Sigrid Verbert: construir la realidad europea en la cocina
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Alexandre Vicent Ruiz FeasesBuena cocina y bellas fotografías en un libro. ¿Qué hay de nuevo en esto? Que entre las páginas te sumerges en Europa. No sólo en Italia, Bélgica o en Alemania, sino en Europa. Y es que, igual que las tradiciones gastronómicas al mezclándose se convierten en algo especial, también los europeos, juntos, podemos construir una realidad más gustosa. Y si lo dice El Cavoletto di Bruxelles...
No se puede definir como un verdadero y propio brunch el que he tenido con la popular blogger especializada en cocina Sigrid Verbert cuando nos sentamos en una mesa de la terraza de Eataly, el centro de distribución y degustación de alta cocina prêt-à-porter. De hecho, estábamos ya bastante moradas, pues habíamos pasado las cuatro últimas horas en las majestuosas cocinas del mercado enogastronómico cocinando recetas a base de col en honor de la presentación de su libro, que iba a tener lugar pocas horas después. A nuestro alrededor, bajo un cielo gris de noviembre que subrayaba los estereotipos de la ciudad sabauda, se acomodaron los otros veinte lectores y bloggers invitados al gran evento bajo la Mole (el símbolo arquitectónico de Turín). Así, de una entrevista, mi encuentro con Sigrid se transformó en una charla informal entre todos.
Sigrid: tres pasiones por una profesión
El Cavoletto de Bruxelles, con Sigrid Verbert al frente, es un nombre cada vez más conocido entre los internautas italianos (y no solo por ellos): con cerca de 7.000 visitantes y aproximadamente 21.000 páginas visitadas al día, el suyo es uno de los blogs más leídos de la red italiana. ¿Será quizás porque trata un tema que interesa a todos? En sus entradas, el protagonista es la buena comida, recetas tradicionales acompañadas de fotografías, “pero el hilo conductor soy yo -especifica Sigrid-, en cada plato hay ligada una anécdota, un recuerdo, un pensamiento o una parte de mi”.
Nacida en Bélgica hace 32 años, criada entre Ostenda y Bruselas, Sigrid ha tenido siempre dos pasiones: la escritura y la cocina. Había una tercera, la fotografía, pero su padre (fotógrafo de profesión) ha intentado siempre disuadirla de desarrollarla. “He estudiado idiomas por el deseo de comunicar: a los 21 años hice un Erasmus en Sicilia y me enamoré de Italia”. De ahí a enamorarse también de un italiano hay un paso, así como la decisión de dejar Le Soir, el diario belga donde comenzó a trabajar al acabar los estudios, para seguir en Italia. “Recién llegada a Roma, comprendí que no podría haber seguido trabajando como periodista: ejercer la profesión aquí es más difícil que en mi país y continuar trabajando para Le Soir resultaba complicado”.
Es así como Sigrid decidió sumergirse en los libros, intentando conjugar sus pasiones para inventarse un nuevo trabajo: “Me inscribí en un máster en el Gambero Rosso en comunicación enogastronómica, y ha sido así como la escritura, la cocina y la fotografía han comenzado a mezclarse”. Desde 2006, El Cavoletto de Bruxelles hace las delicias de los paladares de la red italiana, mientras la blogger de profesión, como freelance, fotografía y experimenta por toda la Bota.
“Distintos sabores mezclándose se convierten en platos especiales. Incluso los europeos”
Y en estas semanas, Sigrid Verbert vaga verdaderamente por las cocinas de Italia: la ocasión es la publicación de su primer libro Un libro del Cavolo, que recoge las recetas y las imágenes más significativas en la historia personal de la autora. Si la joven belga ha conseguido inventarse un trabajo, también su primera publicación supone una novedad: “He tenido que hacer frente a una dificultad cada vez más difusa, tanto en Italia como fuera: para hacer un libro de calidad, cuidando los detalles, tuve que elegir una pequeña editorial independiente y después decidí no dárselo a los distribuidores clásicos, pues pedían una compensación de casi el 60% del precio de portada, con un obvio y absurdo enriquecimiento por ello”.
Así Un libro del Cavolo se vende en internet y Sigrid viaja por toda Italia para promoverlo en todas las enotecas, en las vinotecas, en los negocios gastronómicos de amigos, ayudada por sus lectores del blog. Los diez capítulos que constituyen este libro recogen lo mejor de la cocina belga, francesa, italiana, húngara y española: en total casi diez viajes que cuentan el background de Sigrid. “Hace casi reír si pensamos que he nacido en un país minúsculo que muchos quisiesen dividir, si bien yo no entiendo el porqué”.
Basta ojear unas pocas páginas para ver cómo en la joven belga las culturas se mezclan. “¿No es este el sentido de Europa? Todos somos distintos, como los sabores de los platos típicos que comemos, pero como ciertos acercamientos de sabores y traducciones gastronómicas que mezclándose se convierten en algo especial, también nosotros, los europeos, podemos construir realidades más enriquecedoras”. Y así Sigrid se deja llevar por los recuerdos, contándonos sus viajes recientes y del primero, el Erasmus (“Que debería ser obligatorio”), y que dejó en ella la curiosidad de experimentar nuevos sabores.
Un menú por Europa
En la terraza de Eataly, la charla es demasiado informal. Sigrid busca y rebusca sus recetas ligadas a España, todas inspiradas en el talento de Ferràn Adrià, el chef que más admira: “Una vez más se trata de un maestro que mezcla sabores y tradiciones diversas, creando algo único que parecía impensable”. Propongo así un juego a Sigrid: que imagine que debe invitar a una cena una mesa mixta, con invitados que vengan de los cuatro ángulos de Europa, ¿qué menú se podría preparar para contentar y agradar a todos? Ella coge su libro y empieza a estudiarlo concienzudamente, para de repente iluminarse: “No es realmente difícil: para andar sobre seguro, se necesita apuntar en los sabores mediterráneos que realmente gustan a todos, con las especias justas y los ingredientes pensados ad hoc que podrían llamar al paladar más caro y a todos”.
Así Sigrid propone iniciar con un entrante de albóndigas de espada con pistacho y almendras y gazpacho de tomate y fresas. A continuación una buena pasta: linguine con espárragos y gambas a la naranja, un plato rápido que se inspira en la tradición siciliana, con los espárragos y gambas apenas hechos en aceite de oliva y zumo de naranja, mientras la pasta se cuece. Las linguine se pasan después por la sartén en su jugo, abundante perejil y un poco de agua para hacer una crema. ¿Y para concluir? Pequeñas tortitas de té matcha y frambuesa, un dulce del extremo oriente para mirar más allá.
Translated from Sigrid Verbert: l'arte della cucina con foto