¿Quién es Faber? Hablamos con el artista suizo
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Laura Sánchez RíosFaber es el nombre artístico de Julian Pollina, un suizo de veinticuatro años cuya música ha conquistado el panorama musical de habla alemana, sobre todo tras la publicación de su primer álbum (Sei ein Faber im Wind). Este artista se caracteriza por sus contundentes críticas sociales, combinadas con historias de amor enrevesadas, y por una voz intensa. ¿O acaso esconde algo más?
El concierto que la banda suiza del cantautor Faber dio en Essen tuvo que celebrarse en otra sala más grande, en vez de en Zeche Carl, el habitual centro cultural para dichos eventos. Pero esto no impidió que las entradas se agotasen; toda una suerte para esta nueva banda que viene pisando fuerte. Hace más de dos años, las cosas eran distintas. Por aquel entonces, Faber recaudaba dinero para las grabaciones en estudio a través de una campaña de microfinanciación, y les prometía a los patrocinadores ir con ellos a tomar un café, además de dedicarles poemas y conciertos privados. El año pasado fue telonero del conocido grupo alemán AnnenMayKantereit, que justificó su elección con las siguientes palabras: "Es un tío de confianza y con buena intuición para escribir letras".
Aun así, también cuenta con detractores, quienes le acusan de ser un chaval que va de listillo por la vida tocando instrumentos de viento y baladas italianas acarameladas. Es cierto que no puede negarse la influencia italiana. Incluso su nombre artístico, Faber, guarda paralelismos con el famoso cantautor Fabrizio De André. ¿No se habrá sobreestimado un poco? Lo que está claro es que Faber suscita opiniones dispares. Muchos lo califican como el polo opuesto al pop comercial que ha logrado liderar la lista de ventas. El ambiente durante el concierto dejó patente por qué: ritmos enérgicos y balcánicos animaban a la banda y al público a ponerse en movimiento, acompañados de letras con las que, en vistas de los actuales movimientos políticos, muchos se sienten identificados. Hemos hablado con él acerca de su vida a caballo entre Suiza e Italia, así como de habitaciones de hotel impersonales.
Cafébabel: En vuestra gira daréis alrededor de cincuenta conciertos, ¿se limitan estos a zonas de habla alemana a causa del idioma de las letras?
Faber: Sí, tocamos en Alemania, Austria, Suiza y quizás en Luxemburgo. Salirse de estos países resulta difícil al ser nuestra música en alemán. Pero supongo que ya es bastante, porque la comunidad germanoparlante es la más grande de Europa.
Cafébabel: ¿Hasta la fecha solo has escrito en alemán, a pesar de que te criaste hablando dos idiomas?
Faber: En realidad canto mucho en italiano, pero no me atrevo a escribir nada en este idioma. Crecí con el idioma, pero no creo que posea la destreza necesaria para escribir canciones en italiano. Quizás viva en el futuro durante un año o así en Italia y escriba algo.
Cafébabel: Tu padre también es músico. ¿Podría decirse que de tal palo, tal astilla? (el padre de Faber es un músico italiano y compone canciones para Pippo Pollina, ndlr)
Faber: Mi padre es bastante famoso en el sur de Alemania, en Suiza y en Italia. Pero su música es de un estilo completamente distinto al mío. Por eso no tengo la sensación de que todo esto fuese algo que me viniese desde la cuna.
Cafébabel: ¿Cómo comenzó tu carrera musical?
Faber: Antes cantaba a menudo en cumpleaños o bodas. Casi siempre lo hacía en italiano, porque se presta para eventos como una boda. Hay muchos restaurantes y bares italianos donde se puede actuar. Debo admitir que es una buena forma de actuar mucho en poco tiempo. También te lo pasas genial, porque conoces a un montón de gente.
Cafébabel: ¿Tuviste claro desde el principio que querías dedicarte a la música?
Faber: Sí, bastante. Fue una decisión clara. En el colegio tenía algunos problemas y sabía que no estaba hecho para el típico mundo laboral, que no quería estudiar en la universidad. Sabía, además, que lo de la música iba a funcionar de alguna manera. Tras acabar el bachillerato, estuve tres meses en Palermo y lo de los cumpleaños y bodas surgió por sí solo. En Zúrich hay músicos a patadas, pero casi nadie que cante canciones de amor italianas para mujeres más mayores.
