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¿Qué hay debajo de la ropa de los europeos?

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La gigante Zara sigue creciendo a vertiginoso ritmo, monopolizando el armario europeo. Pero, ¿está limpia la ropa de Inditex? Veamos Zara al desnudo.

La cultura mercantil constituyó un elemento unificador del espacio occidental ya desde los siglos XIV y XV. Los comerciantes sustituyeron las cifras romanas por las árabes más ágiles y el latín por las lenguas vulgares. Las empresas construyeron y construyen Europa.

Esa potenciación y exportación de lo europeo la ejercen hoy día ante todo las empresas del sector textil. La ropa siempre llega antes que la democracia. El acervo comunitario, el fondo, llega a unos países en los que ya existe una determinada forma europea.

La sueca Hennes & Mauritz (H&M) y la española Industrias de Diseño Textil (Inditex) monopolizan esta iconografía continental. Con su traducción de las ideas de las pasarelas milanesas y parisinas al vestuario callejero, estas empresas exportan un concepto de europeo que hace atractiva la idea de Europa. Lo vemos en países como Turquía, con 10 tiendas de Zara renovando el arcaico vestuario islámico, y demás futuribles de la UE.

Las textiles hacen más sexy la gris ley de Bruselas sí, pero reducen el prototipo de europeo a un ser artificial y superficial. ¿Acaso Europa es tan sólo una homogeneización en las preferencias del consumo de masas?

El uniforme europeo

H&M es el segundo gran emporio textil mundial después de la estadounidense GAP. Inditex, con su buque insignia Zara, es la tercera en discordia. Pero el fenómeno Inditex es diferente. Con siete cadenas de moda y casi 2000 tiendas en todo el mundo, crece a un ritmo de más del 20% anual y abre unas 300 nuevas tiendas al año. En el año 2000, con tan sólo un millar de tiendas, Inditex vendió 90 millones de prendas. Su propietario, Amancio Ortega, ya es el quinto hombre más rico de Europa según Forbes y su empresa está creando la imagen de la eurogeneración. Su abrumador crecimiento ha echado a la cuneta a sus competidores C&A y Mark & Spencer. ¿Cuál es el secreto de este hombre self made?

En los antípodas de Benetton, Inditex no recurre a la publicidad, sirviéndose del boca a boca y de la calculada estética exterior de sus tiendas. En ellas, la mercancía se renueva varias veces por semana, rompiendo con la idea tradicional de dos colecciones anuales. Inditex ha modificado al consumidor europeo. He aquí su secreto y su gran aportación a la cultura contemporánea: hay que aprovechar la oportunidad ahora, mañana la prenda estará vendida.

Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti y el resto de marcas de Inditex responden más rápidamente a la demanda ya que cuentan con un proceso de fabricación propio. Es un caso único dentro de los gigantes textiles, acostumbrados a subarrendar la fabricación a otras sociedades, de economía sumergida o en países asiáticos con reglamentaciones laborales no precisamente vanguardistas. Inditex, eso sí, subcontrata el ensamblado final de sus componentes a talleres independientes cercanos a su sede de A Coruña para con ello conseguir el just in time. Siempre en zonas rurales, fomentando los talleres clandestinos por toda la geografía gallega.

Una guerra en la que ganan las víctimas

En la guerra de precios de las textiles ganan curiosamente las fashion victims pero pierden los trabajadores, que se ven atrapados por horarios elásticos medidos con relojes de Dalí y presiones atroces para tener las prendas a tiempo. Los sindicatos gallegos tienen las manos atadas porque en Portugal se produce a mitad de precio y se amenaza con trasladar los talleres.

Y no sólo en la Península Ibérica se saltan los derechos laborales. Un informe de la Campaña Ropa Limpia publicado por Intermon Oxfam constata que Inditex utiliza en Marruecos talleres irregulares para abaratar sus costes de producción contratando o subcontratando en condiciones precarias por unos sueldos por debajo del salario mínimo legal. Las jornadas laborales son superiores a las 50 horas, se utiliza mano de obra infantil y se obvia la seguridad social.

Una campaña mundial vigila la actuación de los gigantes textiles, bajo diferentes nombres pero con la misma bandera: Clean Clothes, Ropa Limpia, Ethique sur letiquette. La campaña trabaja activamente en 12 países europeos, y en cada uno de ellos está formada por una coalición de sindicatos y ONG. Su labor es concienciar a los compradores de ropa, presionar a las compañías para que se aseguren de que sus productos se fabrican en condiciones laborales dignas, apoyar a los trabajadores en reivindicaciones puntuales. Pero, ¿por qué preocuparse?

Precariedad laboral en igualdad de sexos, reducción del tallaje e imposición de la delgadez, explotación exportada a los países tercermundistas, consumismo atroz, abuso de la mano de obra barata inmigrada. Inditex sólo está creando la imagen de Europa.