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Soldados portugueses silenciados

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Sociedad

Los hechos hablan por sí solos en el sur de Europa. Soldados forzados a callar y firmar sus contratos.

“Según el diccionario, técnicamente, nuestro vicepresidente David Pereira ha sido secuestrado, ya que está siendo retenido en contra de su voluntad y de la ley”. Antonio Lima Coelho, de 48 años, Sargento Mayor de las Fuerzas del Aire de Portugal, y presidente de la Asociación Nacional de las Fuerzas Armadas (Associação Nacional de Sargentos, ANS) de Portugal, hizo este comentario casualmente sobre su compañero detenido en una rueda de prensa que tuvo lugar en la sede de la ANS el 30 de noviembre de 2006. Casi 9 meses después, el 24 de agosto de 2007, este militar portugués fue recluido en un cubículo de las propias Fuerzas del Aire durante todo el día por aquella afirmación. “Fui encerrado en una habitación de mis oficinas. Recibí las noticias del día, escribí, leí, me preparé para cuando saliese”. Cuando fui liberado repetí a la prensa lo mismo que le había dicho a mi General la noche anterior, cuando me llamó para comunicare que sería enviado a prisión. “¡Yo no soy culpable del hecho por el que me arrestaron. Sin embargo, siempre cumpliré con mi servicio militar!”

Coelho ha estado en activo desde 1978, y hasta la fecha ha pasado por cinco procesos militares disciplinares. Hace algunos días, otro de sus compañeros ha sido detenido durante 5 días por un comentario que hizo el 23 de noviembre de 2006. 50 casos similares han tenido lugar a los largo de estos dos últimos años. Los soldados portugueses no están autorizados a hablar a la prensa o a consultar a sus asociaciones sobre su sueldo o su promoción.

La disciplina no será nunca puesta en peligro

El 29 de agosto de 2001, el Gobierno mandó aprobar al parlamento una ley orgánica que garantizaba a los soldados profesionales el “derecho de asociación”. Paradójicamente, oficiales y sargentos en activo al igual que el personal retirado independiente de la armada no tienen el derecho de participar o colaborar en discursos militares, seminarios o manifestaciones. El escándalo saltó a la luz en 1988, allá cuando distintos Sargentos se reunían en los pabellones para hablar de la necesidad de un organismo independiente que se ocupase de su seguridad social. Una legislación reciente de este último mes de agosto abre de nuevo este confuso debate e incluso empeora sus condiciones, limitando el número de personas que pueden ser elegidas en un comité de representantes.

Asociaciones militares y sindicatos tienen éxito en países como Noruega, Dinamarca, Bélgica, Irlanda o Alemania. “¡Y su sentido de la responsabilidad o disciplina no se ve comprometido, sino intensificado!”, dice Coelho. Los líderes militares portugueses argumentan que sucesos de este tipo ponen en riesgo la disciplina de las fuerzas armadas. “¡No es por el hecho de ser el Presidente de una asociación por lo que vaya a ser un soldado indisciplinado! Pertenecer a una asociación, al contrario, aumenta mi grado de responsabilidad. Estamos creando una situación aun más peligrosa castigando a los subordinados por nada, sin motivo!”

Aflicción Mediterránea

La gran mayoría d estos “indisciplinados” es confinada en sus barracas como castigo, también a lo largo de la frontera con España, país cuyo Gobierno planea volver a trabajar sobre una ley aún sin implementar. “Es extraño”, dice Emmanuel Jacob, Secretario General de la Organización Europea para la Asociación Militar (EUROMIL), la única asociación a nivel europeo, que contiene a asociaciones de militares de 22 países. Su compañero Jorge Bravo Álvarez, de 47 años, Presidente de la asociación española. (Asociación de Militares Españoles, AUME), fue encarcelado el 25 de Enero después de un comentario que hizo en Madrid en una reunión de la Guardia Civil sobre el accidente de helicóptero ocurrido en Afganistán en donde murieron 17 compañeros. “Fue tratado como un prisionero de alto riesgo”, exclama Jacob. “Las condiciones eran terribles, sin acceso a información de clase alguna. Aun así, él quiere ser positivo y continuar en esta lucha.”

En Italia un debate similar esta teniendo lugar sobre el derecho a tener asociaciones. Parece algo intrínseco a las culturas del sur”, resume Jacob. “Los Gobiernos temen que una vez los soldados obtengan sus derechos, pierdan disciplina.” Coelho alude a la Historia para explicar el fenómeno. “Portugal estuvo bajo el régimen de una dictadura muy apoyada por los militares. Los escalafones más bajos del ejército trajeron la democracia mediante una revolución en 1974 y, sin embargo, se les sigue negando sus derechos.”

UE, no gracias

“Hemos contactado con las autoridades para explicarles que algo iba mal, al tiempo que poníamos sobre la mesa argumentos y puntos positivos”, dice Jacob, que también nos cuenta cómo la Comisión europea les ha indicado que “no está muy convencida y no cree que pueda priorizar su problema” aunque sea algo con lo que obviamente tengan que lidiar. De hecho, Brian Durnin perteneciente al cuerpo militar de UE, afirma que es “una cuestión interna a los Estados miembro”.

La visión de Coelho sobre cerca de los 2.000 soldados lusos destinados hoy por hoy a Afganistán, Líbano, Bosnia, Kosovo y Timor Este es meridiana. “¿Cómo es posible que la ley, que millones de portugueses juraron respetar y defender –incluso a riesgo de sus vidas, algo de lo que no dudamos-, simplemente no se nos aplique en nuestro propio país?”. EUROMIL espera nuevas noticias como consecuencia de la última reunión que tuvo lugar este mes de septiembre con el ministro de Defensa. Representantes del partido socialista gobernante y de la oposición social-demócrata rechazaron reunirse con otras delegaciones parlamentarias el día anterior. El actual Presidente de la Comisión europea, Durão Barroso, no ha hecho ningún comentario al respecto.

Translated from Gagging Portuguese soldiers