Cafébabel: ¿Sueles escribir las canciones o colabora también el resto del grupo? ¿Cuánto dura el proceso de creación?
Faber: Las canciones las escribo yo, pero el arreglo lo hacemos entre todos. En eso estamos de acuerdo, así ha sido como lo hemos hasta ahora y nos beneficiamos los unos de los otros. Por regla general soy bastante lento, pero a veces terminamos una pieza en un abrir y cerrar de ojos. Lo gracioso es que al final no se ve reflejado el tiempo que se ha invertido. Hay canciones que se compusieron en cuestión de una hora y otras a las que les dediqué medio año.
Cafébabel: ¿También fueron tuyas las ideas de los vídeos?
Faber: La idea de las imágenes fijas, como una especie de naturaleza muerte, fue mía. También lo fueron los dos primeros vídeos. Lo de las imágenes fijas resultó ser un éxito para la promoción del disco y para nuestros bolsillos. Tan solo representamos doce fotos y grabamos la escena, a veces sin decirle a la gente que estábamos grabando. Al principio nadie comprendió la idea, pero luego tuvo una buena acogida.
Faber: "In Paris brennen Autos"
Cafébabel: ¿Has vivido en otros lugares aparte de Zúrich y Palermo? ¿Quieres quedarte a vivir en Zúrich?
Faber: Viví durante no mucho tiempo en París y me pareció una pasada. Mi novia de aquel entonces se mudó allí, así que fui a verla directamente tras una gira, en vez de regresar a Zúrich. Antes siempre pensaba que quería irme, pero ahora que siempre estoy de viaje, me siento muy a gusto cuando estoy en Zúrich. Es bonito hasta decir basta y caro de narices. Uno no encuentra piso ni siendo rico.
Cafébabel: ¿Crees que hay estereotipos de la mentalidad suiza con los que te sientes identificado?
Faber: No, ni idea. Zúrich es una ciudad internacional y multicultural, y allí es donde me he criado. No sé si es la Suiza de verdad. Puede que sea como la cuenca del Ruhr en Alemania. Allí vivió mi tío abuelo, por cierto. Afiló cuchillos durante cuarenta años en Solingen. Cuando regresó a Italia, no hablaba ni una sola palabra de alemán.
Cafébabel: ¿Sueles viajar por Europa incluso cuando no estás de gira? ¿Qué lugares te gustan?
Faber: Además de París, me encanta Bruselas. Es un poco cruda, pero tiene cosas buenas. Bonita y degradada al mismo tiempo. Las ciudades italianas me gustan y Belgrado me chifla. Es fea, pero las fiestas son lo más. La gente va de fiesta como si no hubiese mañana. Los serbios son gente divertida.
Cafébabel: ¿Qué preguntas personales evitas?
Faber: Difícil saberlo. Creo que la pregunta que yo mismo haría, sería la que no respondería. Hay un tipo suizo que siempre pregunta: "¿Quién eres?". Da igual lo que respondas, siempre te acaba ganando. Claro que es muy cruel, una pregunta horrible. Es imposible dar la respuesta acertada. Así que yo simplemente diría: "Hola, soy Faber".
Faber: "Bratislava"
Cafébabel: ¿Tienes algo parecido a un lema de vida?
Faber: Me parece que los lemas de vida no tienen ni pies ni cabeza. Pero estoy convencido de que cuando quieres algo de verdad, puedes elegirlo como objetivo y alcanzarlo. No todo, porque para algunas cosas hace falta suerte, pero cuando quieres algo a toda costa, acaba funcionando. Quizás debería tatuarme algo como: "A quien no sueña con volar no le crecen alas".
Cafébabel: ¿Eres tan infeliz como tus letras reflejan?
Faber: Soy bastante infeliz en cuestiones privadas, cuando las cosas no salen como a mí me gustaría. Cuando no he puesto todo de mi parte en una relación y todo se va a pique por este motivo. Creo que uno siempre puede dar más de sí cuando se es fuerte. Solo así pueden salir adelante las relaciones. Aunque está claro que me parecen peores las cosas que no podemos controlar, como una enfermedad. Incluso te diría que es aún peor si, en vez de uno mismo, alguien de tu entorno se pone enfermo, y no puedes hacer nada. Lo que me hace feliz los hoteles impersonales y el nuevo álbum de Lana del Rey.
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Translated from Faber: In Paris brennen Autos - in Zürich mein Kamin