desplazamiento, el kit de participante y la comida”.
Para preparar la cadena, la ANC movilizó 30.000 voluntarios durante nueve meses, 5.000 de los cuales estuvieron presentes durante la vía. Junto a los mossos de esquadra, la policía catalana, idearon un dispositivo para garantizar la seguridad y, especialmente, la fluidez del tráfico. “Dividimos el recorrido en cinco áreas regionales”, detalla Martínez, “que comprendían varias áreas básicas policiales”. Se asignaron responsables municipales en las 86 poblaciones por las que pasaba la cadena, así como responsables para los cerca de 800 tramos en los que se dividió la vía.
Para conseguir el pleno absoluto en todos los tramos, la ANC utilizó dos de los elementos básicos en su trabajo diario: internet y las redes sociales. “Creamos una página web para la Vía Catalana, desde la que gestionamos las inscripciones, y animamos a la gente a apuntarse a través de Twitter y Facebook”, relata Martínez. A medida que la fecha se acercaba, la ANC intensificó las campañas virales: “en la última semana, publicábamos un vídeo cada dos días”. Se lanzó una aplicación móvil para informar a los participantes, y se distribuyó una guía con consejos para preparar la cadena y propuestas culturales para pasar el día.
La ANC realizó varios ensayos en agosto, que incluyeron una insólita cadena nudista en la playa de Palamós (Girona). Estas cadenas de prueba se complementaron con las réplicas de la Vía Catalana en países de los cinco continentes, muchas organizadas por las delegaciones internacionales de la ANC. Se calcula que más de 9.000 catalanes en el extranjero han participado en las 116 cadenas realizadas en el mundo.
A falta de un par de semanas para la vía, todavía quedaban tramos de las tierras del Ebro (Tarragona), por llenar. La ANC hizo un llamamiento en las redes sociales para ocupar esos tramos, que fue respondida con éxito: un par de días antes de la Vía Catalana, ya se había llenado todo el recorrido.
Fue entonces cuando se abrió el Tram 0, para que las personas que no se habían podido apuntar pudieran inscribirse para dejar constancia de su participación. Debido a la asistencia de última hora, la cadena se dobló en algunas zonas.
La cadena humana contó con la participación de familias enteras –incluídas las mascotas, vestidas para la ocasión–, personajes del star system catalán y políticos, entre los que destacaron varios miembros del gobierno. Como ya sucedió con la manifestación masiva en Barcelona del año pasado, ahora la incógnita es saber qué influencia tendrá en la agenda política. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ya ha respondido a la carta que el presidente catalán, Artur Mas, le envió para solicitar una negociación para permitir un referéndum en Catalunya. El texto ofrece diálogo, pero no cita la consulta.
La ANC es partidaria de un referéndum “que permita a todos los catalanes responder sí o no a una pregunta clara”. A poder ser, antes del 31 de mayo de 2014. “Si no, deberemos buscar otros mecanismos para consultar a los catalanes”, destaca Martínez. Para Martínez, la cadena humana ha sido una vía para reivindicar una consulta apoyada por la mayoría de la sociedad catalana: “Las personas que no son favorables a la independencia también han tenido cabida en la Vía Catalana. En la ANC trabajaremos para que, llegado el momento, voten que sí”.