Reino Unido: Fenómeno Nimby VS Parques eólicos
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Juncal Fabra RibellesLos beneficios de los parques eólicos son aceptados de forma universal; y los molinos terrestres son la fuente de energía renovable más eficiente al alcance de los británicos. Ya que se espera que Gran Bretaña obtenga el 15% de su energía de fuentes renovables antes de 2020, es hora de preguntarse por qué no hay más áreas que aprovechen la oportunidad de acoger parques eólicos en sus comunidades.
El fenómeno NIMBY, sigla inglesa para “Not In My Back Yard” (no en mi jardín), hace referencia al rechazo de instalaciones como parques eólicos o vertederos de basura en el área local, aun aceptando por completo sus beneficios en otro lugar. Como nación, los británicos apoyan la energía renovable (el 82%, para ser precisos). Esta cifra cae en picado de modo que tan sólo la mitad de los británicos dan apoyo a proyectos de energía renovable en sus propias comunidades. Los parques eólicos son grandes, y algunos sostendrán que poco atractivos. Además, la mayoría de los nuevos proyectos de energía – desde parques eólicos hasta el fracking o fractura hidráulica – son propuestos en las zonas menos pobladas. El conservador Lord Howell se hizo famoso por meter la pata al alegar que había muchas áreas “desoladas” en el noreste y que éstas eran perfectas para las operaciones de fractura hidráulica. Como era de esperar, el escándalo estaba servido.
El conflicto de intereses es simple: las áreas con una menor población y, por tanto, más apropiadas para la explotación de la producción energética, son normalmente zonas rurales y, por consiguiente, de gran belleza y amadas por sus vecinos. Quizás, lo más irónico de todo es que puede que aquellas personas cuya misión es proteger su área de la invasión de la producción de energía renovable estén condenando su área, al igual que el resto, a largo plazo.
El propio Bill Bryson dijo: “Gran Bretaña todavía tiene los campos más bellos del mundo. Odiaría formar parte de la generación que permitió dejarlos perder”. El fenómeno NIMBY equivale al nacionalismo a escala microscópica: la gente está preparada para poner en riesgo el conjunto con la finalidad de proteger aquello que consideran que es suyo.
POSIBLES soluciones
Una posibilidad es hacer lo que hizo el proyecto Greenwire: evitar el fenómeno NIMBY por medio de un cambio en las ubicaciones. Irlanda, tal vez menos esnob que sus vecinos británicos, no dejó escapar la oportunidad de producir energía eólica terrestre y vendérsela a éstos. Más eficiente y, por tanto, más barata que un proyecto de similar envergadura en el mar, esta instalación proporciona a Irlanda una enorme recompensa económica. Ellos producen el dinero y la energía. La energía de Gran Bretaña es renovable y sus preciosos campos están intactos. Las clases altas están contentas.
Sin embargo, el inconveniente de este plan es que 10.000 puestos de empleo que podrían haber sido para la maltrecha economía británica fueron exportados. Además, con tal de asegurar buenos precios al proveedor de energía, el coste de ésta aumenta inevitablemente para los británicos.
Otra opción es dar grandes incentivos a las comunidades. Los operarios de los parques eólicos de Escocia han proporcionado a las comunidades que les acogen unos beneficios de más de 5 millones de libras. Seguro que un parque eólico es más bonito si está situado junto a un resplandeciente salón de actos o junto a una senda para bicicletas. Un proyecto como este ayudó a un cine local a reabrir sus puertas después de treinta años.
¿hay otra forma?
La mayor historia de éxito de Inglaterra es la de Westmill Wind Farm Co-operative, en Swindon. Propiedad al 100% de la comunidad, sus cinco torres producen suficiente energía para una media de 2.500 familias. Una campaña de recaudación de fondos permitió a la comunidad comprar acciones desde el principio; ha sido su parque eólico en todo momento. En su video se muestra que es un proyecto del pueblo para el pueblo. Los molinos no son una mancha en su paisaje, sino algo de lo que la comunidad se siente orgullosa y este orgullo transmite su brillo al parque eólico.
Así funciona el mundo
La idea de la necesidad que tiene el hombre de estropear el paisaje no es, ni mucho menos, nueva. Las torres de alta tensión, las vías ferroviarias y los satélites terrestres siempre han sido odiados y rechazados en cuanto saltan los planes para su desarrollo. La gran diferencia es, desde luego, que todo esto contribuye a las emisiones de CO2 y al calentamiento global; mientras que los parques eólicos ayudan a reducirlos. Cuando los valores de los que “viven en verde” y de los que “aman el verde” entran en conflicto, tenemos un problema: ambos grupos luchan juntos de tanto en tanto contra objetivos que les benefician respectivamente y, de hecho, también a cada uno de nosotros.
Al Reino Unido le queda mucho camino por recorrer para ponerse al nivel de sus vecinos europeos, lo cual es una vergüenza dada la abundancia de viento que es desaprovechado. Sin embargo, con un gobierno que actualmente centra la mayor parte de sus esfuerzos en la fractura hidráulica – los ministros británicos han admitido recientemente que están intentando revocar las leyes de violación de la propiedad que permiten a las empresas fracturar debajo de las casas sin el consentimiento de sus propietarios – los seguidores del fenómeno NIMBY pronto podrán volver a las justas protestas de antaño, donde las políticas medioambientales y las opiniones ecologistas no tenía problemas para ponerse de acuerdo.
Translated from nimbyism vs. wind farms