[spa] Los cinco lugares históricos de Milán que todavía no conoces pero que te encantarán
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Andrea Álvarez FernándezEn busca de la Milán antigua y de su identidad perdida: 5 lugares históricos milaneses no muy conocidos pero que son una muestra de todas las fases de la evolución de la ciudad, desde San Ambrosio hasta la Unificación de Italia.
La Milán Subterránea y la basílica perdida de San Giovanni in Conca
Los subterráneos de Milán son, sin duda alguna, un recorrido fascinante y lleno de sorpresas. Bajo el manto de calles que surgió con el nuevo rostro de la ciudad a comienzos de 1900, podemos encontrar enterrados kilómetros de pasadizos secretos y galerías que, atravesando criptas, búnkeres y sótanos, hacen un recorrido por la historia de la ciudad desde sus orígenes hasta la Segunda Guerra Mundial. Los subterráneos de la Piazza del Duomo se redescubrieron en 2012 durante los trabajos de restauración de la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II: anteriormente estos pasadizos habían caído en el olvido por completo y no aparecían en ningún mapa o catastro. Bajo el empedrado de la plaza, en cambio, se descubrió un laberinto con estrechas galerías que se extienden por todo el centro histórico y que enlazan las criptas y los cimientos de lo que antiguamente constituían los centros neurálgicos de la vida religiosa y política de la Milán románica y de la Alta Edad Media. Bajo la Piazza del Duomo yacen los restos del baptisterio de San Giovanni alle Fonti, un edificio englobado por la construcción de la nueva catedral y por Santa Tecla, una antigua basílica de la época ambrosiana. Si proseguimos con el recorrido, en lo que hoy se corresponde con la plaza Missori, encontramos una verdadera joya: la cripta de la basílica paleocristiana de San Giovanni in Conca, de en torno a los siglos IV-V.
Esta cripta es el único testimonio restante, junto con parte del ábside, de una gran basílica que contaba con un alto campanario de 24 metros: las ruinas se demolieron en 1885 para crear espacio, pero la cripta sobrevivió, con su elgante techo abovedado y sustentado por 18 enormes columnas de ladrillo, y nos recuerda la grandeza de la antigua basílica. La Milán subterránea continúa con las ruinas de la ciudad románica: el teatro romano, el mausoleo de Valentiniano II y el foro. Luego tenemos las catacumbas romanas, cristianas y germánicas que se corresponden con S. Lorenzo y S. Eustorgio, además de osarios y canales acuáticos sepultados. Finalmente, es es especialmente llamativa la calle subterránea, llamada Ghirlanda, que rodea el castillo Sforzesco por debajo del foso. Asimismo, se descubrieron otros pasajes subterráneos que se corresponden con la Estación Central y que llevan a lugares todavía desconocidos.
Casa degli Atellani e la Vigna di Leonardo
Situada justo frente a la iglesia Santa María della Grazie, la Casa degli Atellani fue edificada por Ludovico el Moro en el siglo XV y es la única casa renacentista de Milán que ha mantenido intacta la estructura originaria, aunque se haya ampliado y restaurado entre 1800 y 1900. Nada más atravesar la verja de la fachada se entra en un mundo de arte y belleza que se ha mantenido sorependentemente intacto durante más de 500 años y que cuenta con salones llenos de frescos, magníficas estancias y un amplio cortejo interno.
Sin embargo, la mejor sorpresa se encuentra en el jardín: una viña muy singular. Y no solo por el hecho de encontrarse en el centro de Milán: la casa degli Atellani alberga la que fue la viña de Leonardo da Vinci. Ludovico el Moro, para agradecerle a Leonardo La Última Cena, le hizo entrega de la viña de la parte trasera de la casa degli Atellani. Leonardo cultivó este viñedo, de alrededor de 8300 metros cuadrados, con pasión y dedicación, y las plantas originarias sobrevivieron durante siglos, hasta los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron destruídas a causa de un incendio. En 2013, se retiró el terreno de escombros y se reencontraron las raíces del viñedo y, desde mayo de 2015, coincidiendo con la Expo Milano, se decidió abrirlo al público. Gracias a la arqueología botánica se pudo reconstruir el ADN de la vida que originalmente cultivó Leonardo. Esta se ha plantado de nuevo y devuelto a la viña su aspecto, tal y como la conocía el genio de La Última Cena.
