República Checa: ¿UE = Proteccionismo = Comunismo?
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Distintas visiones del mercado, la política y la UE, en un país que se debate entre su nuevo papel de centro productor de Europa y un rechazo descarnado de cualquier tipo de comunismo
“Si le damos dinero a la industria del automóvil para reestructurarse, no es para que luego tengamos que oír que se ha abierto una nueva fábrica en la República Checa”. Con solo estas palabras, Nicolas Sarkozy, presidente francés y saliente ‘presidente’ europeo, abrió la caja de pandora el pasado febrero. Y es que la crisis económica parece haber puesto todo patas arriba: bancos nacionalizados, ayudas públicas dirigidas a empresas privadas y ex ‘presidentes’ de la UE que van contra las normas del mercado común europeo… La Unión Europea, liberal de nacimiento, ¿¡vira hacia el comunismo!?
Parece ridículo imaginar algo así desde la perspectiva de los países que pintaban 15 estrellas sobre el fondo azul europeo, tan lejanos y ajenos a la ‘amenaza’ soviética (más o menos). Pero para un amplio sector de la sociedad checa, con un fresco recuerdo del comunismo, cualquier intervención del Estado en el libre discurrir de las leyes de la oferta y la demanda parece demasiado. En Francia, no solo se espera la ‘asistencia’ estatal, sino que se exige. Para algunos checos, eso huele a comunismo y pone en peligro su veinteañero sistema capitalista. Todo esto, puede ser traspuesto a nivel europeo.
"No existe el mercado común"
Miroslav Ševčík, responsable del departamento de economía y política social de la universidad de económicas de Praga, lo hace sin tapujos: “No existe el libre mercado entre los ciudadanos de la UE”. Se refiere a las “discriminatorias” ayudas a la agricultura, a la apertura de mercados (Austria mantiene cuotas para trabajadores checos), entre otros. Y va más lejos al considerar que la entrada de República Checa en la UE fue contraria a sus intereses. Confianza en las elecciones europeas, pocas: “da igual quién esté allí [en el Parlamento Europeo] sentado, ese gobierno no está en relación con la realidad, no representan a nadie. Trabajan en unos proyectos lobistas, siguiendo sus intereses y no los de la gente. Es una Eurocracia que no sirve para nada, sino para deformar el mercado”.
Tampoco tiene pelos en la lengua al referirse al Presidente de la República francesa: “Sarkozy es tonto, ¡hasta Hugo Chávez se refirió a él como un gran amigo de Venezuela!”, lo que denota, según él, su clara tendencia comunista…
Miroslav contesta a mis respuestas en checo desde su despacho cerca de la plaza de Venceslao, símbolo del orgullo patrio. Aunque no entiendo ninguna lengua eslava, es fácil ver que la situación le indigna. Su rubia intérprete checo-español/español-checo se sonroja cuando a su jefe se le escapa algún insulto, que me traduce (deduzco) en versión ligera y voz baja, para atenuar amablemente el tono de la conversación. Y no es para menos. Del mercado libre depende, al menos, el 75% del PIB checo, que proviene de las exportaciones de productos made in Czech Republic, que se ha convertido en una de las fábricas de la UE. Impresionante cifra que, al llevarla al checo de a pie, se traduce en trabajo, sueldos y bienestar.
Sindicalismo tranquilo
Klára Bacova y Jan Zlámal trabajan en una de estas fábricas de las que hablaba Sarko, la TPCA, con capital japonés (Toyota) y francés (Peugeot), a las afueras de la ciudad de Kolín, a más o menos una hora en tren de Praga. Además, forman parte del sindicato de esta factoría automovilística. Un sindicato a la checa: nada que ver con esas agrupaciones, numerosas, combativas y huelguistas de países más al oeste. Quizá otro signo de la repulsión checa a todo lo que suene a comunismo. Apenas 300 de los 3.200 trabajadores de la TPCA Kolín están sindicados y Klára y Jan, presidenta del sindicato y vicepresidente de comunicación respectivamente, se muestran dóciles en sus respuestas. Tras cada pregunta se intercambian miradas y piensan lo que van a decir antes de hablar, como si no quisieran meter la pata. No creen que la crisis vaya a afectarles, aunque reconocen cierta incertidumbre por el futuro. De momento, ni despidos ni reducción de la producción, solo algunos problemas con la importación de piezas. ¿Sobre lo que dijo Sarkozy? Una sonrisita irónica, y vuelta a la compostura: “Creo que la actitud del presidente de Francia es rara porque poner los intereses de su país frente a los de Europa tras dejar la presidencia europea… De todas formas, que la fábrica vuelva a Francia es imposible”.
"De todas formas, que la fábrica vuelva a Francia es imposible"
A pesar de reconocer los beneficios de las empresas extranjeras en su país (mejores salarios para los trabajadores por haber más competencia entre empresas, ayuda a la región donde se implanta construyendo carriles bici, parques de juego para niños…), no pueden evitar manifestar cierto orgullo patrio: “Las empresas extranjeras están bien, pero también las compañías checas tienen buenos productos”, dice Klára. ¿Y por qué vienen a República Checa? “No es porque produzcamos más barato, sino porque la mano de obra está muy cualificada”, concluye Jan.
Alergia al comunismo
En fin, incluso si un capitalismo ‘puro’ parece revelarse como una tendencia general de este país, tampoco hay que dramatizar. Ni olvidar que República Checa ostenta, desde enero y hasta junio de 2009, la presidencia europea, y eso implica ciertas responsabilidades con toda la Unión. Martin Tlapa, ministro de Industria y Comercio de República Checa y director de la sección de la Unión Europea, lo sabe, y se muestra sobre todo conciliador. Me habla en inglés, muy rápido. Sobre lo de Sarkozy… Prefiere no entrar en polémica. Casi lo justifica: “Algunos políticos tienen mucha presión doméstica”.
"La ola de proteccionismo en Europa como reacción a la crisis es comprensible pero peligrosa"
De todas formas, a pesar de reconocer una ola de proteccionismo tras la crisis, lo que considera “comprensible pero peligroso”, no pone en duda el papel de la UE: “La reacción de la Comisión ha sido reconfortante”. A pesar de su talante apaciguador, no da tregua a las tendencias que implican el control del Estado: “Alguna gente todavía recuerda la frase del antiguo presidente [Václav Havel, antiguo disidente anticomunista y presidente de Checoslovaquia entre 1989-93 y presidente checo del 1993 a 2003], que dijo que el liberalismo es tan peligroso como el comunismo. Algo difícil de entender en República Checa, donde la ineficiencia de la economía planificada fue una de las razones del colapso del sistema”.
¿Qué hacer entonces para reconciliar a todos los países con la UE? Ševčík dice: “La UE tiene que pasar una reforma más grande y volver a sus principios anteriores si quiere sobrevivir: menos burocracia y más libertad para sus ciudadanos”. Tlapa argumenta: “Cada país decide qué modelo tener y cuál es el más efectivo en su caso. Aún así, la ambición de controlar todo por parte del Estado se ha mostrado históricamente que no es efectiva”. “A veces, las soluciones a largo plazo son dolorosas”, termina el ministro, y eso vale para todos en estos tiempos.
Agradecimientos a Jana Stanulová y a todo el equipo de cafebabel en Praga