Un día en la resistencia LGBT de Cracovia
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Polonia es uno de los países de la UE que ofrece peores condiciones de vida al colectivo LGTB. Según diferentes estudios, uno de cada tres entrevistados ha sido atacado o amenazado con violencia por su condición sexual en los últimos tres años. Nos acercamos a la situación de esta comunidad a través de Mikolaj Czerwinski, un joven activista gay que lucha por los derechos de la comunidad LGTB.
Polonia puede resultar un lugar insólito para alguien que ha crecido en un país mediterráneo de la Europa Occidental. Más allá del centro histórico, la ciudad mantiene el aspecto sólido y disciplinado de su pasado soviético y sin embargo un flujo constante de gente rompe con la monotonía de las férreas líneas. Es sorprendente, incluso para alguien como yo, originario de un país tan pío como España, que cada tres esquinas los devotos entren y salgan sin cesar de las múltiples iglesias de la ciudad.
Mikolaj Czerwinski es un joven activista gay que lucha por los derechos de la comunidad LGTB (lesbiana, gay, transexual y bisexual) en Cracovia a través de la asociación Cultura de la Tolerancia. Nos reunimos por primera vez con él en uno de los pocos bares gays de la ciudad, situado en el barrio judío de Kazimierz. Al entrar, varias pintadas neonazis en la puerta nos dan la bienvenida. "Hace justo dos días un extraño nos insultó a mi pareja y a mi a solo dos calles de aquí, sin ninguna razón", nos cuenta con una normalidad que entristece. Mikolaj es un tipo corpulento y sus gestos trasmiten una tranquilidad que no acompaña a lo que narra. Estudió Ingeniería Mecánica en Inglaterra y tras haber trabajado en varios países de África, hoy a sus 23 años compagina su trabajo en este bar con sus estudios en Gestión Cultural.
La comunidad LGTB es objeto de burla constante por parte de la clase política y eclesiástica. Según Mikolaj, el simple hecho de vivir con tranquilidad supone un ataque para una cierta parte de la sociedad polaca. Un simple beso a su pareja en público puede suponer un escándalo o, como le ha ocurrido a amigos suyos, su condición sexual puede ser una razón suficiente para no ser atendidos en un hospital. Desde hace dos años, Mikolaj se bate por los derechos de la comunidad LGTB participando en varias asociaciones queer a nivel internacional. Además, junto con otros compañeros, Mikolaj lucha por cambiar el rumbo de las cosas desde la joven asociación que coordina, Cultura de la Tolerancia.
El espíritu religioso y ciertamente conservador de una gran parte de la sociedad polaca no ayuda a normalizar la situación de la comunidad LGTB en el país eslavo. Según el último estudio de la Agencia de la UE para los Derechos Fundamentales (FRA) sobre la situación de este colectivo, entre 2011 y 2012, un 35% de las personas encuestadas sufrió agresiones o amenazas a causa de su condición sexual. En el caso de violencia psicológica las cifras se sitúan por encima del 58%, lo que puede resultar alarmante, en especial tratándose de un país comunitario. Además, según el informe “Situation of LGTB Persons in Poland – 2010-2011 Report”, uno de los pocos estudios realizados sobre la materia en Polonia, alrededor del 40% de las personas agredidas físicamente lo han sido más de tres veces. También llama la atención que el 70% del colectivo encuestado tenga miedo a mostrar su orientación sexual en la escuela o el trabajo por temor a ser discriminado y que el 38% haya pensado algún vez en suicidarse.
Desde el ingreso de Polonia en la UE y sobre todo con el cambio de gobierno en el que la coalición de derecha dejó paso al actual Primer Ministro Donald Tusk, de centro-derecha, la situación del colectivo ha mejorado levemente. No obstante, la situación a la que se deben enfrentar los miembros del colectivo LGTB sigue siendo complicada. La vida de Mikolaj, como la de muchos otros activistas, se ve obligada a transformarse en una lucha constante por defender lo más básico: el respeto mutuo. Sin embargo, este compromiso con uno mismo, como el que demuestra Mikolaj, puede llegar algún día a cambiar el futuro de la sociedad polaca.