Tail lobster: el bollo más sensual
Published on
¿Espada? ¿Pene? La última creación del inventor del Cronut, el francés Dominique Ansel, está dando mucho de qué hablar al otro lado del atlántico. Un cruasán salado con forma (según asegura él mismo) de langosta que se unta con una salsa de miel y mantequilla. No parece un tentempié ligero, pero al menos no corremos el riesgo de sufrir un ataque de gota si nos enganchamos al nuevo bollo de moda.
¿El último grito en pastelería? Un cruasán en forma de pene. Sí. Una vez más, la realidad nos demuestra que en gastronomía no está todo inventado (aunque, en ocasiones, lo que muchos juzgan como "novedad" no sea más que una copia industrializada de algo que ha existido desde hace siglos). Por segundo año consecutivo, han sido los fogones del famoso chef pastelero Dominique Ansel los que han visto nacer a la criatura: una cola de langosta, similar a un cruasán... y al aparato genital masculino, lo que no ha dejado de suscitar polémicas en una sociedad tan contradictoria como a menudo reprimida como la estadounidense.
En esta ocasión, el creador del famoso Cronut, el híbrido entre un cruasán y una rosquilla que causó furor en 2013, ha deleitado a sus clientes con una especie de cruasán alargado, hecho con masa de pretzel, mantequilla de cacahuete y que se sirve espolvoreado con sal Maldon. Lo esencial del Lobster tail no es el bollo en sí, si no la salsa que lo acompaña: se consume mojando sus partes en una crema de miel y mantequilla. Según explicó Ansel a Cafébabel, "estábamos pensando en cosas que supieran bien con mantequilla, y alguien bromeó con la idea de la 'langosta', porque era verano. Inmediatamente pensamos en una cola de langosta y en cómo ésta tenía la forma perfecta para ser desmenuzada y poder mojar sus segmentos en salsa. Todo gira en torno a la salsa de mantequilla que la acompaña".
¿Coincidence? I don't think so...
A Europa, el famoso pene de mantequilla (o cola de langosta, como se le quiera llamar) todavía no ha llegado, pero suponemos que no tardarán en aparecerle imitadores. Ya ocurrió con el Cronut, un bollo cuyo nombre y registro quedó patentado por el pastelero (Ansel no es ningún novato) pero que, sin embargo, acabó desembarcando en el viejo continente al cabo de unos meses. El chef, que pasó varios años trabajando para la prestigiosa épicerie Fauchon y para el reconocido Daniel Boulud, sabe como crear expectativa y ganar clientes. Ha conseguido llevar un poco del french touch a la capital de facto de Estados Unidos, lo que le ha reportado numerosos premios y que la revista Time reconociera al Cronut como uno de los mejores 25 inventos del año 2013.
En definitiva, #Foodporn en estado puro. ¿Langosta? ¿Pene? ¿Espada? Que cada uno interprete lo que quiera. Lo que está claro es que, como su hermano mayor, el Cronut, el Lobster tail está funcionando del otro lado del charco. Veremos cuánto tardan en aflorar hornos especialistas en Lobster tail en la vieja Europa. ¿Sucederá como con los Bagel y acabaremos con un empacho de langosta? Por suerte, la de Ansel no tiene ácido úrico. Ahora que, azúcares y grasas... eso ya es otra historia.