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Respiracionismo: el aire que me das

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Translation by:

Sylvie Corpas Tello

Society

Vivir de la energía del universo… no suena precisamente a atracón, pero para Dominique Verga, es más que necesario. Esta belga de Lieja tiene unos cincuenta años y asegura que solo vive de amor. Es una seguidora del "respiracionismo" también llamado pranismo, y según cuenta lleva más de tres años sin comer ni beber. Un remedio milagroso, según ella, pero una estafa para numerosos científicos.

El aire de Lieja no es precisamente muy atractivo. Esta localidad bañada por el río Mosa se ubica a unos cien kilómetros de Bruselas, y pese a no poseer el encanto de las capitales "indie" del momento como Hamburgo, Lisboa o Copenhague, la ciudad rebosa de energía. Al menos eso es lo que cree Dominique Verga que se alimenta de su propia "prana" y con quien he quedado tras un primer encuentro por Skype.

"Somos lo que comemos"

Es una mujer bajita, de pelo canoso y corto, delgada pero sin estar escuálida ni mucho menos. Me espera en la estación ferroviaria de Lieja-Guillemins. Con una gran sonrisa me explica, mientras nos acercamos en coche a su casa, que vive en una de las siete colinas que rodean Lieja. "Como en Roma", señala, antes de meterse por la autopista.

Entramos en su casa por la cocina, y me sorprende que tenga fruta y un cazo puesto en la placa, pero lo entiendo cuando veo a los dos hijos de Dominique moviéndose por el piso. Al parecer, estos aún no han seguido su revelación. Acompaño a la madre hasta una habitación grande en la que reposan dos sofás blancos puestos juntos, una camilla de masajista, una mesa de trabajo con un ordenador y unas cuantas sillas. Respondiendo a la estética del movimiento, unas pinturas de astros adornan las paredes. Dominique me explica que las pintó uno de sus hijos. Antes de que empiece la entrevista, me ofrece un vaso de agua y se sienta con las piernas cruzadas en la silla. Cuando se dirige a mí, sobre todo en la primera parte de la entrevista, cierra los ojos a menudo o tiene la mirada perdida, como si estuviera sumida en sus pensamientos, "para así poder conectar con lo divino", explica.

Introducido en occidente en los años 70 por el norteamericano Wiley Brook, el respiracionismo se difundió ampliamente gracias a la Australiana Ellen Greve, también llamada "Jasmuheen". ¿Cuál es el principio? Dejar por completo de comer, incluso beber, para lograr un estado "superior" en el que solo se ingiere energía cósmica, o sea, prana. Se trata de una práctica peligrosa que ha llevado hasta la muerte a varios adeptos. Pese a ello, la gurú facilita explicaciones para justificar las historias fallidas: para Jasmuheen, los adeptos no han seguido fielmente los preceptos del "maestro" y su alimentación cósmica fue contaminada por "interferencias adversas". Asimismo, emplea los mismos argumentos para justificar su fracaso durante una experiencia un tanto escéptica que llevó a cabo en Australia, y en la que permaneció encerrada por una cadena de televisión, sin comer ni beber. Tuvo que abandonar la prueba, ya que el médico encargado del seguimiento del programa  consideró que su estado de salud se había deteriorado mucho al cuarto día.

Le pregunto a Dominique si puede explicarme según su propia experiencia lo que es el respiracionismo. Inicia su demostración – ayudándose con esquemas – con el término "respiriano", del inglés breatharian, que significa "vivir del prana", un término sánscrito que podría traducirse por "soplo de vida que respira". "Somos lo que comemos" explica, haciéndose eco de la cita famosa del griego Hipócrates. "Cada uno de  nosotros, - incluso animales, objetos y plantas – se compone de energía, así que cada uno tiene un nivel vibratorio más o menos alto. Contra más alto el nivel vibratorio, mejor está la persona, el animal o la cosa. También somos la memoria de lo que comemos. Si ingerimos carne, el nivel vibratorio baja mucho, ya que probablemente el animal no habrá disfrutado de una vida y tampoco una muerte apacible. Comemos su memoria y los momentos en los que sufrido, por lo que tenemos que vigilar mucho todo lo que introducimos en nuestro cuerpo".

Dominique me pide que imagine unas escaleras: al pie de estas está la materia. En el caso de la comida, se trata de todo lo animal (la carne, el pescado, etc.). Luego, en el peldaño siguiente, está la verdura cocida. Según el principio energético, comer verdura cocida resulta mejor que comer animales (o "cadáveres", tal como los llama Dominique), pero no es lo idóneo ya que al cocerse, la verdura pierde su vibración. Es mejor comer la verdura cruda. El peldaño superior es el que equivale a vivir de energía pura, la que más alto nivel vibratorio traería. Para Dominique, el ascenso hacia el peldaño más elevado se hizo de forma natural, ya que nunca comió carne, y el único defecto que tuvo fue el comer la verdura cocida. Según ella, nunca experimentó la sensación de tener hambre, y desde que era una niña, debía inventarse excusas para poder saltarse las comidas. Algunos lo consideran como un trastorno alimenticio, pero Dominique no está de acuerdo. Para ella es fruto de su "elección".

