[spa] Perché essere hipster a Roma?
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Elena Urbina SorianoUno debe mantenerse al día en las tendencias europeas, sino Londres, Madrid y Berlín nos dejarán atras.
El fenómeno hipster se ha difundido por Italia como por el resto del mundo occidental, Europa y Estados Unidos. Camisas a cuadros, vinilos y polaroids se han vuelto a poner de moda. Todo aquello que solo unos años atras se habría tirado a la basura es hoy un símbolo de pertenencia sociocultural. Una tendencia obsoleta viene sustituida por una nueva, con sus nuevos dogmas y sus obligaciones morales. Hipster es sinónimo de moderno, joven, abierto.
El problema es dónde encontrar esta "nueva cultura". Pero el sistema, aquel teóricamente criticado y alejado de los antes mencionados hipsters, no se conforma con observar un fenómeno de tal magnitud sin actuar inmediatamente. Conciertos, vestidos, artilugios de cualquier tipo son producidos y distribuidos ampliamente para ser salvajemente consumidos. Entonces, nos damos cuenta de que la polaroid y los vinilos no fueron tirados a la basura hace unos años, simplemente porque ya no existían.
El culto a lo antiguo tiene un coste muy alto, recuperar una cultura antigua no es fácil. Y así nos preguntamos por qué en la época de Youtube y Iphone debemos tener también una cámara de fotos con carrete y vinilos de los Beatles o Dire Straits. Y nos preguntamos por qué debemos comprar un vinilo de Mannarino. Porque los Beatles ya no existen y el gusto antiguo debe fundirse con el contemporáneo. Los "alternativos" han evolucionado, han cortado el cordón umbilical.
Los nuevos hippies han hecho suyos los gustos de la clase alta: consumismo, exclusividad, esnobismo. Recuerdan un viejo refrán que decía "con nosotros o contra nosotros". Para entrar en el grupo hay una condición, hay que demostrar que se poseen determinadas cualidades, tanto externas como internas. Las medidas de juicio son menos modernas que la nueva moda, clase social de origen, situación económica, disposición natural al elitismo.
Pero, ¿dónde están estos hippies en Roma? Monti, Testaccio, Gasometro.
El fenómeno hipster invade también la ciudad eterna. Las debilidades de esta nueva tendencia juvenil han hecho florecer en Roma un gusto inédito por lo contemporáneo. Quizás ser hipster en la capital significa también esto, estimular el arte callejero, los locales underground, los barrios periféricos. Valorar positivamente el difundir los murales en la ciudad, los graffitis en el metro. Dar brillo a artistas como Alicé, Roa, C215. Pasar agradables noches en el Contestaccio o el Círculo de artistas en la Casilina, interesantes tardes en el Macro. Intentar comprender el arte conceptual sin definirlo en seguida como falto de sentido. Salir de las murallas de la gran ciudad para saborear una botella de vino en los castillos, para visitar el MAAM o para asistir al festival de la poesía en el Nuovo Corviale, también llamado "serpentone" (serpiente) por sus características arquitectónicas. Para después volver con ese gusto especial a los barrios como Ostiense, Centocelle, Pigneto.
No, para todo esto está Mastercard. No sirve ser hipster para apreciar el contemporáneo, el underground, la novedad en general, es suficiente ser permeable a las épocas. Pero en una ciudad como Roma, a menudo considerada por los forasteros como antigua, barroca, imperial, un fenómeno de este tipo no puede ser algo solamente negativo. Uno debe mantenerse al día en las tendencias europeas, sino Londres, Madrid y Berlín nos dejarán atras.
Translated from Perché essere hipster a Roma?