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Steve Jobs, la educación a golpe de 'app'

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LifestyleDossier Emprendimiento

Ho­lan­da es un país de early adop­ters. Será por eso que en la tie­rra de los mo­li­nos de vien­to ya se han abier­to siete co­le­gios de la marca "Steve Jobs". Los es­tu­dian­tes usan las ta­ble­tas y las apli­ca­cio­nes, ade­más de los li­bros. ¿El fu­tu­ro ya está aquí? Eché­mos­le un vis­ta­zo al mundo de la in­te­gra­ción di­gi­tal.

Desde hace un tiem­po las pi­za­rras di­gi­ta­les y las ta­ble­tas se están unien­do en los co­le­gios de pri­ma­ria de toda Eu­ro­pa a los mé­to­dos tra­di­cio­na­les. Este año, Ho­lan­da ha ido to­da­vía más lejos al abrir siete Steve Jobs Schools. El ob­je­ti­vo de­cla­ra­do por la fun­da­ción 04NT ("Edu­ca­ción para una nueva era"), pro­mo­to­ra del pro­yec­to, es el de dotar a las nue­vas ge­ne­ra­cio­nes de las herramientas ne­ce­sa­rias para que sean com­pe­ti­ti­vos en un fu­tu­ro cada vez más di­gi­tal y co­nec­ta­do.

Los ci­mien­tos fun­da­men­ta­les de esta pre­sun­ta re­vo­lu­ción di­dác­ti­ca son la asig­na­ción de un iPad a cada niño, la abo­li­ción de los ho­ra­rios es­co­la­res tr­adi­cio­na­les (to­da­vía en fase de es­tu­dio por las ins­ti­tu­cio­nes ho­lan­de­sas) y la crea­ción de una es­cue­la vir­tual con forma de red social.

Presentación de una de las Escuelas Steve Jobs

LAS SOS­PE­CHAS DE SIEM­PRE

La aso­cia­ción del nom­bre de Steve Jobs a un pro­gra­ma de edu­ca­ción hizo que sal­ta­ran las alar­mas ante una po­si­ble ope­ra­ción pu­ra­men­te co­mer­cial, sobre todo por el én­fa­sis que se pone en el papel del iPad, que ame­na­za­ba con co­le­gios cen­tra­dos en la tec­no­lo­gía, bi­blio­te­cas es­co­la­res des­man­te­la­das y epi­de­mias de de­men­cia di­gi­tal. Sin em­bar­go, hemos des­cu­bier­to una reali­dad muy dis­tin­ta. Un ma­ña­na de vier­nes llu­vio­sa, seis meses des­pués de que em­pe­za­ra el pro­yec­to, lla­ma­mos a la puer­ta del co­le­gio De Ster, el único en Ám­ster­dam del club O4NT. El co­le­gio está en el ba­rrio de Zui­doost – muy a las afue­ras de Áms­ter­dam – en el que vive una gran can­ti­dad de in­mi­gran­tes, cuyos hijos estudian en las aulas del centro. 

El di­rec­tor Bart Ver­voort nos cuen­ta cómo este pro­yec­to, que ima­gi­ná­ba­mos es­tán­dar y pre­con­fec­cio­na­do, se ha adap­ta­do a los alum­nos del De Ster, implicando a niños de 5 y 6 años y a sus pa­dres, a quienes se ha educado para que tengan un punto de vista dis­tin­to de la edu­ca­ción de sus pro­pios hijos. «De­ci­di­mos ac­tuar gra­dual­men­te para evi­tar dañar a los niños. Esta de­ci­sión tiene mucho que ver con la zona, que pre­sen­ta unos retos par­ti­cu­la­res. Aquí acu­den niños de distintas nacionalidades y con si­tua­cio­nes muy di­fe­ren­tes. Para estos alum­nos el reto prin­ci­pal no es el de apren­der ho­lan­dés, sino ad­qui­rir con­cep­tos co­mu­nes en las cul­tu­ras oc­ci­den­ta­les que no están presentes en su cul­tu­ra de ori­gen. Esto tam­bién vale para los pa­dres. El pro­pio con­cep­to de criar a un hijo en Ni­ge­riaGhana es dis­tin­to al nues­tro. El reto prin­ci­pal no es el iPad, sino el en­fren­tar­nos a estas di­fe­ren­cias cul­tu­ra­les». ¿Cómo puede un iPad eli­mi­nar estas dis­tan­cias? «Aun­que no tenga mucha ex­pe­rien­cia en vi­deo­jue­gos, apar­te del bus­ca­mi­nas», Ver­voot cree que un vi­deo­jue­go puede ser­vir para su­perar las ba­rre­ras y para es­ti­mu­lar el ta­len­to de los alum­nos. El iPad de Apple en par­ti­cu­lar (gra­cias a la am­plia va­rie­dad de app), per­mi­te adap­tar la en­se­ñan­za a las ca­pa­ci­da­des, al ritmo y a la po­ten­cia­li­dad de los alum­nos con una fle­xi­bi­li­dad sin pre­ce­den­tes.

