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Tras los ataques de Westminster: vivir con normalidad como respuesta al terrorismo

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Sociedad

La policía de Londres ha identificado a Khalid Masood como el hombre que mató a cuatro personas e hirió a 40 en el ataque que hubo ayer en las inmediaciones del Parlamento británico. Tras 24 horas la ciudad intenta rehacer su vida con normalidad: ¿una muestra de la típica resistencia británica, o fatiga por el número creciente de incidentes similares en Europa?

Ayer cerca de las 14:40 Londres fue víctima de un ataque terrorista.

Todo comenzó como siempre. Primero, filtraciones: gente en Twitter que informa de un aumento de actividad policial cerca de Westminster, otros que dicen oír algo parecido a disparos. Las fotos empiezan a aparecer; primero borrosas, tomadas con la cámara del móvil por manos inexpertas, dando paso a los profesionales armados con cámaras réflex. Un torrente de informaciones, algunas contradictorias, que acaban creando una historia terrible y muy familiar.

"Estábamos en una reunión cuando sucedió", dice Georgia Sanders, una editora de 26 años que trabaja en Tottenham Court Road. "Cuando llegué a mi mesa un compañero nos había enviado un correo con un enlace a la noticia. Mi primera reacción, textualmente, fue: 'Mierda'".

Alex Fargier, un estudiante francés de periodismo de la Universidad Metropolitana de Londres, estaba en plena clase en el momento en que dieron la noticia. "Cuando empezaron a decir que la policía trataba el incidente como un acto terrorista, tuve la sensación de que 'eso' había llegado a Londres; aunque solo fuera un individuo y no un ataque coordinado a gran escala. Esto iba a tener un alcance considerable como el primer incidente terrorista 'grave' en Londres desde el ascenso de ISIS".

París, Bruselas, Niza, Berlín, Ankara y ahora Londres; no es el tipo de fraternidad a la que querrían que se uniera la ciudad del Támesis. Pero esta vez, hay una diferencia: pese a que en Europa continental se han acostumbrado, por desgracia, a este tipo de ataques en los últimos años, los británicos se habían salvado hasta ahora. El último ataque terrorista de gravedad en tierras británicas fue el 7 de julio de 2005, cuando un atentado suicida acabó con la vida de 52 personas e hirió a más de setecientas.

Viral Shah recuerda los acontecimientos de hace once años como si fueran ayer. Dice que el terror era mucho mayor entonces que ahora: "Teniendo en cuenta lo reciente que estaba el 11S y la participación del Reino Unido en las guerras de Iraq y de Afghanistan".

Ahora, como en 2005, Londres está haciendo lo posible por "Mantener la calma y seguir adelante". Ambas cámaras del Parlamento se han reunido tal y como lo habían previsto para hoy. Se han escrito mensajes de esperanza y resistencia en los tablones de las estaciones de metro de toda la ciudad. Pero al entrevistar hoy a la gente lo más llamativo era la sensación de fatiga, ya que años de recuentos de víctimas en los canales de noticias 24 horas nos han curtido frente a este tipo de trauma. Las primeras palabras de Viral al saber del ataque fueron; "No me jodas, otra vez no". Agata Zielińska, una estudiante de doctorado, estaba echándole un vistazo a su Twitter pero aun así pudo leer el artículo que había empezado a primera hora del día.

Kacper Słolina, una cineasta autónoma, cree que parte de esa reacción es por la naturaleza del crimen: "La diferencia entre este ataque y todo lo que ha ocurrido en París, Niza o Berlín es que lo que pasó ayer en Londres, sucede continuamente en todos lados. Apuñalamientos en grandes ciudades, coches que atropellan a peatones. Es horrible, pero ocurre. Por supuesto que era un ataque con un objetivo, pero al fin y al cabo la mayor diferencia con lo que pasó ayer era la ubicación. Hace solo un par de semanas, dispararon a un chico cerca de donde vivo, y apenas salió en las noticias. Antes de eso, apuñalaron a otro chico, y tuvo menos cobertura incluso".

"Si este ataque hubiera sido a gran escala, coordinado y dirigido principalmente hacia la población, creo que tendríamos una sensación de miedo mucho mayor", afirma Alex.

Sin embargo, Georgia cree que la reacción silenciosa de hoy no es debida a la insensibilización sino a la resistencia: "Es terrible que estemos tan preparados porque estemos acostumbrados a que sucedan estas cosas, pero a la vez nos hace más fuertes. No somos indiferentes a la agonía y la tragedia; alimenta nuestra templanza, y seguimos adelante en señal de protesta. Es nuestra forma de decir, 'Que os jodan, no nos intimidáis'. No es como 'aquí no ha pasado nada' en el sentido de que no nos importa".

Este ataque hará poco por ayudar con la crispación de muchos de los ciudadanos extranjeros con todo tipo de creencias del Reino Unido; agravada por el referéndum del Brexit que tuvo lugar en verano. Pero Kacper, que es un ciudadano extranjero polaco, dice que no se siente menos seguro que ayer. "Londres tiene una mezcla con toda clase de culturas, y hay tanta variedad de gente que nunca me he sentido en peligro".

"Alguien tocaba un teclado en el tren", dice Alex. "Ahora mismo no puedo evitar pensar que es otro día más en Londres".

Translated from After the Westminster attacks - another day in London