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Shirin Ebadi: “Todos los jóvenes iraníes son periodistas potenciales”

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Sociedad

En su visita a España a mediados de enero, la abogada iraní Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz en 2003, se econtró con sus colegas madrileños. Toda una ocasión para escucharla hablar de los movimientos sociales que se suceden actualmente en su país.

Desde las supuestas elecciones en junio de 2009, el pueblo iraní reivindica a viva voz otro presidente, escapando de la censura gracias a las nuevas tecnologías. Durante la celebración del 37 aniversario de la revolución islámica, el 11 de febrero, la tensión volvió a las calles iraníes

El pasado mes de junio, las elecciones presidenciales iraníes prorrogaban el mandato de Mahmoud Ahmadinejad con un 62,6% del sufragio. ¿Una elección? Más bien una broma, hasta el punto de producirnos risa… Desde la publicación de los resultados es imposible contar el número de voces, en Irán y fuera del país, que denuncian este engaño disfrazado de proceso electoral. Los observadores internacionales impedidos para hacer aquello a lo que habían ido, es decir, observar; urnas a rebosar, otras robadas, tasas de participación superiores al 100% en algunas poblaciones… Los numerosos testimonios no dejan lugar a dudas en cuanto a la veracidad del fraude. Según filtraciones ministeriales, el candidato reformador Mir Hussein Moussavi encabezaría en realidad los resultados del sufragio con un 45,2% de los votos, seguido de Medhi Karoubi, el otro candidato reformador. El afortunado presidente, por el contrario, no hubiera tenido derecho sino al tercer escalón del podium con un 13,6% de electores. Desde la publicación de los resultados, millones de iraníes se han echado a la calle para manifestar su desacuerdo. “¿Dónde está mi voto?” hemos podido leer en sus pancartas garabateadas tanto en farsi como en inglés. Rápidamente, el pueblo iraní ha sido relevado en el mundo entero por parte del otro pueblo iraní, el expatriado, que se pregunta también dónde ha ido a parar su voto.

Medios de comunicación silenciados

En Europa se ha dicho y escuchado mucho acerca de dichas elecciones. Para Shibin Ebadi, los dos medios de comunicación extranjeros Voice of America y BBC han sido distorsionados desde el comienzo de las manifestaciones. “Los periodistas extranjeros han sido reenviados y los que quedan en el interior del país carecen del derecho de transmitir información alguna”. “En Irán la censura es extremadamente fuerte. Según Periodistas sin Fronteras, es el país que cuenta con el mayor número de periodistas encarcelados en el mundo”, añade. Aún en prisión, los manifestantes representan, a juzgar por el gobierno, “una amenaza a la seguridad del Estado”. En medio de este clima “las nuevas tecnologías han permitido a todos los jóvenes iraníes convertirse en periodistas potenciales. Es sólo gracias a ellos que la información sigue siendo transmitida al extranjero”, concluye Shirin Ebadi, la cual se ocupa de una ONG prohibida en Irán, el Círculo de Defensores del Derechos Humanos, encargada precisamente de defender a los prisioneros políticos de forma gratuita.

"Lo que esperamos de Occidente es solidaridad"

Una movilización profunda

Una ola verde ha golpeado Irán y continúa dejando su marca indeleble. El verde es el color de Moussavi, el desafortunado candidato. Pero es también el color del Islam y de la libertad. En este combate, los iraníes dan prueba de una gran inteligencia: no reclaman ni democracia ni ponen en tela de juicio el régimen, piden simplemente que su voz sea escuchada y que no se les prive (también) de la libertad de elegir su dirigente. Lo único que los iraníes reivindican a día de hoy es la anulación de las pasadas elecciones.Por otro lado, se han escuchado algunas voces incluso en el mismo seno del aparato político-religioso iraní para denunciar, unas, el fraude electoral, mientras otras condenan la violencia utilizada contra los manifestantes. El gran ayatollah Montazeri había declarado, con respecto a los resultados electorales, que se trataba de “algo que cualquier espíritu sano no puede aceptar”. A pesar de todo, Shirin Ebadi rechaza toda intervención exterior. “Lo que esperamos de Occidente es solidaridad. Haced presión a vuestros gobiernos para se aborde con Irán la cuestión de la violación de los derechos humanos y no solamente el tema nuclear”.

Y el futuro…

Después de ocho meses, la movilización no pierde fuerza. La violencia de la represión tampoco. Al estar prohibidas las manifestaciones en contra del gobierno, los oponentes ponen en marcha su imaginación para invadir las calles aprovechando, por ejemplo, las manifestaciones religiosas oficiales. Nadie es profeta para adivinar cuál será el porvenir de este levantamiento postelectoral, pero es cierto que, en el caso de que las protestas continúen, “este movimiento no se extinguirá de la noche a la mañana. La Revolución iraní de 1979 había comenzado tres años antes”, añade la investigadora Azade Kian Thiebaut. Negándose a escuchar al pueblo, el gobierno podría estar cavando su propia tumba. Según Shirin Ebadi, “el pueblo está cansado y no tiene nada que perder. El gobierno les ha robado todo: su orgullo, su historia y sus derechos”. Este fraude electoral y la violencia de la respuesta estatal frente a la legitimidad y el pacifismo de las manifestaciones rematan y culminan la mutación de la República Islámica en una dictadura. “Nada será jamás como antes”. Es el grito de los iraníes exiliados en París.

Fotos:  Steve Rhodes/flickr - Amnesty International/flickr

Translated from « Tous les jeunes Iraniens sont de potentiels journalistes »