Una esperanza para la paz
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eduardo s. garcésLa profesora Galia Golan, miembro de la internacionalmente renombrada organización pacifista israelí Peace Now (Paz Ahora), comenta para Café Babel las expectativas de paz tras las elecciones palestinas.
Las elecciones palestinas representan un desafio importante. Sobretodo las elecciones presidenciales de Enero, pero también las elecciones municipales y locales que comenzaron el pasado mes de diciembre, y las elecciones para el Consejo Legislativo Palestino anunciadas para el próximo mes de mayo. Suponen un reto para Israel, y en concreto para su Primer Ministro, Ariel Sharon, porque desmontan su argumento sobre la ausencia de un interlocutor político en el bando palestino. La muerte de Arafat ha eliminado el pretexto que Sharon suele usar para evitar entablar negociaciones: el supuesto desinterés del líder palestino por alcanzar la paz.
La sustitución de Arafat mediante un ordenado traspaso de poderes a Abu Mazen, un líder que siempre ha abogado por negociar más que por el uso de la fuerza, supone un cambio que Sharon difícilmente podrá ignorar. Además, la elección por parte de Al Fatah de Abu Mazen como candidato a presidente, le ha otorgado de antemano bastante legitimidad a las futuras negociaciones. Así, la presión que ejercieron sobre Marwan Barghouti para que retirase su candidatura no es más que otro símbolo de tal legitimidad, puesto que siendo Barghouti un líder que también busca la paz con Israel, también es el líder de Al Fatha más vinculado con la vuelta a las escaramuzas armadas de la Intifada. Si estas próximas elecciones locales y parlamentarias le otorgan más legitimidad a Abu Mazen, Sharon e Israel deberán afrontar una nueva realidad incontestable.
Movimientos hacia la Democracia
Las elecciones palestinas supondrán un reto también para los EEUU, y en especial para su Presidente, George Bush. El presidente Norteamericano ha colocado la “democratización” como el objetivo primordial en su política para Oriente Medio y los palestinos parecen estar llegando más allá que cualquier otra entidad árabe a la hora de afrontar tal empresa. Con una sociedad civil altamente desarrollada y ansiosa por establecer instituciones democráticas, el pueblo palestino se ha tomado en serio el proceso democrático desde el principio. Las elecciones no están totalmente libres de corrupción y presiones políticas pero lo que las caracteriza son los procedimientos democráticos y las conductas ordenadas. Si esta situación se mantiene a lo largo de todo el proceso electoral los palestinos andarán bien encaminados para cumplir muchas de las exigencias de Bush. Los demás miembros del Cuarteto (UE, ONU y la Federación Rusa) se encontrarán igualmente llamados al reto ya que, en cuanto a los palestinos, una de las obligaciones de la primera parte de la Hoja de Ruta, es en efecto la democratización.
Para facilitar el proceso democrático Israel ha acordado retirar sus tropas de las ciudades y pueblos palestinos (reocupados tras el comienzo de la Intifada) y a eliminar sus barreras y controles de carretera en esos territorios durante los pocos días que duren las elecciones. Se presenta aquí la oportunidad de Israel para cumplir la primera fase de la Hoja de Ruta, tan sólo extendiendo estas medidas y haciéndolas permanentes. De esta manera, las elecciones podrían configurar una base para empezar con la Hoja de Ruta, sobretodo si la legitimidad con la que arropar al nuevo líder le permitiese alcanzar los demás requisitos de la primera fase: reorganizar y reunificar los servicios de seguridad palestinos, declarar un nuevo alto el fuego y prometer un cese de la violencia.
Razones para el Optimismo
Esta es sin duda un visión optimista de la situación y de sus perspectivas, optimismo quizás sustentado por dos avances: el primero es un cambio ya visible en la opinión pública palestina. Las encuestas más recientes indican un aumento -hasta el nivel de la mayoría absoluta- en el apoyo al cese de la violencia y por la solución de los dos Estados. Según un reciente estudio, los palestinos no están convencidos de que el nuevo gobierno sea capaz de traer consigo los cambios necesarios, sin embargo la mayoría cree que hay más esperanzas para la paz ahora.
Los entrevistados israelíes mostraron el mismo optimismo con reservas. Ambas sociedades parecen estar preparadas para dejar atrás la violencia; existe el sentimiento en ambas de que ya se ha derramado demasiada sangre y que esto no ha supuesto un acercamiento a la paz. Más bien todo lo contrario. Debido al enorme sufrimiento y a la pérdida de vidas durante estos últimos cuatro años de hostilidades, el escepticismo sobre la voluntad de la contraparte por alcanzar la paz es aún muy alto. Pero la segunda razón para el optimismo es que el desafío propuesto a Israel, a los EEUU y al resto del Cuarteto por la elección de un nuevo líder palestino, legitimado y deseoso de paz, bien podría desembocar en una reapertura de las negociaciones, superando el escepticismo y volviéndonos a situar en el camino de la paz.
Translated from Hope for peace