Torre de Babel: Los nuevos palabros europeos
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El revuelo que han causado el pequeño Matteo y su nueva palabra "petaloso", en italiano, nos recuerdan que los idiomas evolucionan cada día gracias a sus hablantes. Hoy dedicamos nuestra Torre de Babel a las últimas incorporaciones a las lenguas europeas.
Hace unos días saltaba a los medios de comunicación de toda Europa –y a las redes sociales– la noticia de un alumno de primaria italiano que había "inventado" una palabra: "Petaloso", para referirse a una flor con muchos pétalos. La relevancia de la noticia reside en el hecho de que Matteo, con sólo ocho años, ha recibido una carta de la Accademia de la Crusca (la academia de la lengua italiana) en la que le felicitan por su invención y le animan a difundirla. A cambio, le proponen incorporarla al diccionario italiano si mucha gente empezaba a utilizar "petaloso". ¡Hasta el presidente del Consejo de Ministros italiano, Matteo Renzi, lo mecionó en Twitter!
El caso de Matteo es sólo un ejemplo de una verdad universal: Las lenguas pertenecen a sus hablantes. Y como tal, evolucionan según sus necesidades –al menos, casi siempre. En español, la Real Academia Española (RAE) es el organismo encargado de velar por la lengua e introducir nuevos términos en el diccionario. La última edición, publicada en 2014, incorporaba cerca de 5.000 palabras nuevas.
Los tiempos cambian
La evolución de las nuevas tecnologías es una de las grandes fuentes de nuevo vocabulario. Y si no que se lo pregunten a blogueros y tuiteros, y su constante necesidad de una conexión wifi. Encontramos otros ejemplos como bitcoin (la conocida moneda electrónica) en francés o criptomoneta en italiano. También los alemanes se lanzan a la piscina de los términos tecnológicos con shitstorm, para describir el momento en el que alguien hace una declaración en la red que desata una tormenta de críticas. Los ingleses, por su parte, han creído necesario incorporar una palabra que describe los smartphones que son tan grandes que parecen tabletas: los phablets.
Otra fuente inagotable de palabros nuevos (sí, esta también está admitida), es la jerga juvenil. Las últimas incorporaciones al diccionario de la RAE incluyen palabras como amigovio (amigo+novio, si bien las redes sociales se mostraron más a favor de follamigo, que todavía no ha sido aceptada), okupa o birra (cerveza, por fin). Los franceses han añadido también la muy extendida selfie (fotografiarse a uno mismo).
Y una de mis generadoras de palabras nuevas favoritas: La gastronomía. Las modas en lo que alimentación se refiere han dado lugar a la creación de nuevas palabras como crudivore (que sólo toma alimentos crudos) o entomophagie (alimentarse de insectos) en francés, o locavore (que sólo consume alimentos producidos localmente), en inglés. Los italianos han optado por la terminación inglesa para la proliferación de programas de cocina en la televisión, cooking show, mientras los polacos han inventado una palabra específica para la persona que vende los menús para las comidas en las grandes compañías: Pan Kanapka (literalmente, Mr. Sandwich).
Aunque si hay algo que debemos celebrar es que la lengua se adapte para dar cabida a los cambios sociales. Es el caso de la incorporación de homoparental o multiculturalidad al diccionario de la RAE. Lo mismo sucede con expat (persona "expatriada") en italiano, covoiturer (uso compartido del coche) en francés o Wutbürger (ciudadano enfadado) en alemán. Los tiempos cambian y, por suerte, las lenguas también.