Super Bock Super Rock: lo mejor y lo peor nunca visto y escuchado
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Una zona de acampada más parecida al Albuquerque de Breaking Bad que a las playas de Meco. Medio litro de cerveza a 3,5 euros.Hipsters portugueses y muchísimos españoles. Mascarillas de minero, de enfermero, pañuelos y fulares para resguardarse del polvo que se levanta.
Colas interminables en las duchas, olor a esa palabra que empieza por "m" y termina por "ierda" a la entrada y gente mendigando hielo por todas partes. Exhibición de moreno, dieta dukan y sombreros del H&M. ¿Sobre los conciertos? Aquí lo mejor y lo peor. Pasen, vean y escuchen.
Lo mejor: Portishead hace volar...la imaginación
Portishead llegó ante un público extrañado. Después de The Gift, el concierto de Portishead se nos antojaba como un poco de “bajona”. Primer zas en toda la boca. Con los primeros susurros de Beth Gibbons el tiempo se paró. A mi alrededor parejas abrazadas y gente con el cuerpo en Portugal, pero con la cabeza vete tú a saber dónde. El ritmo envolvente, la fragilidad de Gibbons y las proyecciones psicotrópicas obraron el milagro. Todos volando. Un concierto de los de recordar toda la vida y contárselo tus nietos.
Si Portishead fue, siempre bajo mi criterio, el mejor concierto del festival, el segundo puesto se lo disputan en mi corazón Arcade Fire y Arctic Monkeys. Los canadienses sonaron de maravilla y no escatimaron en hits. A mí me ganaron desde el minuto 0, en el que abrieron con un tráiler de cine grindhousey se proyectaba de fondo el nombre del grupo y el título de su último disco como si de un cine americano setentero se tratara. En cuanto a los monos británicos, lo que yo viví fue una auténtica reconciliación. En Meco demostraron que ya no son unos niñatos, que hacen más rock de lo que pensábamos y que el último disco es una auténtica maravilla. Alex Turner tiene una voz única y, a pesar de ese rollo indie andrajoso que, recordemos, ya no se lleva, siguen conectando con el público como el primer día. Bravo. Cumplieron Beirut y Elbow, aunque estos últimos escogieron algún tema algo coñazo que me obligó a aprovechar sus últimas canciones para comer un Porco no Pao.
Las sorpresas del festival fueron Tame Impala y The Gift. Los primeros no fueron tan sorpresa, pues ya iba con muchas ganas de verlos, pero nos pillaron a todos por sorpresa, llevando la psicodelia más allá y versionando sus propias canciones. Pero el sorpresón vino de la mano de los portugueses The Gift. He de reconocer que no había escuchado nada de ellos. Puesta en escena llena de colores y una vocalista con una voz espectacular. Una voz con un registro enorme, que tan pronto parece que está cantando un barítono o una pop-star portuguesa. Lo más.
Lo peor: el poco gancho de El Guincho
“Los problemas de sonido retrasaron el comienzo del concierto y durante las primeras canciones el cabreo del DJ iba en aumento”
De los conciertos en los que estuve, que como comprenderéis, no pude ir a todos, el que peor sensación me dejó fue el de El Guincho. Decidí pasar de The Kooks en el momento en el que tocaron su archiconocida Naive para irme a ver al canario tropical. Me movían las ganas de concierto-fiesta pero... mi gozo en un pozo. Los problemas de sonido retrasaron el comienzo del concierto y durante las primeras canciones el cabreo del DJ iba en aumento e iba contagiándolo a su público. Sonaba música tiki y sólo bailaban los guiris. Me fui a cenar decepcionado, sin esperar a que terminara el concierto, para coger sitio para ver a Beirut.
Tampoco les fue muy bien a The Strokes. Ellos estuvieron muy bien, y eso que soy escéptico. Había visto por separado a Albert Hammond Junior y a Julian Casablancas ( en el mismo festival, el año pasado), y ninguno de los dos me había gustado. Sin embargo, Casablancas sorprendió cantando bastante bien y siendo hasta algo simpático. El problema fue el sonido, la acústica. Se escuchaba tremendamente mal. Guitarras distorsionadas y estribillos sin voz. Un desastre. Se marcharon con Take it or leave it y no volvieron.
Sobre Brandon Flowers, en fin, que vaya pensando por qué la gente pasa de él cuando canta sus canciones en solitario y se vuelve loca con Read my mind o Mr Brightside. Tome nota, señor Flores. Lo mismo para Slash, un concierto que no termino de entender hasta que no suena algo de los Guns n' Roses. Eso él lo sabe, y por ello cierra con Paradise City.
Super Bock Super Rock se ha convertido en su edición número XVII en un festival clave del verano ibérico. Ya no tiene nada que envidiarle al FIB, y este año se ha demostrado con el importante aumento del número de asistentes a los conciertos. Fueron muchos los grupos que, por falta de tiempo y de solapamientos entre conciertos, no tuve la oportunidad de ver. Me apetecía volver a ver a Lykki Li, cantando en bragas y versionando a Kanye West, y a The Vaccines o a Ian Brown, pero no me daba tiempo para todos. El año que viene, más y mejor.
Fotos: portada, página oficial de Facebook del Super Bock Super Rock; texto© Havie