San Satiro y las paredes en perspectiva de Bramante
Un lugar célebre para la historia del arte, pero tan solo conocido por el público de este ámbito, es la iglesia de Santa Maria presso San Satiro. Fue construida a lo largo de varios periodos de estratificación arquitectónica comprendidos entre los siglos IX y XIX, y la obra maestra que le aporta riqueza está datada de 1476 y lleva la firma de Bramante. El comitente Gian Galeazzo Sforza quería una iglesia con unas instalaciones monumentales, pero la estructura de la iglesia terminó inexorablemente contra un muro que la separaba de una propiedad contigua, impidiendo así la actuación del coro tras el altar. Fue Bramante quien encontró una solución para esto realizando una fuga de perspectiva sobre las paredes del fondo de, forma que se crease un trompe l'oeil (trampantojo), simulando en 97 centrímetros de profundidad un coro de unos 10 metros con columnas y un techo ornamental.
Esta sorprendente obra finge tal realismo que todavía a día de hoy nos deja con la boca abierta: cualquiera que entre en la iglesia sin saber de la existencia de las paredes en perspectiva necesita unos minutos para comprender que se trata de una ilusión óptica.
San Bernardino alle ossa
San Bernardino alle ossa probablemente sea una de las iglesias más inquietantes del mundo. Se erigió entre 1100 y 1200 al lado de un hospital en el que se aceptaba a los leprosos y donde una de sus habitacines se convirtió en una especie de depósito para los restos de los difuntos. Cuando se amplió y restauró el edificio religioso en el siglo XVII, el arquitecto Carlo Buzzi tuvo la macabra idea de utilizar los huesos y las calaveras que abarrotaban la iglesia de la orden dei Disciplini para decorar las paredes de la sala de reuniones. El resultado es un osario que se convirtió prácticamente en un lugar de culto para los religiosos de la zona. Se accede a él a través de un pasillo estrecho que desenboca en una estancia para la que emplear la palabra inquietante resulta un verdadero eufemismo.
La elección de utilizar huesos y calaveras como decoración en realidad es muy comprensible si tenemos en cuenta que 1600 fue la época oscura de toda Europa, marcada por la peste, la carestía y las guerras religiosas. Posiblemente el osario sea un legado barroco que nos hace comprender de manera más clara cómo era el humor de los hombres que vivieron en una época tan oscura.
Palazzo Morando
El Palazzo Morando es un histórico palacio milanés de 1700 que hoy alberga el Museo de Milán, una colección de cuadros y objetos que atraviesan la historia de la ciudad desde el barroco hasta nuestros días. La exposición está dividida en dos partes. La primera se inauguró en 1934, cuando el Ayuntamiento adquirió la colección Beretta, un conjunto de pinturas, esculturas y estampas que describen la transformación urbanística de Milán entre 1600 y 1800. En cambio, en las salas contigüas, se reconstruyó el ambiente de la casa nobiliaria de 1700, haciendo uso de abundante mobiliario y accesorios. Desde 2010, el palacio también acoge una parte de la colección del Conjunto de Artes Aplicadas del Ayuntamiento, junto con una exhibición de vestidos y uniformes de época.
Además, desde 1995 se han añadido muestras sobre diversos temas referentes a la ciudad de Milán, enriqueciendo así el palacio con exposiciones sobre la Ilustración, durante 5 jornadas, el Renacimiento y la industrialización, hasta la adquisición más reciente de una exhibición sobre los antiguos canales de agua que caracterizaron el rostro de Milán durante más de medio milenio, antes de que fueran enterrados a principios de 1900. Se trata de un travelín sintético y fascinante que nos permitirá conocer mejor la evolución y la historia de la ciudad de Milán, todo ello enriquecido por el marco incomparable que representa el palacio.
Translated from I 5 luoghi storici di Milano che non conosci e che amerai