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Raíces dentro de la ensalada lingüística

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Torre de BabelCulturaPolítica

Antaño, las lenguas eslavas formaban parte del Eslavo Clásico. A partir del siglo XII, comenzaron a vulgarizarse cada una por su lado. Una de ellas vivió su apogeo en el siglo XVII: era el polaco.

Sea como sea, para mi ex compañero de clase, Kostja de Selenogradsk, en la lengua de Tierra del Kursk, el polaco suena completamente a ruso, sólo que el que habla polaco parece que está borracho. Él, un ruso, es cosa aparte. Una vez me contó que estando con un polaco, los dos estaban tan ebrios de Vodka que fueron capaces de hablar entre ellos y entenderse.

Un par de años después, hice una excursión con 50 estudiantes Erasmus desde la ciudad checa de Brünn a Cracovia en Polonia. En la frontera polaca comenzó el zumbido en los oídos. En la radio se escuchaban sonidos bisbiseantes y nasales. A duras penas, entre todos estos sonidos, logré reconocer alguna raíz fonética, y por un segundo pensé que el polaco era como el checo pero con el sonido estropeado.

El Eslavo Clásico como lengua común

Uno se encuentra a menudo sumido en malentendidos entre las lenguas eslavas. Los "falsos amigos" no son pocos. Un "falso amigo" es aquella palabra que se pronuncia del mismo modo en dos lenguas pero tiene un significado distinto en cada una de ellas. A pesar de todo, las similitudes existentes en las respectivas lenguas modernas son desconcertantes. Los lingüistas parten de la base de que hasta el siglo XII todos los eslavos desde Liubliana hasta los Urales hablaban los dialectos provenientes del Eslavo Clásico. La llegada de los húngaros y la conquista de la parte de Franconia donde se hablaba alemán, separó a los eslavos del Sur que vivían junto a los Balcanes de sus "hermanos" del Norte. Polaco, Checo, Eslovaco y Serbio evolucionaron independientemente de las demás lenguas eslavas.

Entre estos idiomas, el polaco tuvo una mayor influencia fuera de sus fronteras políticas. Con la unión de la Corona polaca y el Gran Ducado de Lituania dando lugar al estado de la Mancomunidad Lituano-Polaca en 1569, se convirtió el polaco junto con el latín en la lengua oficial en varias zonas de Europa del Este. Durante el apogeo de la Mancomunidad -en el siglo XVII-, los llamados "años dorados", vivían once millones de personas bajo dominio polaco; una zona que comprendía lo que hoy es Ucrania, Bielorrusia, los países bálticos y Polonia.

El polaco como seña de distinción social

Aunque los polacos se hallaban en minoría frente a los ucranianos, los bielorrusos y los lituanos, se extendieron con rapidez la cultura y la lengua polaca. El hecho de hablar polaco era un símbolo de distinción social y la nobleza fue "polonizándose": poco a poco, una elite de habla polaca fue dominando a otras poblaciones que hablaban lenguas distintas, situadas estas fuera del asentamiento polaco.

En 1871 se estableció una Constitución que conducía a la separación de poderes y aseguraba una mayor participación política de campesinos y burgueses. Los Estados vecinos de Austria, Prusia y Rusia, gobernados por regímenes autoritarios intervinieron militarmente en Polonia por miedo a su nueva libertad y la derrotaron. En 1875, Polonia sería anexionada a ellos.

Por ello, Polonia estuvo bajo el dominio extranjero de rusos y alemanes hasta el final de la primera Guerra Mundial. A los polacos les quedó solo su lengua y su cultura como representantes de sus ideas nacionales. Los intelectuales polacos nunca pudieron expresar las ideas románticas y (trans)nacionales del paneslavismo de finales del siglo XIX y principios del XX. Los paneslavistas querían unir a todos los eslavos en un mismo espacio cultural y político. Sin embargo, los zares rusos comenzarían este movimiento como medio para extender su poder hacia Centroeuropa y Europa del Este. Desde el punto de vista polaco, el paneslavismo pareció consecuentemente una ideología de una potencia ocupante. Los paneslavistas exigían a los rusos que liberaran al pueblo polaco mientras varias zonas de Polonia sufrían en ese momento bajo el yugo de esta "liberación".

El esperanto del Este

El Paneslavismo fracasó. Incluso hoy, se siguen separando cada vez más las lenguas eslavas unas de otras, ya que la gente vive en distintas naciones y se encuentra unida a sus respectivos idiomas oficiales. Los silesios que viven a ambos lados de la frontera prefieren hablar antes polaco o checo que su dialecto regional. Serbios y croatas dan gran importancia al uso de sus palabras regionales e intentan hacer olvidar el antiguo idioma común, el serbocroata. Y dieciséis años después de la Revolución de Terciopelo praguense, los niños checos tienen problemas en para entender a las vendedoras eslovacas.

¿Están presos los eslavos en sus lenguas un siglo después de los nacionalismos? Para algunos, el sueño del Paneslavismo no se ha esfumado todavía. Hace cuatro años el lingüista eslovaco, Mark Hucko "Slovio", creó el Esperanto del Este. Slovio redujo las palabras y la gramática de las lenguas eslavas al mínimo común denominador. El hecho de que todos los eslavos hablen algún día el mismo idioma es un sueño irrealizable. Cuando un ruso y un polaco quieren hablar entre ellos, tienen que echar mano del inglés o del Vodka.

Translated from Vertraute Wortstämme in der Sprachenflut