Sea Sheperd arponea la pesca japonesa de ballenas
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Mari Carmen CiveraTres meses de duros combates en plena Antártida dejan un resultado: el fin de la caza japonesa de ballenas en la Antártida. Después de contar los preparativos de la aventura, una militante de la operación "No Compromise" lanzada por Sea Shepherd el 2 de diciembre de 2010 explica su exitoso periplo a cafebabel.com
18 de febrero, 15:20 horas. Estoy de guardia en el puente de mando. Hace dos días que el teléfono satelital no deja de sonar. Periodistas de todo el mundo están llamando al Steve Irwin, uno de los tres barcos de Sea Shepherd que ha llevado a cabo la campaña contra la caza de ballenas en la Antártida. En el barco se puede respirar un ambiente festivo: la organización ha conseguido que se suspendan las actividades ilegales de la flota ballenera japonesa. Y, por si no fuera poco, esto llega un mes antes del final previsto de la temporada. Además, los periódicos evocan incluso la huida del Ministerio de Pesca japonés, que va a valorar la posibilidad de interrumpir de forma indefinida su presencia en la Antártida.
Paul Watson, el capitán, descuelga el teléfono y yo escucho distraídamente, pensando que se trata de una nueva entrevista. No obstante, en este caso el tono de su voz es diferente. En lugar de hablar, escucha, y, cuando habla, sólo dice dos palabras, dirigidas más bien a nosotros y no al interlocutor, que está al otro lado de la línea. “Es oficial." No hace falta que diga más, pues yo sé que acaban de anunciar algo que parecía imposible. Se acabó, ya no habrá más pesca de ballenas en la Antártida. De repente todo empieza a suceder muy rápidamente. La noticia pasa de una cubierta a otra como una ráfaga de viento que se precipita por los pasillos, en todos los camarotes. Se vive un momento de euforia, ¡ya no habrá más masacres en el santuario!
Dos palabras que resumen años de constancia, de lucha y de empeño. Laura, cocinera del barco desde 2005, recuerda: “Los primeros años sólo teníamos un barco, lo que hacía muy difícil buscar a la flota japonesa en la Antártida. Empezaron a tomarnos en serio cuando vieron nuestra determinación, que estábamos dispuestos a arriesgar nuestras vidas para defender a las ballenas." Desde entonces las cosas han cambiado. Sea Shepherd cuenta con tres barcos, una gran ventaja que les permite no perder de vista ni un solo instante a los cazadores de ballenas una vez localizados. El éxito se debe sobre todo a la acertada idea de Paul Watson de poner el problema bajo la atención del foco internacional. El documental Whales War, que recoge cada una de las campañas de los últimos cuatro años, tuvo de hecho un gran éxito, principalmente en Estados Unidos. La información es la mejor arma. “La gente se da cuenta de que la acción directa, agresiva pero sin llegar a ser violenta, es eficaz. Y de que una sola persona, con fuerza de voluntad, puede cambiar las cosas”. El papel de los medios de comunicación es fundamental en este enfrentamiento entre dos maneras totalmente opuestas de ver el mundo: ¿Lo explotamos o lo conservamos? A la flota japonesa nunca le ha preocupado la presión internacional, ya que se sabía muy poco o nada sobre la caza de ballenas en la Antártida, incluso en Japón. La situación es diferente hoy en día, y el mundo se plantea si esta práctica cruel, arcaica y obsoleta es necesaria.
La campaña “No Compromise” arrancó el 2 de diciembre. No obstante, la flota japonesa, al borde del abismo financiero, empezó con mal pie, ya que inició la temporada un mes más tarde de lo previsto. Por una vez, fuimos nosotros los primeros en llegar a la Antártida para esperar a la flota en medio de este paisaje surrealista, que rebosa belleza. La táctica de Sea Shepherd es simple: impedir que los cazadores pesquen y metan la carne de ballena en el buque nodriza, el Nisshin Maru. Es como jugar al gato y al ratón en la inmensidad del océano congelado. Sin embargo, el 25 de enero el helicóptero divisó al Nisshin Maru en medio del hielo. “El helicóptero nos ayuda no sólo a localizar a los pescadores más rápidamente, gracias a su velocidad y a su gran radio de acción, sino también a 'espantarlos'. Cuanto más los buscamos, más se esconden. Y al esconderse, no pescan”, explica Chris, el piloto. Gracias a los tres barcos que se han ido relevando, se pudo seguir de cerca al Nisshin Maru durante varias semanas. Hasta la capitulación, y la vuelta al puerto con las manos casi vacías. De las 1.000 ballenas que los cazadores esperaban pescar, sólo consiguieron 170. Nunca se había visto nada parecido.
No obstante, no se pueden dormir en los laureles. El objetivo de Sea Shepherd no es solamente la flota japonesa, sino también cualquier persona que contribuya a la destrucción del ecosistema marino, sea quien sea. Si algo es cierto es que la destrucción de nuestro planeta no tiene ni color ni nacionalidad. Entre la pesca intensiva de atún rojo en el Mediterráneo, el shark fining (práctica que consiste en arrancar las aletas de los tiburones para preparar sopa) en las islas Galápagos o la masacre de delfines en las islas Feroe, a Sea Shepherd no le queda mucho tiempo para descansar.
Pese a que la victoria en la Antártida es motivo de esperanza, Laura aclara que no hay que bajar la guardia: “A pesar de tratarse de una lucha continua, no podemos relajarnos. Cada vida salvada representa una victoria. Además, nosotros sólo somos una pieza de un puzzle bastante complejo. Si todo el mundo pone de su parte, sí que podemos esperar que las cosas cambien.”
Fotos: Portada: ©raffaella tolicetti/sea shepherd conservation society ; Steve Irwin : (cc)Halans/flickr; vídeos : cortesía de You Tube ; Antártica: ©raffaella tolicetti/sea shepherd conservation society
Translated from Sea Shepherd harponne la pêche à la baleine japonaise