Túnez, parkour a todas horas
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Pablo ÁngelEn el corazón de Túnez o en las afueras de la ciudad, el espacio urbano se ha convertido en el patio de recreo de los jóvenes que practican el arte del desplazamiento, el parkour. Cafébabel ha seguido durante 5 días a Hichem Naami, padrino de la disciplina y fundador de la asociación Tunisian Freemove. Reportaje gráfico sobre estos tunecinos que bailan con los obstáculos.
Hichem Naami, líder del grupo, se entrena normalmente a pocos pasos de su casa. Aquí se le ve en la azotea de la torre de agua de la nueva Medina. Ascensión sin guantes y sin ningún medio para agarrarse en caso de caída. Hichem asume los riegos por una idea sencilla: "deseo, ante todo, ser libre en mis movimientos, libre de cuerpo y espíritu".
A pocos minutos del centro de Túnez, hay edificios abandonados que son utilizados como terreno de juego por los jóvenes aficionados al Parkour. Shàrlèz Marwin, miembro de la Escuela Nacional de Artes y Circo de Túnez, no duda ni por un momento a la hora de lanzarse por donde sea. "Debemos tener en cuenta el obstáculo como un apoyo útil que ayuda al movimiento y que no moleste nunca la acción".
El Parkour es "bailar con el obstáculo para crear una realación pura entre la persona y el medio ambiente sin destruir lo que nos rodea ni lesionarnos". Al norte de Túnez, en El Menzah, es imposible ir de un lugar a otro sin que cada espacio de la calle sea estupendo para practicar. Incluso los más arriesgados.
Miembros de la asociación Tunisian Freemove ensayando en Mutuelleville, en el barrio de El Menzah. "Para muchos de los jóvenes propensos a terminar en la marginación, el hecho de unirse a asociaciones les ofrece una fuente de placer y satisfacción". Esto les reinserta. Los eventos organizados por la asociación juegan un papel importante, les dan una sensación de pertenecer a una comunidad".
Shàrlém Màrwin domestica las calles estrechas de la Medina, el centro histórico de Túnez. "Algunos jóvenes practican el parkour por diversión, para liberar un exceso de energía. A veces hay trazadores (los fanáticos del parkour) en una estación de autobús que realizan movimientos acrobáticos o 'flow' sobre obstáculos para pasar el tiempo. Esto se convierte a menudo en un espectáculo para los transeúntes. Para disfrutar viéndolos es mejor moverse que quedarse inmóvil".
A pocos minutos de la Place du 14 janvier, terrenos áridos se extienden a lo largo del lago de Túnez.
A veces los jóvenes aficionados al parkour y los 'sin techo' conviven durante unas horas.
Medina de Túnez. "El parkour también permite desarrollar una cierta estabilidad entre el cuerpo y la mente. Agudiza el oído interno, que es la base del equilibrio del cuerpo. Pero este tipo de refinamiento es difícil de conseguir, requiere algunos años de experiencia antes de encontrar una armonía general".
Edificio abandonado a lo largo de la carretera 22, en los alrededores de Túnez.
Nueva Medina, en los alrededores del campo de fútbol donde a los jóvenes del barrio les gusta reunirse después de las clases.
Un indigente mira a los jóvenes entrenar. En el pasado, ocultados por el gobierno de Ben Ali, muchos viven ahora en el corazón de la capital tunecina, en una miseria humana desconcertante.
Los alrededores del Estadio Olímpico de Radès, a unos diez kilómetros del centro de Túnez, ofrecen un espacio ideal para los entrenamientos. « ¿El parkour? Esto no es un deporte, es un estilo de vida », concluye Hichem.
Este reportaje forma parte del Dossier Euromed Reporter llevado a cabo por CaféBabel en la ciudad de Túnez.
Translated from Tunisie : Parkour, toujours