Una 'app' al día

Las app di­dác­ti­cas son muy nu­me­ro­sas y la ma­yo­ría están dis­poin­bles en ho­lan­dés gra­cias al alto grado de im­plan­ta­ción tec­no­ló­gi­ca en Ho­lan­da, un país de early adop­ters. La elec­ción de las app se basa en la in­ves­ti­ga­ción y la com­pa­ra­ción den­tro de O4NT, donde los pro­fe­so­res jue­gan un papel im­por­tan­te.

Ver­voort ob­ser­va que, en com­pa­ra­ción con los li­bros, «las apli­ca­cio­nes per­mi­ten ac­tua­li­za­cio­nes con­ti­nuas sin gas­tar­se una for­tu­na». No obstante, y a pesar de su claro en­tu­sias­mo, el director de­ci­dió li­mi­tar el uso del iPad al 30% de la jor­na­da es­co­lar. La ve­lo­ci­dad y la dis­tan­cia de se­gu­ri­dad están con­tro­la­das: como má­xi­mo hay seis apps ins­ta­la­das y los dis­po­si­ti­vos to­da­vía no están co­nec­ta­dos a In­ter­net. La ta­blet con­vi­ve con los li­bros y los jue­gos crea­ti­vos ins­pi­ra­dos en mo­de­los di­dác­ti­cos de gran éxito como el Reg­gio-Emi­lia o el Dal­ton. Estos dos ni­ve­les, «vir­tual» y tan­gi­ble, se lle­van de ma­ra­vi­lla. «Un día una maes­tra me llamó para en­se­ñar­me la crea­ción de un niño y una niña: ha­bían cons­truí­do jun­tos un coche ba­sán­do­se en los mo­de­los que ha­bían apren­di­do con la apli­ca­ción Cons­truc­tor», nos cuen­ta Ver­voot.

¿el fu­tu­ro ya está aquí?

¿Pró­xi­mos ob­je­ti­vos? El uso de una apli­ca­ción-mar­co que les per­mi­ta a los pro­fe­so­res con­tro­lar en un único es­pa­cio los pro­gre­sos de los niños, la am­plia­ción a otros cur­sos y, sobre todo, la in­tro­duc­ción de apli­ca­cio­nes que in­tro­duz­can a los es­tu­dian­tes en el plan­ning, la pla­ni­fi­ca­ción ac­ti­va del iti­ne­ra­rio di­dác­ti­co.

La eje­cu­ción com­ple­ta del mo­de­lo Steve Jobs re­que­ri­rá ade­más una mayor im­pli­ca­ción de los pa­dres. En los úl­ti­mos meses, el di­rec­tor y los pro­fe­so­res han in­ten­ta­do que los pa­dres se res­pon­sa­bi­li­cen y se im­pli­quen ac­ti­va­men­te. La idea es que los iPad sal­gan del co­le­gio. Sin embargo, mu­chos pa­dres to­da­vía no están pre­pa­ra­dos y no en­tien­den el valor di­dác­ti­co de este ins­tru­men­to para un niño. «Ac­tua­mos siem­pre con pre­cau­ción para evi­tar ries­gos y con­tro­lar la mo­ti­va­ción de los pro­fe­so­res», afir­ma Ver­voot, que sub­ra­ya el valor de las vi­ven­cias que ha visto hasta ahora. En re­su­men, nada de cam­bios brus­cos en Zui­doost, sino un fu­tu­ro que, po­qui­to a poco, va lle­gan­do.

Translated from Steve Jobs School: l'educazione a colpi di app