“¡Que vienen los españoles!”: miedo antes de Navidad
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¿El más pequeño de la familia se pasa tres horas delante del plato de la comida? ¿No consigues que se acueste antes de medianoche sin dar la tabarra? ¿Es, simplemente, un cansino en potencia y no sabes cómo apremiarle hasta en seis idiomas para ver si así entra en razón? En los países de habla neerlandesa, los españoles serían tu principal aliado.
Drama en cafebabel.com. Aquella mañana del quinto día de diciembre, mientras los niños neerlandeses y belgas esperaban la llegada de Sinterklass —el Papá Noel que, por cierto, viene desde España— y justo cuando me disponía a leer el análisis de la triunfante reelección de Merkel como presidenta de su partido, recibo el impacto: “Te toca a escribir la Torre de Babel de esta semana”.
La desdicha, la canciller y la festividad neerlandesa se conjugaron en aquella mente —mi mente— en una expresión que había leído en algún lugar: “¡Cuidado, que vienen los españoles!”. El porqué de esta asociación todavía lo desconozco. Supongo que el aviso —autoritario como Merkel— se enredó con los Países Bajos y su tradición procedente del sur.
Aunque parece estar ya desfasada, la anterior advertencia solía usarse con el fin de apremiar a los niños neerlandeses y belgas a que se portaran bien. Eso o la fórmula mucho más pomposa “¡Que viene el duque de Alba!”, en clara referencia al antiguo dominio español sobre aquellas tierras.
Mientras que en la hispanofonía esta expresión se traduciría en un simple “¡Que viene el Coco (o Cuco)!”, los francófonos prefieren amenazar con la llegada del croque-mitaine: no confundir con el Père Fouettard, quien, al igual que el Pedro el Negro neerlandés, aparece por Navidad para atizar a esos pequeños rebeldes.
En cuanto a quienes hablan italiano, suelen conminar o bien con un “L'Uomo Nero sta venendo!”, o bien mencionando al onomatopéyico Bau Bau, quien también da nombre al personaje de Oogie Boogie en Pesadilla antes de Navidad (Tim Burton, 1993).
La mitología eslava, por su parte, representa este ser de forma femenina: concretamente en polaco, se la conoce como Baba Jaga. Si el hecho de raptar y, presumiblemente, comer a los más jóvenes de la casa no es suficientemente aterrador, deberíais saber que habita en una cabaña sustentada por unas patas de gallina (¡Atención, ornitófobos!).
Por cierto, el exitazo de estas Navidades me obliga a retirar el calificativo de autoritario sobre Merkel. Solo los hablantes de alemán podrían convertir a su temido Butzemann —Bogeyman en inglés— en lo siguiente:
Imágenes: portada, (cc) Anant N S/Flickr; texto, (cc) Wikisource. Vídeo: elasterock/YouTube.