¿Quién mató al coche de agua?
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Un documental de 2006 trataba de resolver un enigma propio de Agatha Christie: ¿Quién mató al coche eléctrico? Dos años más tarde, y con el asesinato sin resolver, ha aparecido una nueva víctima: el coche de agua.
En 1998, Paul Pantone, un ingeniero norteamericano de 48 años, patentaba un extraño artilugio bajo el nombre de ‘procesador multicarburantes GEET’ (Global Environmental Energy Technology). Se trataba de un motor que supuestamente mejoraba la eficiencia del combustible y reducía la emisión de gases contaminantes en un 90%.
Según la descripción de Pantone, su invento lograba transformar la pérdida de calor en energía mecánica mediante un proceso simple, lo que permitía incluso la utilización de agua como combustible adicional (de ahí lo de motor de agua). En realidad, no se trataba del primer invento en este sentido: el 25 de febrero de 1975, el inventor francés Jean Chambrin patentaba un motor muy similar.
El motor en el punto de mira
Sin embargo, ninguno de los dos triunfó. Jean Chambrin simplemente desapareció de la vida pública. La historia de Pantone, aún más rocambolesca si cabe, ha hecho multiplicarse las teorías conspirativas en la Red.
Paul Pantone desarrolló su motor de manera plenamente independiente. Ante la falta de apoyo financiero, y convencido de su utilidad, hizo públicos los planos en Internet. Desde entonces, proliferan los testimonios que aseguran que, efectivamente, el motor funciona. Sobre todo en Francia, la patria de Chambrin, ha hallado gran predicamento.
Sin embargo, no todos lo tienen tan claro. No hay ningún estudio científico serio que avale la teoría de Pantone. Es más, ha recibido serias críticas: desde las que niegan su posibilidad, puesto que ignora la segunda ley de la termodinámica, hasta las que lo tachan de inútil, puesto que, en realidad, no elimina la contaminación, sino que la transforma en líquido.
El agua… ¿es la solución?
Respecto al uso de agua como aditivo al carburante, parece un truco demasiado fácil para ser cierto: se afirma que consume menos a costa de restar potencia al motor; es igual de eficiente que, por ejemplo, acelerar suavemente o no forzar el motor en reposo; y en ningún caso sustituye al petróleo como combustible principal.
Otros admiten que, en principio, la teoría de Pantone es parcialmente válida, aunque no su desarrollo. BMW, por ejemplo, investiga un modelo híbrido basado en el mismo principio, que ahorraría hasta el 80% de combustible. Pero, malas noticias: el TurboSteamer, como se le ha bautizado, difícilmente estará a la venta antes de 10 años.
Pero la historia de Pantone no acaba aquí. En 2002 fue hallado culpable del delito de fraude. Solo era el primero de una serie de confusos juicios: por ejemplo, la empresa Better World Technologies, especializada en la venta de soluciones energéticas milagrosas y reputadamente pseudocientíficas, comenzó a comercializar el motor Pantone, alegando haber adquirido la patente, extremo que Pantone siempre negó.
¿Loco de remate?
Paul Pantone, tras declararse culpable de varios de los cargos que se le imputaban, ingresó en prisión en 2005. En la actualidad, está encerrado en un hospital mental de Provo, Utah.
Entonces… ¿quién mató al coche de agua? Para los partidarios de la teoría de la conspiración, está claro: Pantone fue víctima de un oscuro plan de empresas multinacionales, intereses políticos y probablemente la CIA. Para los escépticos, el caso está resuelto: nunca hubo crimen. Porque la víctima, el motor de agua, ni siquiera existía.