Aquí, la voz

Un tiempo después, tras haber trabajado de asesora en empresas durante 20 años – un oficio que odiaba – enfermó gravemente, y empezaron los ingresos en hospitales psiquiátricos. Tras vivir esta situación durante un largo tiempo, Dominique se sentía cansada. "Permanecí en la oscuridad durante meses", explica. "Tenía que tomar mucha medicación”. Hasta que una noche llegó un regalo divino en forma de voz que me dijo que dejara las medicinas. Mientras oía aquella voz, experimenté calor, luz y mucho amor en mí. Fue la noche más importante de toda mi vida. Al aceptar que iba a morir, acepté que iba a vivir. Así que me propuse hacer lo que me mandaba la voz, tiré toda la medicación y también quemé las prescripciones. A continuación, sufrí unos dolores espantosos pero me convenció la seguridad de que me iba a curar si seguía por ese camino. La noche siguiente, recibí otro mensaje, la voz me decía que dejara de alimentarme. En aquel momento, ya apenas comía, así que dejé de comer del todo".

Más adelante, a Dominique volvió a hablarle la "voz" por tercera vez. Eran buenas noticias, ya que la autorizaban a comer, pero solamente alimentos crudos. Así que durante un año largo, estuvo combinando 6 a 8 días de ayuno con días dedicados al crudivorismo, y siempre bebiendo mucha agua. Descubrió el estado de gracia al dejar de comer durante 6 días seguidos. Ella asegura haber alcanzado en aquel momento un estado superior, "abriéndose a otra dimensión (...) Mi cuerpo se había curado completamente. Los médicos no se lo podían creer, así que me pidieron que hiciera una prueba de sangre en la que averiguaron una vuelta a la normalidad. Yo estaba en el paraíso, pero mis hijos se preocupaban por mí. Por lo tanto, investigué por Internet y así fue cómo llegué a conocer a Erika Witthuhn, que también practica prana. Al contactar con ella, me aseguró que era muy normal el poder estar sin comer, ni beber o incluso dormir. Así fue cómo descubrí la forma de vivir del prana".

Un año después de haber iniciado el proceso de sanación, durante un festival pránico, Dominique conoce a Domenico Provenzano, autor de un libro que trata del respiracionismo. "Su pregunta fue: ¿has encontrado a Dios en tu vida? Una cuestión que me trastocó un poco. Por fin, entendía que estaba presenciado lo divino pero que no me había percatado de ello".

"Vivir en estado pránico, es concienciarse de que somos todo amor", cuenta Dominique. "Conectarse con el amor permite sanar cualquier enfermedad". Cuando uno está enfermo o experimenta miedo, significa que está desconectado del amor. Por lo tanto, hay que volver a conectarse y decirle 'sí' a la vida. Esta conexión con lo divino es la que reduce y elimina las causas de las enfermedades que sufrimos. Al alimentarse de conciencia, alcanzamos el mayor nivel vibratorio, por lo que ya no necesitamos otra forma de alimentación. Es importante armonizar el cuerpo, la energía, lo mental, lo emocional y lo espiritual para alcanzar ese estado de conciencia. Más que nada, el estado pránico es un estado de libertad en el que puedes elegir con respecto a la alimentación o el sueño. He optado por dormir y beber por ejemplo, pero no lo necesito".

Si te hinchas de amor, ¿para qué comer?

Aunque Dominique se haya curado de forma milagrosa, ése no es el caso de todos los adeptos. Muchos médicos alertan de los peligros de este tipo de práctica, recordándonos que a nivel humano, resulta imposible sobrevivir sin comida y sin agua durante tanto tiempo. En una entrevista con la revista francesa Le Nouvel Obs, Serge Blisko,  presidente de Milivudes (el equipo del gobierno francés que analiza y vigila las actividades relacionadas con sectas en el país) con formación médica, advierte sobre este movimiento. "Basta con ver hombres y mujeres que padecen anorexia o saliendo de una huelga de hambre para comprobar lo absurdo que es el respiracionismo desde un punto de vista científico", recuerda.

La propia Dominique advierte que la práctica del ayuno debe estar siempre supervisada. "Para completar el estado pránico, hay que estar acostumbrado". Con Domenico, desempeña una labor de acompañamiento para grupos compuestos por 20 o 30 personas que desean iniciarse al prana a través de talleres de pago. "Cuando me llena la fuente de amor, no necesito nada más. La gente necesita colmar el vacío rellenándolo con comida, pero también sexo, deporte o drogas, u otros tipo de entretenimientos. El mero hecho de comer ya es compensación para experimentar placer. Pero esa necesidad es una relación malsana. Primero hay que experimentar el estado de plenitud del amor, y conforme nos vamos llenando de amor, disminuye naturalmente nuestra 'necesidad' de comer y beber, hasta alcanzar el estado de prana. El amor sustituirá la comida.

Actualmente, Dominique ya no trabaja de asesora, sino que es maestra de reiki y hace curaciones, como por ejemplo, lo que ella llama "acogida del verbo" para acompañar personas que sufren en su camino hacia el empoderamiento y para que conecten con lo que llama la "energía de amor". Asimismo, una vez al año, Dominique organiza un festival pránico francófono con talleres, conferencias y curaciones, mediante el cual puede difundir sus ideas, ampliar una comunidad compuesta por unos 40.000 adeptos en el mundo, según Jasmuheen. También se trata de un movimiento vigilado estrechamente por el Centro de Información y Observaciones de organizaciones sectarias nocivas (CIAOSN, en sus siglas en francés), que da fe del preocupante aumento de grupos sectarios en el ámbito sanitario. Unas cifras escalofriantes con respecto a movimientos que sacan provecho del estado de desesperación psicológica de las personas más vulnerables. Sin embargo, "cuando uno se encuentra en estado pránico y combina el plan material con el plan espiritual, se libera y ya no puede ser manipulado porque ya no existe el miedo".

O eso dicen.

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Voglio Mangiare Così- Somos lo que comemos. Descubre qué se cuece entre los fogones europeos de la mano de ocho personas que han decidido hacer del comer todo un acto revolucionario.

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Translated from Respirianisme : la femme qui ne mangeait rien