Tragedia griega en tres actos: sálvese quien pueda
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cafébabel ESDespués de la degradación, la burla, el desprecio y más tarde el olvido, ¿qué es lo que significa vivir con la crisis para Katerina Tzekou, joven estudiante de 25 años o para Costa Andreotis, empleado de museo, en Atenas hoy en día?
Katerina tiene prisa. Cada vez que entra en el recinto de la universidad echa un vistazo a los programas de intercambio colgados en el despacho de prácticas. Pero para ver los países que tienen convenio con su universidad hay que hacer cola detrás de una nube de estudiantes desesperados. Si la embajada de Estados Unidos recibió en 2011 53.000 solicitudes de visado, se registraron 50.000 currículum en el portal europeo Europass. Los candidatos esperan poder irse a Estados Unidos o, si no, a Australia, Rusia, China o ¡Irán!. Y esto está relacionado con la tasa de paro, la más elevada desde 1960, época de los grandes flujos migratorios hacia Alemania. El porcetaje oficial de personas que busca trabajo es, según el gobierno, 19,2% y 22% según la coalición de izquierda radical SYRIZA. Pero las cifras hacen referencia al conjunto de la población activa. La proporción alcanza cumbres en la tramo de población de 15-24 años: entre 43,5% y 48% de parados. Enorme.
Irse o seguir siendo pobre
Paradójicamente, el paro explota en las zonas más activas. Además, los licenciados son los que primero se van, el 12% frente al 1,2% de los estudiantes franceses. Más a gusto en el terreno de las lenguas extranjeras, esta categoría de población es también más móvil y responde perfectamente a las necesidades de mano de obra cualificada de los países extranjeros. Siempre es problemático para un país ver a su materia gris partir; más aún cuando no se puede cuantifcar el fenómeno. En efecto, los estudiantes griegos se van la mayoría a destinos de la Unión Europea. El espacio Schengen ayuda. Esta avalancha hacia el oeste no da lugar a ningún control en las fronteras y aniquila cualquier medio para contabilizar las salidas.
Al mediodía, Costa sale de su museo y va a pedir medio plato, lo que quiere decir mitad de precio, para comer en la taberna. Una práctica que se ha convertido en una moda en la restauración. Ante los problemas para conservar a su clientela, muchos restaurantes, incluidos los de fast-food, proponen precios muy bajos disminuyendo sus raciones. Nikos Korakas, propietario de un restaurante acomodado en el barrio chic de Kolonaki confirma: "he bajado los precios hasta un 25% para que el restaurante no se vacíe; más bajos, lo cierro".
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Las prioridades en el gasto de una casa griega no permiten ninguna locura. Las cenas se organizan en casa. Incluso la compra sabla la moral de los consumidores. La crisis provoca aberraciones: ¿acabará siendo la carne más abordable que las verduras? En los supermercados AB (Alfa Vita), las costillas de cerdo están a 5 euros el kilo y las coles de Bruselas a 2,50 euros; los champiñones frescos rondan los 3,60 euros, menos caros que los de lata, a 5,50 euros el kilo…Más grave aún, en período de crisis, remarca Nikos: "los grandes proveedores quieren mantener sus márgenes de beneficio en detrimento de la calidad".
Ésta es la vida cotidiana de los griegos. Y, cuando regresan a casa, las cadenas de televisión que no están en huelga hablan de las dificultades económicas y del riesgo de quiebra. Entonces cambian de pantalla, prefiriendo la del ordenador, las páginas donde se organiza la resistencia (la mayoría silenciosa) de los ciudadanos, y donde intentan encontrar soluciones alternativas a los grupos de indignados: " aganaktismeni", en griego, pero también alrededor de las cooperativas de vecinos: "lo hago yo mismo", "no tiréis, dad"…
Así, esta tarde, Katerina y Costa pueden irse a dormir con algunas ideas positivas y la esperanza de un mañana mejor.
Este es el tercer y último artículo de la serie “Tragedia griega en tres actos”. Más información en el blogde nuestros compañeros de Atenas
Fotos : portada (cc) czar/flickr ; enfado de joven (cc) Charloote Spencer!/flickr ; Vídeos : euronewses/YouTube
Translated from Tragédie grecque en trois actes : sauve qui peut