Quebec, el nuevo Eldorado de los jóvenes franceses
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Carmen Oñate FontDespués de Londres, Quebec se ha convertido en el nuevo Eldorado de los franceses que buscan un trabajo o aventura (o ambos). Para poder averiguar más al respecto, hemos seguido el destino de seis expatriados, sus esperanzas, sus fantasmas y sus ilusiones, reflejadas en directo desde su cabaña en Canadá
Se forja un fenómeno que está de moda: "¡En este momento, todo el mundo parece irse a vivir a Quebec!", comenta Anouk, que desembarcó en Montreal en este verano con su mejor amigo Nicolas, así como Anne-Sophie y Guillaume, otra pareja de franceses; la joven es diplomada en comunicación, tiene 26 años, y ha engrosado las listas de los 150.000 franceses censados actualmente en Canadá, de los cuales no menos de 100.000 vienen a Québec.
Este viaje es "una verdadera elección de vida" tanto para ella como para sus compañeros. Asimismo, la decisión de establecerse "al menos por un tiempo" en la provincia francófona y el permiso temporal de trabajo que llevan consigo no es cuestión de azar. "¡Bien al contrario!", subraya Nicolas, de 26 años, para quien esta "expatriación" representa una "verdadera oportunidad, tanto a nivel personal como profesional". Impresionado por la calidad de vida del lugar, admite que la salud y la economía tanto del país como de la región, que se encuentra entre las más dinámicas de Canadá, le han influenciado mucho en su decisión, sobretodo en esta época de crisis. "El último país a entrar en recesión, será el primero en superarla", se contenta en recordárnoslo retomando con ello las palabras de Stephen Harper, primer ministro canadiense. Sin hablar del informe de la Organización de cooperación y desarrollo económicas (OCDE) con fecha de finales de 2008, que clasifica a Canadá entre los países donde el mercado de empleo de los jóvenes es uno de los más fructíferos. Algo que no pasa desapercibido a un jefe de proyecto web francés en paro desde 2008, en el período más grave de crisis. La situación ha sido la misma para Anne-Sophie, de 26 años, quien ante la falta de trabajo, no soportaba más las prácticas mal remuneradas en París, y eso después de dos años de haber terminado sus estudios en comunicación…
Evitar la crisis
Todos son muy concientes de la ventaja de ser franceses en una provincia que pide mano de obra calificada y que se encuentra asimismo vinculada a su particularidad lingüística y cultural. Con más de 700.000 empleos a ocupar de aquí al 2012 debido a la vejez en que se encuentra inmersa la población, Quebec ve con buenos ojos a los candidatos emigrantes, los francófonos están en cabeza. Después del acuerdo firmado en octubre de 2008 entre Francia y Quebec, los intercambios de trabajadores y estudiantes se han simplificado considerablemente: hoy en día, las competencias y los diplomas están en proceso de reconocimiento oficial por las dos partes del Atlántico. Una mano para nuestros aventureros un poco exasperados por el marasmo y la “depresión” aguda que reina en sus domicilios.
Para Claire y Pierre, la cuestión del empleo es apenas un detalle. Antes de preparar sus maletas, el julio pasado, la una y el otro tenían un trabajo que les gustaba en una ciudad, Poitiers, que encontraban agradable. Para esta pareja que ronda los treinta, el Quebec, es antes que nada un marco de vida excepcional, la proximidad con América del Norte, así como la seguridad de poder comunicarse, y más que nada, los grandes espacios. Lo mismo ha significado para Anouk, quien estaba a cargo de la comunicación de una agencia de viajes en Internet hasta la primavera pasada. Ella ha decidido renunciar a su contrato fijo en París para "vivir una aventura , enriquirse y probar una experiencia casi anglosajona".
Un año pasa rápido
Vivir el retrato de una provincia a la vez dinámica y acogedora es algo idílico. La realidad cotidiana parece un poco más complicada. En primer lugar, porque los diplomas no llega ni cuándo ni cómo se espera. En cuanto a los candidatos a residencia permanente, la autorización de estancias supone un recorrido largo y fastidioso. Al compañero de Claire y a ella misma les costó más de tres años para obtener carta blanca, y admiten que hace falta estar "francamente motivados y aceptar jugar el juego". Incluso estando ahí no se tienen garantías de trabajo de inmediato. Si Pierre, deportista y un manitas, ha encontrado trabajo relativamente rápido como reparador de bicicletas en un negocio, Claire lleva buscando tres meses.
De más fácil acceso (hacen falta un promedio de tres meses para obtener un permiso), las demandas de residencia temporal se incrementaron en el curso de los dos últimos años. En 2007, 7.582 permisos temporales fueron expedidos en Canadá; en 2008 fueron 9.098 y el número aumentó aún más en 2009. El PVT, que da el derecho de trabajar durante un año en territorio canadiense, es también el programa más buscado. Sin embargo, esto puede no resultar suficiente: "Un año, es corto y pasa rápido", deja caer Anne-Sophie, "pero no es fácil convencer a un empleador para que nos dé una oportunidad en un lapso de tiempo tan corto". Sobre todo porque un buen número de profesiones siguen estando limitadas a los locales (ingenieros, abogados, médicos, enfermeros, arquitectos…). Se trata de un primer balance, pero es "realmente estimulante", como destaca Nicolas. Porque a pesar de un paro laboral, él y Anne-Sophie han terminado por encontrar "el trabajo deseado", y eso ocupando responsabilidades "inaccesibles en Francia".
Translated from Le Québec, nouvel Eldorado des jeunes Français