Trabajar como freelance, ¿arte o sacrificio?
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En el océano laboral europeo hay muchos peces. Mientras algunos nadan en grupo, siguiendo las instrucciones de un líder, otros llevan su propio camino y son ellos quienes deciden el cómo y el cuándo. Aunque, claro, la libertad de nadar a contracorriente nunca fue fácil.
El mundo laboral está cambiando delante de nuestro ojos. Trabajar de 9:00 a 18:00, tener un contrato fijo y unas vacaciones pagadas, tal vez sea una canción del pasado. Los países de la UE viven un aumento constante de profesionales que, o bien por convicción o por necesidad, han comenzado a ser sus propios jefes. Correcto, hablamos de los autónomos o freelance, también llamados ipros en la jerga anglosajona (del inglés independent professionals) y que, a diferencia de los emprendedores, estos no generan empleo para más personas. Son ellos quienes, periodistas, consultores, documentalistas, diseñadores, informáticos y muchos otros, deciden cómo organizar su tiempo, el lugar desde el que trabajan y el precio que se le pone a su talento. ¿Bonito, no? La teoría sí, pero lo cierto es que la realidad es un poco más caótica. Entre los inconvenientes de este formato cada vez más habitual: delimitar ocio y tiempo de trabajo; encontrarse con una gran falta de apoyo burocrático e institucional; y verse obligado a convertirse en freelance para, simple y llanamente, tener un trabajo, algo de lo que muchas empresas se benefician pícaramente.
Para Patricia Leighton, autora del informe Future Working: The rise of Europe's independent professionals, [El futuro laboral: el aumento de los autónomos en Europa], el aumento de los autónomos en la EU ha sido muy "llamativo". En nueve años -de 2004 a 2013- este grupo ha pasado de ser "6,2 millones a casi 9", convirtiéndose en el grupo que más ha aumentado en el mercado laboral europeo, especialmente en Los Países Bajos, Francia y Holanda. Aunque esta forma de trabajo todavía no es la dominante, sí comienza a destacar como una tendencia. Es por eso por lo que, "en un momento de cambio tan rápido y de competencia, es necesario que las políticas europeas y el mundo empresarial entienda la forma de trabajar de los autónomos y el cómo estos pueden beneficiar a la economía", explica Leighton.
¿Tienen los autónomos el futuro en sus manos? Tal vez aún no lo sepamos, pero no estaría de más que las universidades y centros de formación, además de muchas otras cosas, dedicaran algunas horas a reflexionar sobre el freelancing, ese arte que libera pero empobrece al mismo tiempo.
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