Según Alberto Toscano, la crisis democrática ha provocado las “Berlusconerías”
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Yasmina Guye SanchoSilvio Berlusconi abandona el gobierno italiano, deja la política y todos sus compromisos internacionales, ignorando a los especuladores financieros, a su pueblo cansado e ignorando también a los dirigentes mundiales que, durante el último G20 en Cannes, casi no le hicieron caso. Ninguna metedura de pata en esta ocasión, ninguna historia divertida, ni un solo gesto fuera de lugar.
El rey de los políticos torpes deja el escenario, Berlusconi es un modelo parar esos “torpes que nos gobiernan”, diseccionados por el periodista Alberto Toscano en su último libro publicado en Francia.
Ces gaffeurs qui nous gouvernent (Esos torpes que nos gobiernan), publicado por la editorial Fayard, es la nueva obra de Alberto Toscano, el corresponsal italiano en París más experimentado, quien, desde que está jubilado, se divierte explorando las relaciones entre los dos pueblos a ambos lados de los Alpes. Esta vez ha ido más lejos con una especie de manual que recorre todas las meteduras de pata de los políticos, desvela la relación entre política y comunicación y describe como los célebres pasos en falso construyen el cliché de todo un pueblo. Basta con pensar en las réplicas despectivas del Príncipe Felipe de Mountbatten o en el estadounidense Barack Obama, que propone un brindis a la Reina mientras suena el himno británico.
El agujero de la cerradura
Alberto Toscano explica que el concepto de la metedura de pata es ambiguo. Una broma, un gesto torpe o una palabra fuera de lugar puede considerarse como una ofensa; pero, de todos modos, afirma Alberto Toscano, el hombre de la calle sólo vislumbra la intimidad de los políticos por el agujero de la cerradura. He aquí dos ejemplos sencillos, ambos franceses, de estas meteduras de pata. El primero, cuando Ségolène Royal visita China y alaba la rapidez de la justicia china, delata toda su debilidad al querer complacer a sus interlocutores; asimismo, cuando Nicolas Sarkozy, famoso por no saber controlarse incluso durante las ruedas de prensa, contesta a uno de sus conciudadanos “¡Lárgate pobre gilipollas!” muestra que no ha comprendido que, cuando un presidente de la República Francesa se acerca al pueblor, es imposible evitar que te insulten; si no eres capaz de aguantarlo, mejor no te metas en política, declara Alberto Toscano.
Aún así, el libro de Alberto Toscano está repleto de meteduras de pata contemporáneas que demuestran que algo ha cambiado en el mundo de la comunicación política. Incluso Rachida Dati, tras haber confundido “inflación” con “felación” ha querido repetir una burrada parecida para llamar la atención de los medios de comunicación. Afligido, Alberto Toscano afirma que hemos llegado a un punto en el que, para salir en le periódico, hay que decir tonterías.
La revolución empezó con Silvio Berlusconi, pero Alberto Toscano advierte que definirlo como un precursor sería hacerle un honor que no merece. Todo lo contrario, Berlusconi es el instrumento con el que se ha impuesto dicha revolución, el tornasol que indica la temperatura de una crisis democrática. El antiguo primer ministro italiano se presentó como el antipolítico, como aquel que se sublevaría contra el teatro de marionetas de la política; pero sólo una democracia en crisis le permitió acceder al poder e infringir golpes bajos al lenguaje democrático. Alberto Toscano declara que tras años de paz y estabilidad política, las nuevas generaciones habían olvidado lo que era la pobreza y la dictadura, Berlusconi emergió en un país en el que la democracia estaba en una situación crítica. Es decir, una Italia gobernada durante cincuenta años por la Democracia Cristiana y con una oposición envenenada que nunca ha podido llegar al poder.
Así es como se empezaron a utilizar las meteduras de pata con fines televisivos, las bromas antisemitas y los Rómulo y Remo fundadores de Roma pronunciados para evitar que los periodistas traten los verdaderos problemas De ahí nacieron la ligereza y la ignorancia, ese virus que ha contagiado a gran parte de los dirigentes europeos. Pero las meteduras de pata son intemporales y desde siempre divierten. He aquí algunas meteduras de pata de Alberto Toscano que quedarán impresas en los libros de historia.
Top 3 de meteduras de pata de Alberto Toscano
Número 3:
Octubre 1945, la jovencísima ONU cuenta cincuenta y un estados miembros, tres de ellos pertenecen a la Unión Soviética (Rusia, Bielorrusia y Ucrania). Durante la reunión de una comisión de trabajo, se pasa lista a todas las delegaciones y éstas deben contestar “presente”. “¿Argentina? -presente-; ¿Australia? -presente; -“¿Bielorrusia?- no. El presidente de la comisión vuelve a intentarlo. Al preguntar qué pasa, el delegado bielorruso, que no habla ni francés ni inglés, no contesta. Un responsable ruso interviene para aclarar el embrollo: los bielorrusos y los ucranianos han recibido la orden de votar siempre lo contrario de lo que voten los países occidentales (sobre todo de Argentina y de Australia).
Número 2:
19 febrero 1973: El ministro de asuntos exteriores italiano, Giuseppe Medici, está en Viena de visita oficial.Durante una rueda de prensa, un hombre distinguido le hace una pregunta sobre Oriente Medio. El colaborador del ministro le informa: “Se trata del ingeniero Wiesenthal, conocidísimo cazanazis que ha hecho posible el arresto de Adolf Eichmann en América del Sur” Y el ministro contesta: “Gracias por haberme hecho esta pregunta, señor Eichmann”.
Para arreglar este incidente diplomático, el director del gabinete de Medici se pone a reír y toda la asamblea le imita.
Número 1:
11 febrero 2011: El ministro de asuntos exteriores indio lee ante el Consejo de Seguridad de la ONU el discurso de su homólogo portugués (que ya ha hablado anteriormente). Se dirige a Brasil, se alegra de la presencia de estos dos países de habla portuguesa y sigue, imperturbable, durante dos párrafos más sin darse cuenta de nada. La prensa india se burla de lo sucedido durante días.
Foto: (cc) PIX-JOCKEY (Roberto Rizzato)/flickr
Translated from Alberto Toscano: "Le gaffe di Berlusconi sono il frutto di una crisi democratica"