Tren del alma: 100 años de ferrocarril Transiberiano

Published on December 17, 2016

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En 2016 se han cumplido 100 años del Transiberiano, el ferrocarril más grande del mundo que conecta Europa y Asia a lo largo de 9.289 km de vías de Moscú a Vladivostok. El fotógrafo francés Damien Rayuela nos invita a subir a bordo de su "tren con alma" y a cruzar China, Rusia y Mongolia para descubrir lo que ven y siente sus pasajeros.

El ferrocarril Transiberiano es, ante todo, un transporte público, no un tren turístico. Paseando por el tren, yendo de un vagón a otro, observo cómo el resto de pasajeros se pierden en sus pensamientos mientras contemplan las llanuras pantanosas y los bosques de pinos y abedules. El ensimismamiento en el que nos vemos inducidos es uno de los mayores placeres de viajar en tren, contemplamos el exterior y, sin embargo, la mayor parte del tiempo nuestra atención está en el interior.

Anzor (25), de Kazajistán: "Cuando viajamos, dedicamos más tiempo a nuestras creencias espirituales y lo que de verdad importa. Nos olvidamos de las cosas materiales o de la rutina. El ferrocarril Transiberiano me dio tiempo para pensar, me ayudó a conocerme a mí mismo y al lugar al que pertenezco, me ayudó a comprender lo mucho que aprecio y quiero a mi familia". Soñar también es un buen ejercicio, hasta que aparece una cabaña o un pueblo -como si de un cuadro de Isaak Levitán se tratase- para acabar con la monotonía del paisaje y hacer que te preguntes cómo es la vida ahí, en medio de la nada.

El escritor americano Ian Frazier, sobre Siberia: "Es más un concepto que un lugar".

Tanya Chong (27), de Londres, Reino Unido: "Quiero crear nuevos recuerdos con todo el mundo tanto como quiero descubrir el mundo entero. ¡Con suerte, encontraré un equilibrio entre ambos!

La distancia, el espacio y el tiempo se vuelven uno para crear algo único.

Su Myat Naing Aung, de Yangon, Myanmar: "Cuando veo las amplias extensiones de tierra, las enormes montañas y el inmenso lago Baikal con su infinita superficie rozando el horizonte, siento que mis problemas son diminutos. Siento una paz tan inmensa que en ese momento no me molesta el pasado ni me preocupa el futuro, simplemente disfruto el presente".