Residuo cero: ¿iniciativa 100% hipster?
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Adriana GilArticle in es
Las iniciativas residuo cero florecen en Bruselas como nunca en conferencias, cafeterías, talleres, festivales... Esta tendencia, cuyo objetivo es reducir el volumen de residuos que producimos, nos lleva a preguntarnos: ¿es esta la última moda pasajera hipster en la capital europea, o una verdadera toma de conciencia del impacto medioambiental de nuestros patrones de consumo? Cafébabel ha recorrido las calles de Bruselas en busca de estos nuevos ecologistas.
¿Alguna vez has visto una foto de una isla de basura flotando en el medio del océano, o de una tortuga con una pajita de plástico en la nariz? Para unos cien bruselenses, estas fotos han sido la gota que colma el vaso. El pasado mes de abril, el envasado excesivo sin sentido provocó un «ataque a los plásticos» en un supermercado de Delhaize en la ciudad. Este fenómeno, que se originó en Reino Unido, se está propagando ahora por el Viejo Continente. ¿En qué consiste? Hacer la compra, pagar, quitar todos los envoltorios innecesarios y depositarlos en carros de la compra, para así hacer ver a las empresas distribuidoras el sinsentido de sus políticas de envasado.
«Tenemos que superar esta barrera psicológica.»
Como estos activistas medioambientales, Sandrine, Victoria, Pauline y Florian decidieron actuar frente a la plaga del siglo XXI: la abundancia de plástico. Florian, de 30 años, abrió una tienda de alimentación con la intención de «tener un impacto positivo en el medioambiente». Y funcionó. Su supermercado, Day-By-Day —una franquicia francesa especializada en residuo cero—, abrió a finales del año 2017 en el maravilloso barrio bruselense de Saint-Gilles, y ya funciona a pleno rendimiento y atrae cada vez a más clientes. Ya no hay envoltorios de plástico en tus cereales favoritos: basta con llenar tu bote y ya estás colaborando con un mundo más verde. Tras sus gafas redondas y con camisa a cuadros, Arthur, de 26 años, nos explica que la compra a granel es «una barrera psicológica que debemos superar». Una vez desmitificados los prejuicios sanitarios y prácticos de la compra a granel, queda claro que es tan fácil como hacer la compra en el súper de la esquina. En este barrio más bien elegante de Bruselas no hace falta ir muy lejos para encontrar un puñado de tiendas a granel. Lamentablemente, Arthur tiene que «andar 40 minutos para llegar aquí». Las iniciativas residuo cero pueden estar expandiéndose, pero aún siguen confinadas en unos cuantos barrios donde la clientela está asegurada.
Supermercados residuo cero en Saint-Gilles
Esta es la razón por la que dos jóvenes de Bruselas aceptaron el reto de abrir una cafetería de residuo cero en Schaerbeek, al otro lado de la ciudad. Con grandes sonrisas cómplices, Victoria, de 24 años, y Sandrine, de 25, nos saludan en un ambiente muy acogedor. Entre coloridos sofás y bancos, vemos jarras de cristal junto a servilletas de tela. Con una taza de café caliente entre sus manos, Victoria explica: «Podríamos habernos instalado en Ixelles o en Saint-Gilles, donde se encuentra nuestro público, pero ¿de qué serviría implicarnos tanto en un proyecto que no va a cambiar las cosas realmente? Hemos elegido este barrio con una gran diversidad cultural para ayudar a cambiar las cosas.». En la encantadora plaza Colignon, Victoria y Sandrine ofrecen cafés para llevar en jarras que se pueden devolver y bebidas frías con pajitas de aluminio. Ahora planean organizar talleres para sensibilizar a la gente sobre el residuo cero, y esperan «llegar a un público más amplio».
«La mayoría de la gente viene de barrios adinerados. No estamos llegando al público general.»
La asociación Zero-Waste Belgium lleva dos años organizando talleres de residuo cero. Pero Pauline, fundadora de la asociación, confiesa: «La mayoría de las personas que vienen [a nuestras actividades] son mujeres de unos treinta años de entornos más bien pudientes. Muchas de estas personas ya están concienciadas sobre el tema; no estamos llegando al público general.»
