Tener hijos a los 12 años en India
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Los niños y niñas dalit y adivasi son los parias entre los parias de la India. Denuncia en el año en que se cumple el 60 aniversario de UNICEF.
La colosal Constitución de India –la más extensa del mundo con más de 117.000 palabras- se fundamenta en ocho principios. Uno de ellos reza: “Tanto minorías, como áreas tribales, comunidades deprimidas y clases empobrecidas deben ser provistas de las adecuadas condiciones para vivir”. Teniendo en cuenta que casi el 70% de la población india aún vive en zonas rurales, es sencillo imaginarse las enormes dificultades que el gobierno debe afrontar para consumar este apartado.
Subash Mohapatra, fundador y director de la ONG Forum for Fact-Finding Documentation and Advocacy (FFDA), trabajaba antes para uno de los periódicos más influyentes de India. Es natural preguntarse cuál fue la razón de su viraje desde su cómodo despacho en Nueva Delhi al arriesgado día a día de un activista de derechos humanos en India. Todo empezó cuando Subash se reponía de la malaria en un hospital. Una mañana, vio a una niña de unos 12 años con un bebé. Ambas yacían muertas en una camilla. Cuando preguntó de qué habían fallecido las dos hermanitas, la enfermera respondió: “No son hermanas. La niña es la madre del bebé y ambas han fallecido durante el parto”. Pocos meses después, Subash fundó FFDA con el primer objetivo de denunciar la ilegal pero aceptada práctica de las bodas infantiles.
Aunque la legislación india las prohíbe desde 1929, estas uniones se siguen organizando en masa bajo el paraguas de la tradición, sobretodo en familias con escasos recursos. Hoy, el 33% de las niñas menores de 18 años, edad mínima legal para contraer matrimonio en el país, ya están casadas.
Este rito social afecta principalmente a las niñas. Además de que sus cuerpos no están preparados para dar a luz, obligar a una niña de 11 ó 15 años a tener un hijo es perpetuarla en el analfabetismo, la dependencia económica y la debilidad psíquica y física para el resto de su vida.
Barren el suelo que pisan
Para millones de ciudadanos considerados por el omnipresente -aunque ilegalizado- sistema de castas como “menos humanos”, las constituciones, los principios y las leyes son entes vacíos. Una realidad que no encontraremos en la mayoría de las guías de viaje a India.
La forma más cruel de discriminación se ceba con las comunidades dalit, más conocidas en Europa como “Los intocables”. Dalits son trabajadores del cuero, personas que limpian los excrementos de los innumerables animales que vagan por las calles, limpiabotas, vendedores ambulantes, campesinos sin tierra, etc. En algunas aldeas aún no se permite que la sombra de los dalit se cruce en el camino de la de un Brahmán (integrantes de las castas más altas), dado el “peligro de contaminación”. Por la misma razón, a muchos intocables se les ordena que barran el suelo que pisan. Para ellos, India aún se forja sobre herméticas capas que los confina dentro de una invisible e inmensa prisión social.
Por otro lado, los adivasi representan el 8% de la población india y concentran a las diferentes poblaciones indígenas cuya forma de vida, técnicas de cultivo y rutinas religiosas no han variado en los últimos dos mil años. Este aislamiento socio-cultural los confina en una apartada esquina del concepto ciudadanía: el de raza inferior. Las autoridades indias se apropian de sus tierras, privatizan sus bosques y ríos, y expulsan –a menudo sin ningún tipo de compensación- a Adivasi de sus aldeas, en pro del desarrollo que, como fenómeno global, siempre mantiene al margen a los mismos.
Estas comunidades no están solas
FFDA se vuelca tanto por casos de niñas y mujeres Adivasi violadas por líderes locales, agentes policiales o guías espirituales que nadie se atreve a denunciar, como por la lucha contra la infundada reclusión de Dalit que, sin evidencia ni juicio alguno, permanecen en prisión durante meses. El objetivo es buscar justicia para los que no tienen voz ni cuentan para nadie.
Fotos: Ángela Corbálan & JDR
Mano de obra infantil: información básica
UNICEF estima que alrededor de 246 millones de niños son víctima de explotación infantil. De éstos, alrededor de 171 millones trabajan en condiciones peligrosas.
De acuerdo con UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), no todo el trabajo infantil es negativo. Hay una diferencia entre trabajo infantil y explotación infantil.
Trabajo Infantil
El trabajo infantil se refiere a cualquier participación en una actividad económica que no afecte de forma negativa la salud o el desarrollo del menor, o interfiera en su educación. El trabajo leve se permitido a partir de los 12 años, de acuerdo con el artículo 138 de la Convención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Concretamente, los niños pueden trabajar en casa, o en la granja o negocio familiar. El trabajo infantil es sano mientras su salud no se vea afectada y puedan seguir asistiendo a la escuela y disfrutar de actividades propias de la infancia.
Explotación infantil
Constituye toda actividad no avalada por la convención antes mencionada. En otras palabras, es cuando un menor de 12 años trabaja, cuando los menores entre 12 y 14 años se ven involucrados en trabajos pesados, y cuando cualquier menor de edad se ve envuelto involucrado dentro de los "peores tipos de mano de obra infantil".
UNICEF enumera estos "peores tipos de mano de obra infantil" como:
Esclavización
Reclutamiento forzado
ProstituciónTráficoSer forzado a cometer actos ilícitosExposición a condiciones riesgosasSin hacerse lusiones sobre una revolución de los niños
UNICEF es realista al comprender que, por el momento, es imposible erradicar por completo la explotación infantil. Sin embargo, hay muchas cosas que se pueden hacer para mejorar las condiciones de la mano de obra infantil y crear empleos infantiles constructivos.
Por ejemplo, en Firozabad, en Uttar Pradesh, India, los niños que trabajan en el peligroso comercio de brazaletes de cristal, han sido apoyados a través de la solicitud de votos, obras de teatro callejeras y espectáculos. Los niños y sus padres son informados acerca de los riesgos de este trabajo. Los niños de 6 a 14 años pueden asistir a los Centros Alternativos de Aprendizaje después del trabajo, como un paso firme hacia una educación más formal. En Nepal, UNICEF y el gobierno de Noruega han establecido un “Bal Bikas Kendras” –centros de desarrollo infantil basados en comunidades- que ofrecen a los niños que trabajan clases de 2 horas, 6 días a la semana.
Louise Buongiovanni - Londres
Traducción: Juan Ramón Santillana Arbesú