Sevilla, hombres desesperados
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Laura Alenda Vidal¿Y si la crisis en Andalucía fuese la ocasión para revolucionar un modelo de familia anticuado? En Sevilla, la mayoría de las mujeres asumen gran parte de las tareas domésticas y familiares, sea cual sea su situación profesional. Sin embargo, el aumento del paro, que obliga cada vez a más hombres a volver a casa, podría cambiar las cosas.
Con más de 40 años, el marroquí Ahmed ha hecho de todo desde que llegó a España en 2003: electricista, jardinero, vendedor de frutas y verduras, obrero, manipulador… Pero entonces llegó la crisis. Como muchos otros hombres, Ahmed está en casa sin ninguna perspectiva de empleo. Se encarga de sus hijas de 4 y 6 años, pero se siente como un león enjaulado. La situación le afecta personalmente: "sé que esto da que hablar a la gente y no me gusta la imagen que da de mí". Ni hablar entonces de encargarse de las tareas domésticas, pues es su mujer quien lo hace, a pesar de que trabajaba hasta hace poco en la restauración.
Para Rocío y Teresa, trabajadoras sociales, esta situación es muy común. Por las sedes de CEPAIM, una asociación situada en las afueras de la ciudad, pasan todos los días hombres como Ahmed. "Cuando la crisis afectó al sector de la construcción, muchos hombres que se ganaban muy bien la vida se vieron, de un día para otro, en el paro. Psicológicamente, es muy duro para ellos, pues tienen la impresión de haber perdido su estatus en la sociedad". Ahmed también siente esta pérdida de autoestima y afirma que, más adelante, cuando vuelva a su país, ya no querrá visitar a la familia de su mujer porque sabe lo que pensarán de él.
Las mujeres son más "empleables"
Entonces, ¿por qué no aceptar un nuevo estatus de amo de casa? Pues, como explica Teresa, "con la crisis es más fácil contratar a mujeres, ya que los sectores más feminizados son los menos afectados". Sin embargo, a pesar de la violencia de la crisis, es difícil para muchos hombres imaginar un cambio de roles así. Ahmed insiste en que el simple hecho de hablar de ello ya es muy duro.
Essadia, una joven con voz dulce y asidua a CEPAIM dice que su hermano, de 47 años, tardó 6 años en aceptar que era su mujer quien trabajaba mientras él estuviera en el paro; para él, era contra natura. Añadió que la mentalidad no cambia cuando la situación es insoportable, sino que es cuestión de supervivencia.
Algunas parejas no aguantan tanto. El número de separaciones está aumentando, pero no los divorcios. "¡La gente ya no tiene dinero!", exclama Teresa. El resultado es que las situaciones absurdas se multiplican: algunas parejas separadas continúan viviendo bajo el mismo techo; otras se ven obligadas a volver a casa de sus padres y vivir a costa de ellos. Según Rocío, Teresa, Essadia y Ahmed, el modelo familiar tradicional va todavía para largo, incluso si la sociedad andaluza deberá pagarlo caro.
este artículo forma parte de una edición especial dedicada a SEVilla y realizada en el marco del proyecto 'eu-topia time to vote' iniciada por cafébabel en colaboración con la fundación hippocrene, la comisión europea y el ministerio de asuntos exteriores francés.
Translated from Séville : desperate housemen