Cuanto más rico el país, más residuos genera
Los europeos generan una media de 475 kg de residuos al año, pero se mantienen las diferencias en Europa. A pesar de los elocuentes discursos y los eslóganes ecológicos de las políticas occidentales, cuanto más rico es un país, más residuos genera. El resultado: Alemania, Luxemburgo y Dinamarca son líderes en el tema de los residuos (una media de 660 kg de residuos per cápita en 2014). Bélgica se encuentra en la media europea (435 kg per cápita en 2014), pero aún queda un largo camino por recorrer. Los 1,2 millones de bruselenses producen en torno a 345.000 toneladas de residuos al año, de las cuales solo se separa el 40%. Como consecuencia, la ciudad reaccionó y se puso manos a la obra. Como parte de un marco más amplio de políticas europeas sobre gestión de residuos, la Región Bruselas-Capital ha lanzado un «Plan Residuo Cero» en marzo, y publicó un folleto en el que se da «consejos sencillos que tendrán una repercusión importante». Los municipios de la ciudad han acogido esta iniciativa con entusiasmo. En Schaerbeek, por ejemplo, el 28 de abril se organizó una «Feria Residuo Cero» para informar al público del proyecto con un enfoque interactivo. Confección de bolsas para la compra a granel, decoración de jarras, talleres para hacer tu propio detergente lavavajillas, un aperitivo residuo cero... Todo estaba organizado para «inspirar a la gente y motivarla para tomar las riendas», explica Christelle, una empleada del consejo ecológico de Schaerbeek.
El acontecimiento fue un éxito: «Sentimos que los ciudadanos lo piden, que existe una demanda». Según una encuesta pública realizada por la Ciudad de Bruselas, 9 de cada 10 habitantes dicen que ya toman medidas en casa para generar menos residuos. Este estudio, si bien revela que 3/4 de los bruselenses toman partido activamente en prevenir que aparezcan residuos, también confirma la reflexión de Pauline de Zero-Waste Belgium: la mayoría de estas personas son mujeres trabajadoras y con formación, que viven en una casa con jardín. Entre los que no toman medidas se encuentran, en su mayoría, hombres jóvenes desempleados con menor nivel educativo, vecinos de los barrios como Molenbeek o Jette. Para estos «barrios de revitalización y más sensibles», la representante del consejo ecológico nos explica puesta en marcha de un programa de «sensibilización a través de actores de enlace, como el CPAS (Centro Público de Acción Social) o la Casa de las Mujeres, que la gente ya conoce». El objetivo es «llegar a un público más amplio, para que la gente ponga en marcha este saber hacer». Sin hablarles directamente de la iniciativa residuo cero, el principal objetivo es mostrar que pueden cambiar sus hábitos de consumo.
Por este motivo, de la mano de los poderes públicos, Sylvie Droulans, madre de dos hijas, viaja por toda Bélgica para explicar a la gente que un estilo de vida residuo cero «no es ni frustrante ni limitante», y que es posible vivir «una vida normal —trabajo, colegio, vida social, etc.» haciendo «otras elecciones de consumo». Asimismo, da consejos y trucos para las tareas cotidianas, como reemplazar productos de limpieza con vinagre blanco y aceites esenciales, o utilizar almohadillas de algodón lavables para quitarse el maquillaje. Gestos sencillos que benefician tanto al planeta como a la cartera. Algunos de sus consejos pueden parecer algo extremos para los principiantes, como instalar un vermicompostador en tu piso. Esto es, un compost al que los gusanos vienen para alimentarse de tus restos de fruta y verdura. El camino para reducir el volumen de nuestra basura puede parecer largo, pero llegará el día —eso espera Sandrine— «en el que las pajitas de aluminio parecerán tan normales como las latas de conserva».
Translated from Zéro-déchet : 100% bobos ? by Adriana Gil.