Sea Shepherd: los piratas de la biodiversidad
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Carmen Oñate FontLa asociación ecologista Sea Shepherd prepara en la Antártida la campaña “Sin compromiso", organizada contra la pesca ilegal de ballenas en el océano meridional. Aunque los piratas ecologistas ya se han hecho notar en el Mediterráneo persiguiendo a los cazadores de atún rojo. Este es el testimonio de un eco-pirata en la víspera de su partida.
Creada en 1977 por Paul Watson, Sea Shepherd Conservation Society es una organización internacional sin ánimo de lucro que promueve la conservación activa del entorno marino. Y "activamente", para Paul Watson, no significa tan sólo denunciar sino también impedir la destrucción del medio ambiente. Son prueba de ello la larga lista de barcos de pesca piratas hundidos por la asociación, que ostenta ella misma el símbolo de los piratas.
¿Piratas contra piratas? En realidad, Paul Watson trata siempre de tener la ley de su lado: Sea Shepherd se toma al pie de la letra la Carta Internacional de las Naciones Unidaspara la Naturaleza, que da el derecho de actuar para proteger el ecosistema y las especies animales en peligro. Es por eso que un centenar de voluntarios recorren las aguas del globo a bordo de barcos negros preparados para arriesgarlo todo a fin de salvaguardar los océanos. La organización se financia en su totalidad gracias a las donaciones y no depende de ningún gobierno. La independencia es el pilar de Sea Shepherd, que interviene allí donde las reglas no se aplican.
Hasta el final
La campaña más emblemática es la que se dirigió desde 2002 en la Antártida contra los balleneros japoneses. Desde 1986, una suspensión de la Comisión Internacional de la pesca de ballenas (IWC) prohibía formalmente dicha práctica, a excepción de la realizada bajo algunas razones científicas. Y ahí está el núcleo de la batalla contra algunos japoneses que utilizan como excusa la pesca científica para esconder la pesca comercial. Los barcos de Sea Shepherd les pisan los talones: el Steve Irwin [nombre del presentador australiano muerto en 2006 durante una enésima hazaña submarina], el Bob Barjer, y, este año, el Ocean Adventurer, barco ultra ligero y rápido. El año pasado, un barco de Sea Shepherd, el Ady Gil, fue hundido por japoneses. Pero nada detiene a Paul Watson y a su equipo, determinados a acabar con la masacre de las ballenas cueste lo que cueste. "No nos detendremos hasta que los japoneses cesen con la caza de las ballenas", declara Locky MacLean, capitán del Ocean Adventurer. Por otra parte, Sea Shepherd espera encontrar en poco tiempo a la flota japonesa gracias a la rapidez de su nuevo barco y de su helicóptero. Es como buscar un cubito de hielo en la inmensidad del océano antártico. Pero la esperanza es positiva, dado que se está obligando a disminuir el cupo de pesca de los japoneses cada año: en 2009, 500 ballenas fueron salvadas por Sea Shepherd.
De la ballena en la Antártida al atún rojo en el Mediterráneo
La batalla de la Antártida no es la única dirigida por Paul Watson contra la destrucción del hábitat marino. La asociación también ha dirigido numerosas campañas en Europa, particularmente contra la inmovilización de las flotas balleneras islandesas y noruegas. También se han organizado con regularidad iniciativas en las islas Feroe y Taiji, contra la masacre de delfines, o en las Galápagos, contra el tráfico de las aletas de tiburón. Por primera vez en este año, un barco de Sea Shepherd ha patrullado el Mediterráneo contra la pesca ilegal de atún rojo, cuya población se encuentra actualmente reducida un 90% desde los años setenta y bajo peligro de extinción. La comunidad científica es unánime: si no se reduce la pesca drásticamente, el atún rojo desaparecerá. Los atunes, venidos al Mediterráneo para reproducirse, están encerrados en jaulas para ser engordados y vendidos en Japón, donde son particularmente apreciados y resultan una inversión fructífera (un ejemplar de 180 kilos fue vendido por 173.000 dólares en 2001). Mitsubishi, más conocida por sus motos que por sus actividades marinas, presintió el negocio y llenó de ejemplares sus congeladores, esperando que los precios siguieran subiendo… O que el atún rojo desapareciera.
Toma de conciencia europea
Durante tres semanas, Steve Irwin ha navegado entre Malta, Túnez y el Líbano, y el 17 de junio se encontró cara a cara con una jaula llena de atunes rojos… Así lo cuenta un voluntario: "La pesca era claramente sospechosa y se realizaba más allá de la fecha autorizada. Cinco submarinistas, entre ellos yo mismo, fuimos a inspeccionar la jaula. Era impresionante ver esos atunes, enormes, nadando todos alrededor de la jaula… Al principio no me di cuenta de que estaban ahí, dado que yo debía cortar la red. Después bajé los ojos y vi ese movimiento hipnotizante debajo de mí, aquellos peces que giraban sobre si mismos en un movimiento para nada natural. De golpe, tomé conciencia de que yo no estaba tan sólo a punto de cortar una red, sino también de permitir que docenas de atunes pudieran escapar a un destino en apariencia trazado, que era lo que se trataba. Liberamos 800 atunes. Es la primera vez que una acción como ésta se lleva a cabo en el Mediterráneo". El impacto es fuerte, y permite al público europeo tomar conciencia del problema. Justamente, Sea Shepherd acaba de nacer en Italia y en España; en dos años especialmente sensibles para el entorno marino.
¿Seguirá la presencia de Sea Shepherd en el Mediterráneo? "No excluimos una segunda campaña en el Mediterráneo para el año próximo, explica Locky MacLean. "Para el atún rojo, pero también contra las redes desviadas entre Turquía y Grecia". Sea Shepherd no ha dicho ni mucho menos su última palabra. Hace falta actuar rápido si no se quiere llegar a un punto sin retorno. Lacónico pero realista, Paul Watson resume: "Si los océanos mueren, moriremos con ellos; es tan simple como esto".
Foto: Portada y Paul Watson: (cc)guano/Flickr; fresco medieval: (cc)wallyg/Flickr
Translated from Sea Shepherd : les pirates de la biodiversité