¡Que pase rápido esto de la juventud!
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Huelgas en las Universidades, manifestaciones en los Institutos… y mientras las cifras del paro suben por las nubes, la moral de los jóvenes franceses está por los suelos. En realidad, su visión del futuro es la más pesimista de toda Europa, según un estudio realizado por la Fundación para la Innovación Política (Fondapol) y lo que es peor, sin perspectiva de mejoría a la vista.
Así parece confirmarlo Martin Hirsch, Alto Comisario para la Juventud, en el “Nouvel Observateur” del pasado 6 de abril: “Desde hace algunos meses, el paro entre los jóvenes ha venido aumentando dos veces más rápido que respecto del conjunto de la población y si esto sigue así, en enero tendremos en Francia medio millón de parados menores de veinticinco años”. La encuesta llevada a cabo en diecisiete países por la Fundación para la Innovación Política a nivel internacional, entre veinte mil ciudadanos de edades comprendidas entre los dieciséis y los veintinueve años, revela una situación de malestar generalizada entre los jóvenes y es que muchos ven un futuro sin salida, marcado por un mercado laboral devastado en una sociedad en la que imperan valores como la independencia financiera y la autonomía para desarrollarse como adulto. Ese pesimismo puede percibirse en distintos frentes y así, por ejemplo, Francia, España o Alemania, pertenecen al grupo de los más desmoralizados, en los que menos del 36% de los encuestados en estos tres países piensa que su futuro es prometedor, frente al 60 % de los daneses.
El aislamiento de los jóvenes franceses
Esta crisis profunda de los franceses se traduce en un pérdida de confianza en las instituciones, fundamentalmente respecto del sistema escolar, y es que la educación se sitúa en el quinto puesto en importancia en la escala de valores de los elementos clave que configuran la identidad de una persona, por detrás de la familia, los amigos, la profesión y la situación familiar. En el estudio realizado se destaca, además, una tendencia al aislamiento por parte de los jóvenes franceses. En este sentido, el porcentaje de franceses que consideran a la familia como la base de la sociedad, es inferior al de sus homólogos europeos. En efecto, algunas tensiones parecen surgir entre padres e hijos en temas como las ayudas sociales. Se observa asimismo un fenómeno de “familiarización” respecto de la escuela republicana que hará depender el futuro de los jóvenes dhttp://paris.cafebabel.com/admin/post.php?id=755e la situación económica de sus padres. “Cuarenta años después de Mayo del 68, los jóvenes franceses parecen no haber conseguido más que la autonomía sexual y algunas emisiones de radio dedicadas a la juventud”, comenta Anna Stellinger, directora de investigación de Fondapol, en “Le Figaro”. El modelo educativo y el paso a la vida activa les resultan temas desfasados y precisamente lo que desmotiva a los jóvenes encuestados. “El actual sistema formativo es demasiado elitista”, confirma Olivier Galland, director de investigación del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica, en Francia) y miembro de la Comisión Hirsch, en una entrevista para el diario “L’Express”. “En lugar de animar, el sistema es destructivo y genera perdedores. Haría falta un sistema mucho más flexible, que pudiera adaptarse a los talentos individuales y a las aspiraciones de cada uno, un sistema que permitiera adaptar el éxito individual a cada nivel”.
La “adulescencia” italiana
Al otro lado de los Alpes, tampoco la juventud italiana ve la vida de color de rosa, aunque se muestra menos resignada, ya que en Italia se viene observando desde los años 80 un fenómeno de “adulescencia”. Un gran número de padres vive con sus hijos pasada la treintena precisamente por las dificultades que sus hijos tienen a la hora de encontrar un trabajo estable o por la ausencia de ayudas de alojamiento por parte del Estado. Este retraso en la autonomía de los jóvenes tiene el efecto de una bomba de relojería en el conjunto de la sociedad italiana, ya que conlleva una elevación de la edad de matrimonio y la consiguiente disminución del número de nacimientos. Recordemos además que Italia posee uno de los índices de natalidad más bajos de Europa. Pese a ello, la familia sigue siendo una pieza clave para la juventud italiana y a la que se sigue recurriendo en períodos difíciles.
Compromiso político y asociativo en Alemania
Otros, en cambio, se muestran más partidarios del compromiso político o asociativo, para hacer que esta situación mejore un poco. Es el caso de Alemania, donde un 32% de los jóvenes encuestados otorga una importancia decisiva a la construcción comunitaria –no olvidemos que el movimiento ecologista es muy fuerte al otro lado del Rhin-, dos veces superior que la media comunitaria, cifrada en un 19%. Esta implicación en la vida pública puede explicarse por una mayor autonomía regional a nivel de los “landers” germanos y el sentimiento de poder de decidir sobre su propio futuro. Ahora bien, las tensiones surgen cuando los jóvenes alemanes tratan de conjugar las ambiciones profesionales y las obligaciones familiares, teniendo en cuenta que aún son pocos los que se muestran dispuestos a ocuparse del cuidado de los niños pequeños.
Sentimiento de inseguridad profesional al otro lado del Canal de la Mancha
El pesimismo ha alcanzado niveles sorprendentes, incluso para los jóvenes de su graciosa majestad Isabel II que, hasta hacía pocos meses, vivían en un país con menos del 5% del paro y que ahora empiezan a cambiar su punto de vista respecto del trabajo. En este sentido, la fragilidad del mercado laboral británico, un mercado tan codiciado por otros países europeos, ha disparado el sentimiento de inseguridad en el trabajo, donde los jóvenes trabajadores están constantemente obligados a adaptarse. Muchos tienden a centrarse menos en su carrera profesional y a adoptar un comportamiento más hedonista en los aspectos de ocio y de consumo. La nota optimista viene, como sucede a menudo, del norte de Europa. La sociedad sueca, por ejemplo, ha pasado ya por una grave crisis económica y social a finales de los años 90, y ha sabido sobreponerse a sus efectos tras varios años de vacas flacas. Parece que la juventud del país se focaliza menos que las “turbulencias” de la globalización y cree más en su destino individual que en el de su país. Así, un 49% de los jóvenes declara que su futuro es prometedor. Además, para la juventud sueca, el equilibrio entre trabajo y familia es primordial.
Fotografia : Philippe Leroyer/Flickr
Johara BOUKABOUS
Traducción: Alberto De Francisco