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Ser profesor aquí y allá en Europa

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Story by

Jane Mery

Sociedad

Desde la formación de los maestros a los salarios de los debutantes, en todas las salas de profesores se discute de las condiciones de trabajo… Un paseo por la Europa de las reivindicaciones

Italia: aún no son profesores y ya están desanimados

Llegar a ser profesor en Italia es un verdadero come cocos, algo que se ve acentuado por la amenaza del desempleo. Las oposiciones públicas que permiten ingresar en el sistema educativo nacional italiano están paradas desde hace años, lo que provoca una gran incertidumbre. Mientras llega la reforma del sistema, el Estado ha creado una escuela de especialización superior, que debe formar en dos años a los futuros maestros, previo pago de 1.500 euros al mes. El concurso público no ha sido anulada por el momento… Resultado: el sistema que rige la carrera de los profesores hace competir a los profesores que han superado la oposición con los resultantes de la escuela de formación. En este momento, no se sabe cual de estas dos instituciones será la elegida. Nadie entiende nada y, mientras tanto, los estudiantes se aplican de forma estoica para poder desempeñar algún día la profesión que han elegido.

Con 18 horas lectivas por semana, los profesores italianos reciben un salario aproximado de 20.000 euros anuales al principio de su carrera.

Polonia: síndrome de agotamiento

En Polonia, nadie duda de que querer ser maestro es una auténtica vocación. Por varias razones: el salario en las escuelas públicas no es muy alto (es el segundo sueldo más bajo de Europa e relación con el PIB del país, según Eurydice). Allí el salario depende de la titulación, de la experiencia y de su antigüedad, por supuesto. También del llamado desarrollo profesional del profesor.

Los profesores polacos tienen uno de los sueldos más bajos con relación al PIB de su país de Europa

Sin embargo, no se limitan a ser maestros. “Enseñar es solo una de mis tareas: hay mucho papeleo que hacer, para clases de 30 alumnos. Además, debemos asistir a numerosas reuniones, en las que nos auto formamos. Cada dos años, debo seguir una formación universitaria. Un trabajo que se suma a todo lo que debo hacer en mi desarrollo profesional”, cuenta Agata Plucińska, profesora de conocimiento del medio y geografía en un colegio. Esto sin contar la idea que tienen algunos padres del papel del profesor: “La gente cree a menudo que los maestros están ahí para educar al niño y que si algo no va bien es culpa de ellos”, continúa. El síndrome del agotamiento está considerado como uno de los problemas más graves que afectan a los profesores polacos, junto con el estrés, la ansiedad…

Por 18 horas lectivas por semana, los profesores polacos ganan entre 280 y 700 euros mensuales.

Alemania: no hay queja

(ne*/flickr)Si hiciéramos caso de las quejas de los profesionales, ser profesor en Alemania sería el peor trabajo posible. Sin embargo, si los comparamos con sus colegas europeos, parecen los mimados de la clase: catorce semanas de vacaciones al año, un estatus de funcionario vitalicio (con diferencias entre el este y el oeste) y a mediodía recogen los bártulos y a casa. En Alemania, alumnos y profesores no van a clase por la tarde. Holgazanes, funcionarios: la reputación de los profesores en Alemania es desastrosa. Sin embargo, los estudios que deben seguir son bastante más largos que en otros países. Para empezar, deben superar el Examen de Estado (Staatsexamen), después seguir una formación profesional de dos años en el Referendariat, compuesta por diversos cursos de formación, durante la que el futuro profesor debe presentar trabajos prácticos y dar sus primeras horas de clase frente a un pequeño tribunal situado al fondo de la clase. La profesión ha experimentado una revalorización durante los últimos años. En 2008, Alemania necesitaba 20.000 profesores más, según la federación de filólogos. Sin embargo, las regiones empiezan a despedir cada vez a un mayor número de jóvenes diplomados.

Un joven profesor alemán empieza su carrera profesional con un salario de 30.842 euros anuales y tiene 17 horas semanales de clases (40 horas de tiempo global). 

España : gran presencia en el colegio

Para ser profesor en España es necesario tener una carrera, cuya duración varía entre los 4 y los 6 años, o un equivalente validado en el extranjero. Para trabajar en la escuela pública, es necesario pasar un concurso para convertirse en funcionario del Estado. Los españoles pasan más tiempo en la escuela comparado con sus vecinos europeos. De sus 35 horas de trabajo, entre 25 y 30 (según la comunidad autónoma) se pasan en el colegio, bien dando clases o ocupándose en otras gestiones de equipo (una vez en casa, todavía quedan muchos cursos que preparar, la formación continua y las actividades pedagógicas…)

Según la comunidad autónoma, el salario varía mucho. La media del sueldo de España sigue de cerca a las de los profesores alemanes, justo detrás en la clasificación del OCDE, con un salario de 27.671 euros al año para los profesores que empiezan.

Francia: una reforma que hace temblar

(François Hogue/flickr)En Francia, la renovación del dispositivo de formación de los maestros está en trámites y debería entrar en vigor para el comienzo del curso 2010/2011. En lugar de una oposición tras 3 años de universidad, los estudiantes deberán hacer un máster de enseñanza (dos años más en la facultad). Los detractores ya han comenzado a denunciar que esto supondrá el fin de la excelencia y de la especialización profunda en una materia. Mientras, la reforma aún no es oficial.

El punto negro en Francia se encuentra sobre todo en el nivel de remuneración. La revalorización del salario de los profesores franceses está también en debate. Los salarios son más bajos que los de sus vecinos de Europa Occidental. En la decimotercera posición, según el ranquin mundial de la OCDE, los jóvenes maestros franceses ganan 20.153 euros por año, al comienzo de su profesión. Trabajan 16 horas lectivas semanales y 35 horas globales. 

Fuentes: OCDE, Eurydice

Agradecimientos: Katharina Kloss, Francesca Barca, Jesús Ramírez Morales, Fernando Navarro Sordo, Pedro Picón.

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